domingo, 29 de mayo de 2022

Alegría para los fans de Sergio Dalma

 


Sergio Dalma, Gira “Alegría”. Teatro de la Laboral, sábado, 28 de mayo de 2022. 


Por fin llegó el concierto esperado para aquel maldito marzo del 2020. El caso es que los fans de Sergio Dalma no devolvieron las entradas y ahí estaban todos llenando el Teatro de la Laboral dispuestos a ver un espectáculo de dos horas y casi treinta canciones con las que celebraba más de treinta años encima de los escenarios.


La primera parte estuvo aceptablemente bien. Rodeado de sus seis músicos sonaron temas de  su último disco “Alegría”, con canciones como “Suerte”, “Gigantes” o “La Vida” que, si bien grabadas son soporíferas  en directo tienen gancho, sobre todo la primera. La rumba “La Noche de San Juan”, primer single, puso al público en pie entre aplausos y bailoteos antes de dar un giro y comenzar con una tanda de clásicos versionados de forma sorprendente. “Solo para tí” únicamente con voz y contrabajo: una maravilla de versión. “El Jardín Prohibido”, otra magnífica versión con voz y piano. Las mejores fueron “Yo Caminaré” y “Te Amo”, con un plus de sofisticación.


Después de este momento de  belleza musical llegó una tanda de temas que se los podía haber ahorrado, por ejemplo, la vacía “Fuego en el alma” o la mediocre “El diablo dentro”.  Un poco más salvable sonó "Cuidaré" y Dalma se bajó del escenario para cantar entre el público, momento en el que el staff técnico temió por su integridad por las fans enloquecidas, pero no llegó la sangre al río.


Para terminar rajó la voz, aún más si cabe, para exprimir una buena tanda de clásicos italianos que ya vendió en “Vía Dalma” y que es un estilo que le va muy bien. Fue un buen concierto y una vez más Sergio Dalma estuvo cercano y encantador. El saludo final con todos, absolutamente todos, encima del escenario le honra.  


sábado, 21 de mayo de 2022

Seldom Sene: una taracea musical

 


“Seldom Sene”, Sociedad Filarmónica de Gijón, viernes, 20 de mayo de 2022. 


La Sociedad Filarmónica de Gijón clausuró su temporada en el Teatro Jovellanos con un concierto de lo más original a cargo de “Seldom Sene”, un quinteto de flautas que hizo un recorrido por cinco siglos de música bajo el nombre de “Taracea”, interpretando desde obras tan antiguas de autores como Josquin Desprez o Antonio de Cabezón hasta piezas de vanguardia creadas por compositores vivos. 

El virtuosismo y la técnica de las cinco flautistas causaron sensación entre el público asistente y la presencia en el escenario de nada menos que cuarenta y cuatro modelos de flautas, algunas de ellas tan poco vistas y tan llamativas, dejaron a más de uno con la boca abierta, como es el caso de los modelos gigantes de flautas cuadradas inspiradas en tubos de órganos: parecían de atrezzo y encajaban con el significado de “Seldom Sene”, que se traduce como “raramente visto”.


Stephanie Brandt, Ruth Dyson, Eva Lio, Hester Groenleer y María Martínez son las protagonistas de este singular “consort” vinculado al conservatorio de Ámsterdam y de procedencias distintas. Tras interpretar dos “Inviolata” de Cabezón y Desprez respectivamente, llamaron la atención con la pieza de Hermann Robert Frenzel por su sonoridad tan cercana al órgano y la dificultad de emisión de notas tan largas sin que se notara la respiración. Seguidamente una composición contemporánea del virtuoso flautista y antiguo profesor Paul Leenhouts y su obra “Quo quondam victa furore”, en la que se vivió una confrontación de una contra cuatro con diferentes técnicas imposibles y una afinación impecable. 


Sensacional fue el inicio de la segunda parte con la interpretación de adaptaciones a flauta de piezas compuestas para laúd del famoso John Dowland y seguidamente saltaron al barroco francés con Joseph Bodin de Boismortier. Impecable. 

No sé si por preferencia o por debilidad hacia lo contemporáneo pero, sin duda, la obra más llamativa de la segunda parte fue “Mathongo Amnandi” una Suite africana de cuatro movimientos escrita por Sören Sieg que está inspirada en los sueños, con una métrica irregular y una armonía sigilosa que terminó con un bellísimo movimiento titulado “El Despertar” (Awakening). 


Finalizaron el concierto con dos de las “Variaciones Goldberg BWV 988” de J.S. Bach,  la canónica número 21 y la hermosa y compleja número 28 en una interpretación con gran seguridad y sonoridad.

Probablemente un concierto con cinco intérpretes flautistas no es lo suficientemente atractivo como para llenar un teatro como el Jovellanos, y más en tiempos en los que la música “académica” no causa furor, sin embargo, los numerosos asistentes que pudimos disfrutar del programa de “Seldom Sene” tuvimos la sensación de contemplar un delicado trabajo artesanal con sonoridades exquisitas, lo que viene a ser una “taracea”.


viernes, 13 de mayo de 2022

Cuarteto Quiroga y la OSPA: con aires americanos.




