sábado, 9 de abril de 2022

La energía que levanta Fito

 



Fito & Fitipaldis, “Cada vez Cadáver Tour”. Palacio de deportes Adolfo Suárez, Gijón, viernes 8 de abril de 2022. 


Con quince días de retraso, por causa de la covid, llegó a Gijón una de las citas más esperadas de la temporada y probablemente de todo el año: el concierto de Fito & Fitipaldis y la presentación en directo de “Cada vez cadáver”, su nuevo disco que llega siete años después de “Huyendo conmigo de mí”. Está claro que eso de la composición Fito se lo toma con calma pero la espera mereció la pena, porque escribió diez canciones bien pensadas y llenas de matices a cual mejor. Vale que muy novedosas no son, de hecho, cuando arrancan algunas de ellas nos parece que ya las hemos escuchado antes, pero ahondando vemos que hay muchos detalles para apreciar y disfrutar. 


Un acierto de la gira es traer como banda acompañante a “Morgan”, el grupo madrileño que nos visitó hace apenas un mes por la presentación de su disco “The River and The Stone” y nos dejó con ganas de repetir. Su actuación fue breve pero fabulosa, una vez más. Y después de los imprescindibles cambios en el escenario salió Fito y su séquito habitual para darlo todo empezando por “A quemarropa”, una de las nuevas que ya se saben los más de cinco mil asistentes que acudieron a la cita. Y una tras otra sonaron las diez nuevas y los éxitos consagrados sin un solo desliz que matizar hasta finalizar con “Acabo de llegar” con la que despide sus conciertos. 

Veinticuatro temas en total donde Carlos Raya, que también es el productor del disco, hizo de las suyas con las seis cuerdas: tremendo guitarrista que, incluso tras sufrir una caída del escenario cuando tocaba “Antes de que cuente diez”, mientras interpretaba uno de sus magníficos solos, continuó como si no hubiera pasado nada y, además, se creció. La contundencia de la batería de Coki Giménez, que hipnotiza por su energía cuando sale por las pantallas gigantes, ayudaba a engrandecer los rocanroles y a empastar los bombos con las figuras del bajo de Alejandro Climent. También las melodías al saxo de Javier Alzola, las cuales no destacan por virguerías pero sí por sonido. 

 

Una de las canciones mejores del nuevo repertorio es “Quiero gritar” que, si bien en el disco pasa desapercibida, en directo es la bomba y más en esta ocasión que fue interpretada también por los componentes de “Morgan”, sobresaliendo la voz de Nina con esa garra que tiene a lo Janis Joplin.  


Fito se mostró desbordado de energía y feliz de poder dar el concierto, hasta el punto de quebrarse su voz de la emoción cuando despedía agradeciendo al público por haber estado pendiente de él. Deberían de inventar una forma de recoger y almacenar toda esa energía y ese calor que fluye entre público y artistas y transformarla para el consumo, ahora que está tan carísima la luz. Solo con la intensa gira de Fito & Fitipaldis se generarían muchos miles de megavatios y sería el invento del siglo. 


Crítica publicada en La Nueva España

jueves, 7 de abril de 2022

Rescatando a Boccherini

 

“Stabat Mater”: Ensemble Trifolium y María Espada (soprano). Organiza: Sociedad Filarmónica de Gijón. Teatro Jovellanos, 6 de abril de 2022. 


Dos obras del compositor Luigi Boccherini protagonizaron el concierto ofrecido por la Sociedad Filarmónica de Gijón para celebrar la llegada de la Semana Santa y con el mecenazgo de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. El lunes previo al concierto, el catedrático de musicología Ramón Sobrino se encargó de impartir una conferencia que tituló “Iuxta Crucem lacrimosa”, en la que profundizó sobre la obra de Boccherini y en especial sobre el “Stabat Mater”, compuesto en 1781. Nadie mejor que Sobrino para iluminarnos sobre una etapa histórica española que aún queda mucho por explorar. 


