Stacie Collins presenta
su disco “Roll The Dice”. Sala Acapulco del Casino de Asturias. Jueves, 24 de
septiembre.
La cantante americana Stacie Collins pasó por Gijón para ofrecer en
primicia su quinto disco “Roll The Dice”, a la venta en un par de semanas. Poco
más de un centenar de asistentes se reunieron para disfrutar del trabajo de una
banda capitaneada por una mujer que se deja la piel en el escenario cada noche.
Sobre los temas del nuevo disco poco hay que decir, son canciones nuevas
pero sin novedades. La línea es la de siempre: más rápido o más lento se trata
de rock and roll y blues fusionado con country, con estructuras clásicas y
letras que hablan de cuestiones cotidianas. Pero los seguidores de Stacie Collins
no están ávidos de novedades ni buscan sorpresas, saben lo que se van a
encontrar en cada sala y saben que van a disfrutar de lo lindo. Y así fue.
La carrera de Stacie se ha ido forjando día a día durante miles de horas
por escenarios de medio mundo. Tiene buena voz, buena afinación y transmite
seguridad. Conoce perfectamente sus capacidades vocales y las utiliza sin
artificios ni falsedades. Con la armónica cumple sobradamente, esgrimiendo
solos en pentatónicas y alargando los bendings para resolver en el momento
adecuado. Muy efectiva. Pero lo más destacable de esta cantante es su derroche
de energía. Toca, canta, baila, hace coros, recorre el escenario de fondo a
fondo con media barra de micro (a lo Freddy Mercury), no pone reparos en
mezclarse entre el público o contonearse encima de la barra del bar en algún
momento y, siempre con una gran sonrisa. Es simpática y cercana y le gusta ver
las caras de su público, por ello pidió más intensidad en la luz de la sala. Y
con tanta luz no perdimos detalle de sus movimientos, su sonrisa permanente y
su complicidad con el resto de la banda formada por Al collins (bajista y
marido de la cantante), Jon Sudbury (guitarra) y Ryan McCormick (batería).
Poco a poco fueron calentando motores alternando temas nuevos con éxitos de
sus anteriores trabajos hasta llegar a “Baby sister”, el tema que desató las
ganas de bailar de los presentes. A partir de ese momento la complicidad con el
público, la lujuria y los decibelios fueron in crescendo.
No faltaron temas muy conocidos, entre otros“Shakin’All over” de Johnny
Kidd & The Pirates, una versión acelerada de “Baby please don’t go” y otra
muy particular de “Walking by myself” (Gary Moore), cantada por el guitarrista
y tocando un solo que, si bien no supera el original (difícil, por otra parte)
no le anda a la zaga. Stacie sabe rodearse de buenos músicos.
Después de hora y media de concierto el público quería más (“otres diez”,
exclamaban algunos). Estratégicamente la cantante había reservado para el bis
el más exitoso tema de su carrera, “Hey Mister”, todo un himno. Para finalizar
y dejar la adrenalina a tope y las pilas bien cargadas versionaron “Long way to
the top” de AC/DC, coreada a grito pelado por el público. Solo faltaron fuegos
artificiales.
Acudir a un concierto de estas características siempre es un placer porque Stacie Collins y su banda reflejan perfectamente el concepto de grupo como tal. Se llevan bien, se lo pasan bien, les gusta lo que hacen y lo comparten con los demás. En definitiva, toda una lección de buen trabajo y buen saber hacer.
Crítica de Mar Norlander para el periódico La Nueva España