Festival de Música Antigua de Gijón. Jueves 13 de
julio, 2017
La “Accademia del Piacere”, bajo la dirección de Fahmi Alqhai, llegó a
Gijón para ofrecer un exquisito concierto dentro del marco del Festival de
Música Antigua, que ya cumple su vigésimo aniversario. Para la ocasión regaron
los oídos de un aforo completo y fiel a este tipo de eventos con obras de Marin
Marais, Antoine Forqueray y Jean-Phillippe Rameau. Los tres compositores están
enmarcados dentro del barroco francés, un período histórico en el que la
ambigüedad entre el bien y el mal o entre lo pomposo y lo sobrio definen
el ambiente cultural de la época. Además, es un momento histórico en el que se
está asentando la tonalidad, una jerarquía musical muy vigente hoy
en día y difícil de desbancar, aunque haya habido varios intentos a lo largo
del siglo XX.
Desde la primera pieza, “Marche tartare” de Marin Marais, los tres
integrantes nos sumergieron en una vorágine de sensaciones capaces de
trasladarnos a la época del Rey Sol. Las piezas se sucedían una tras otra con
las pausas necesarias para comprobar y corregir la afinación de las dos violas
da gamba en las manos de Fahmi y Rami Alqhai, instrumento muy sensible a
los cambios de temperatura y humedad. Junto con los dos violagambistas también
disfrutamos de la interpretación de Javier Núñez, un virtuoso del
clavicémbalo que cuenta con una larga trayectoria discográfica, tanto al clave
como al órgano.
Cuatro piezas de Marais conformaron la primera parte del recital,
destacando múltiples fraseos y adornos de grandísima dificultad: prueba de ello
es la interpretación de “Allemande La superbe”, donde la viola de Fahmi
dibuja una dulce melodía que se apoya en los vertiginosos arpegios del clave y
la alternancia del rasgueo de los acordes y la ejecución con arco de la viola
de Rami. Terminó en un pianissimo exquisito.
Después de la gran interpretación de “La reveuse” y “L’arabesque”, es
momento de lucimiento solista para Fahmi Alqhai, con dos piezas de Marais, “Les voix humaines” y “La guitare” en las que
se aprecian las cualidades del instrumento: la capacidad de parecerse a la voz
humana por un lado y la capacidad de acompañamiento como en la guitarra. Extraordinaria
ejecución.
Impecable técnica es requerida para darle la importancia que tiene a cada
voz presente en una amplia gama de registros simultáneos, para interpretar
“Marche persane La savigny” y “Les folies d’Espagne” y los tres músicos, de
nuevo juntos en el escenario, lo bordaron. Es el momento de las obras de
Antoine Forqueray destacando la versión para clavicémbalo de “Le couperin”,
donde Javier Núñez pone en evidencia sus grandes dotes para el instrumento. Es
en la obra que más apreciamos sus cualidades, ya que en el resto se quedaba
absorbido por la gran sonoridad que emiten las violas da gamba. Después de la
gran riqueza sonora de “La Rameau” y “Jupiter” es el momento de la breve “Les
sauvages”, una de las piezas más conocidas de Rameau y, probablemente, de todo
el barroco francés.
Un concierto magnífico con pocas concesiones al historicismo, de la mano de
tres músicos que, dentro del programa “Las voces del cielo y del infierno”,
dejaron claro que la buena música es atemporal e imperecedera.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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