 “Absolute Quiroga”: Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y Cuarteto Quiroga. Teatro Jovellanos, jueves 12 de mayo de 2022.

Director: Carlos Miguel Prieto


La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) volvió al Teatro Jovellanos con un programa ambicioso bajo la dirección del mexicano Carlos Miguel Prieto, y con su estilo carismático dio vida a dos obras contemporáneas cuyos compositores contribuyeron a engrandecer las partituras sinfónicas estadounidenses.


 Previo al concierto leíamos las interesantes notas al programa (en papel, por fín) y observábamos la cantidad de obras de Beethoven a las que hace referencia la composición de  John Adams “Absolute Jest”, convirtiéndose la escucha en un ejercicio activo que  despierta las neuronas del oyente para descubrir qué fragmentos y qué obras están presentes en esta pieza a modo de scherzo juguetón, que dura la osadía de veinticinco minutos sin paradas. Por lo tanto, no fue solo una escucha pasiva en modo diletante. La creación de Adams para cuarteto de cuerda y orquesta es sublime y la partitura es tan compleja que necesita de unos ejecutantes capaces de definir con claridad las líneas contrapuntísticas con un  meticuloso cuidado en cuanto a la regulación de las dinámicas. ¡Quién mejor que el Cuarteto Quiroga para estos menesteres! Pocos cuartetos hay a su altura y lo demostraron una vez más en las partes solistas y en diálogo con la OSPA, que se crecía ante el reto de estar a la altura de los Quiroga. Tal fue la ovación que quisieron agradecer los aplausos interpretando “Lento assai”, del último cuarteto que escribió Beethoven antes de morir.


Tras la pausa y ya sin el cuarteto, la OSPA desplegó su potencial para interpretar una obra que identifica plenamente al pueblo norteamericano: la “Sinfonía nº 3” de Aaron Copland, cuyo estreno sirvió para festejar la victoria de los Aliados tras la II Guerra Mundial. La dirección de Prieto transmitía entusiasmo y los músicos se contagiaban de esa vitalidad al interpretar una obra estructurada en tres movimientos más la parte final que incorpora la “Fanfarria para el hombre común”. ¡Qué bonita composición! Esos sonidos abiertos y las largas líneas melódicas volaban y se entrecruzaban con los contrastes joviales del scherzo hasta llegar a la explosión final y compleja de la fanfarria. Los timbres estuvieron cuidados y las notas bien medidas y el resultado fue una magnífica interpretación por parte de la OSPA bajo la dirección de Miguel Ángel Prieto. En definitiva, un éxito de programa muy americano que no es fácil de ejecutar y que el escaso público agradeció con calurosos aplausos.


Crítica publicada en La Nueva España


martes, 3 de mayo de 2022

La conciencia sobre el cambio climático clausura el L.E.V.

 


Lubomyr Melnyk, SPIME.IM y Julia Kent: L.E.V. Festival, Teatro Jovellanos, domingo 1 de mayo de 2022. 


El estreno en España de la performance “The End of the World” en el Teatro Jovellanos clausuró el ciclo de conciertos del Festival Internacional de Creación Audiovisual de Gijón, poniendo un plus de calidad a la edición de este año. La performance es ideada por el pianista ucraniano Lubomyr Melnyk junto con el colectivo “SPIME.IM” de Turín, que se encargó de la parte electrónica y visual, y la violonchelista canadiense Julia Kent, a la que tuvimos ocasión de ver en ediciones pasadas del L.E.V. La propuesta es un mensaje sobre la necesidad de dejar de utilizar la electricidad para acabar con el calentamiento global, siendo una de las causas principales el uso de la energía nuclear, tal como nos advertía Melnyk en su presentación inicial. 


La obra va transitando por diferentes partes bien equilibradas, comenzando con sonidos minimalistas en arpegios de piano y melodías con notas largas del chelo, mientras las imágenes nos sitúan en medio de bosques frondosos y paisajes naturales. Se van incorporando sonidos electrónicos que poco a poco empiezan a intoxicar esos verdes naturales, hasta llegar a una segunda parte en la que la destrucción comienza a asomar, muy bien representada por la simbiosis entre sonido e imagen. Los sonidos de explosiones alternando con silencios, sobre imágenes de mapas y gráficos temporales a modo de flashback que van y vienen, recordando a la audiencia que las advertencias sobre lo que está pasando no son nuevas, intensifican las sensaciones de una butaca bien repleta. 


Después del primer caos, el chelo  monta una base creando loops en pizzicato para desgranar melodías con el arco, alternando con sonidos y ruidos electrónicos que nos acercan más a la destrucción con nuevos mensajes de advertencia. Macrociudades iluminadas como símbolo del progreso en contraste con los bosques, glaciares y mares se empiezan a desfigurar al mismo tiempo que se escuchan sonidos de bombas y texturas muy densas hasta que captamos la guerra, el fuego y la destrucción, representado por pixeles negros y grises que lo devoran todo. Los artistas juegan con la saturación del sonido y los silencios para causar terror. Y empieza la cuenta atrás una y otra vez, representada por líneas azules que se van convirtiendo en intensos rojos hasta que saturan toda la pantalla, como símbolo de la contaminación.  


Pero Lubomyr Melnyk, a pesar de su origen ucraniano y de la constatación del horror que vive su pueblo, es optimista y deja para la última parte un mensaje de esperanza. Para ello contó con la voz soprano de Laura Cotarelo que interpretó dulcemente unos versos luminosos sobre una intensa luz naranja de fondo, a modo de sol. Melnyk termina el espectáculo con múltiples arpegios dulces de piano y logra el doble objetivo de la performance: concienciar al público sobre el cambio climático y, sobre todo, disfrutar de un buen espectáculo, ya que, recordando sus palabras iniciales, la música también es para divertirse. Una performance para repetir.

Crítica para La Nueva España

domingo, 1 de mayo de 2022

Forms: una experiencia hipnótica en el L.E.V.

 


Festival Internacional de Creación Audiovisual de Gijón (L.E.V.), Teatro de la Laboral, sábado, 30 de abril de  2022. 


El Festival Internacional de Creación Audiovisual de Gijón se consolida un año más como referente a nivel mundial con un desfile de propuestas vanguardistas que avanzan por dónde van los tiros en cuanto a sonidos e imágenes. Las tres performance que tuvieron lugar en el Teatro de la Laboral en la tarde del sábado no obtuvieron el mismo resultado en cuanto a aceptación, aún así cada una por individual sirvió para que el público se planteara un montón de preguntas  y esa es una de las finalidades de cualquier festival que apueste por la creación. 


La canadiense Cadie Desbiens-Desmeules y el japonés Tetsuji Ohno presentaron “Influenced”, una  performance en torno al uso de las redes sociales y el auge de la inteligencia artificial, a través de una selección de múltiples imágenes (sobre una base de sonidos abstractos) que nos invaden día a día y sobre las que es necesario hacer una reflexión. El resultado no fue tan atractivo como se esperaba. 


Más éxito tuvo el saxofonista y compositor canadiense Jason Sharp con la presentación de su tercer disco “The Turning Centre of a Still World”, creado junto al cineasta experimental Guillaume Vallée, En esta propuesta apreciamos la dificultad de extraer las notas de un saxo barítono mientras Sharp experimentaba con sonidos generados por su propio cuerpo mediante mecanismos electrónicos adheridos a su corazón para generar bits sonoros. Físicamente alteraba los latidos mediante movimientos forzados que interactuaban con los sonidos acústicos y los electrónicos producidos a base de pedales, loops, sintetizadores y samplers. La performance pecó un tanto de larga pero, sin duda, una experiencia muy interesante, de hecho, parte del público llegó a sudar por empatía con Sharp.   


La propuesta del estudio de investigación audiovisual “Playmodes” y su “Forms-String Quartet”,  fue la que se llevó la mayor ovación y la que más impacto causó.  Santiago Vilanova, alma máter del espectáculo, ideó una obra visual y sonora cuyo atractivo va a la par que la dificultad. Se trata de un sistema compositivo basado en la síntesis de espectrogramas con un gran avance: permite crear partituras gráficas para instrumentos acústicos que son interpretadas en directo por músicos profesionales, en este caso un cuarteto de cuerda, en combinación con sonidos electrónicos. Todas estas ideas tuvieron que convertirse previamente en algoritmos matemáticos para poder visualizarse en una gran pantalla. Además, Vilanova tuvo en cuenta las tesituras y las características de cada instrumento para que el resultado fuera espectralmente óptimo. Otro de los aciertos de esta obra es que, a diferencia de un concierto de estreno al uso, los espectadores saben lo que va a sonar con antelación a través de una gran pantalla, puesto que cada instrumento está representado por un color y las líneas de sonido correspondientes asoman por la derecha de la pantalla con múltiples combinaciones y formas y se hacen efectivas al alcanzar una línea vertical situada en la zona izquierda. Por lo tanto, nos anticipamos al sonido en sus cuatro parámetros. Pero para que esto ocurra con resultado óptimo hace falta que los cuatro intérpretes sean precisos y dominen su instrumento a la perfección, es decir, músicos de gran nivel. Y en esta ocasión la selección de Santiago Vilanova fue el “Ensemble 4.70”, un cuarteto de cuerda  formado por Marta Martínez (violonchelo), David Roldán (viola), Gits Sapietis (violín) y Marina Gurdzhiya (violín) que ejecutaron la creación de Vilanova con precisión milimétrica. Cuatro grandes músicos afincados en Asturias con una gran técnica y una cabeza bien abierta para interpretar una partitura un tanto alejada de su modus operandi habitual. 


Tan solo veinte minutos duró esta magnífica performance y durante ese tiempo todas las miradas estaban fijadas en la pantalla para seguir la experiencia sonora como si se tratara de una sesión de hipnosis.  Sin duda, la propuesta de Santiago Vilanova fue un gran acierto y también, sin duda, seguir apostando por el L.E.V. es uno de los mayores aciertos de Gijón. 



Crítica publicada en La Nueva España