Sobre las tablas del Jovellanos el “Ensemble Trifolium”, formado por Carlos Galifa y Sergio Suárez (violines), Juan Mesana (viola) y Javier Aguirre (violonchelo), inició el concierto interpretando el “Cuarteto en Do menor, Op. 2, nº 1”, escrito por Boccherini en su periodo italiano antes de establecerse en España definitivamente. En el segundo de los tres movimientos observamos un importante protagonismo del violonchelo que fue solventado con ciertas dificultades de afinación por el chelista Javier Aguirre. Más lucido quedó el último movimiento Allegro con sus contrastes, que sirvió para compensar los desajustes anteriores. 


En la segunda parte se interpretó la primera versión del “Stabat Mater” de Boccherini y para ello se incorporó al cuarteto la contrabajista Susana Ochoa, para interpretar la partitura escrita para un segundo “violoncelli obbligati” que fue sustituido por el contrabajo. En esta obra el protagonismo absoluto se lo llevó la soprano extremeña María Espada, que puso voz al himno medieval de origen franciscano y dejó al auditorio impresionado con su calidad vocal. Especialista en este tipo de repertorio su fama le precedía, sin embargo, su voz en directo es aún más redonda y más cálida, superando la calidad de las versiones discográficas. Además, dotada de una técnica sublime y una buena dicción acometió los versos con gran expresividad, metiéndose en el papel para darle emotividad al sufrimiento de María durante la crucifixión de su hijo.  


A pesar de los problemas de afinación que hubo, en parte debido al empeño “historicista” de prescindir de los avances más modernos (como la pica del chelo) y preferir cuerdas de tripa, que en ocasiones no empastan con las metálicas del contrabajo, fue un magnífico concierto en su totalidad,  por la exquisita voz en directo de María Espada y por la singularidad del repertorio tan pocas veces escuchado. El mérito es de los artistas por su calidad y su interés en rescatar obras de nuestro patrimonio que merecen más luz, como estas de Boccherini. 

Crítica publicada en La Nueva España   

domingo, 3 de abril de 2022

La nueva ERA de León Benavente


 “León Benavente”, Teatro de la Laboral, 2 de abril de 2022. 


A León Benavente le pilló la pandemia en pleno arranque de gira cuando presentaba “Vamos a volvernos locos”, un álbum que apuntaba cierta ruptura con los discos anteriores en pro de sonidos más electrónicos. Y en esta pausa en la que los conciertos brillaron por su ausencia nació “ERA”, título enigmático para un álbum que tiene cierta continuidad con el anterior y que aparca casi en su totalidad las distorsiones de las  guitarras. Había curiosidad por ver cómo presentaban el disco en el Teatro de la Laboral con el público sentado (difícil tarea para los fans de la banda) y cómo resolvían en directo la cantidad de pistas grabadas y su actualización del sonido. Además, presentan algunos cambios de instrumentos: el asturiano Luis Rodríguez aparca la guitarra y vuelve al bajo, que deja Eduardo Baos para pasarse a los sintetizadores.   


Abrieron con “Líbrame del mal” y a medio tema el público comenzó a levantarse de sus butacas por oleadas para bailar y ya no hubo manera de sentarse. Sonó “Dí no a la nostalgia” y en la parte final Abraham Boba coge la guitarra y le da un subidón al tema, cuya letra es interesante aunque musicalmente es bastante muermo. Lo mismo ocurre con varios temas del disco, como “Persona” o “La Gran Muralla” (esta última inspirada en la performance de Marina Abramovich): nos gustan sus letras y la literatura que hay detrás, pero la base musical es bastante mediocre, aunque gana mucho en directo. El público se vino arriba con el potente directo de “Canciones para no dormir” y aplaudimos la incursión de “Niño Futuro” en el álbum como homenaje a Rafael Berrio, poeta vasco que falleció de cáncer de pulmón en el 2020. 


Del nuevo álbum nos quedó por escuchar “Letras”, el resto estuvo presente y con mucha aceptación; la que más “Viejos rockeros viejos”, que se convertirá en fondo de armario de su repertorio, sin duda. Y para cerrar el concierto y dejar a los fans extasiados recurrieron a la artillería pesada que encumbró al cuarteto al lugar que ocupan: la cañera “Ahora soy feliz” y cómo no “Ser Brigada”, que desató la locura entre el público, además de los bises “Tipo D” y “Ayer salí”. Musicalmente, esta “Era” versión 4.0 de “León Benavente” tiene menos gancho que sus anteriores discos y si me dan a elegir, prefiero el sonido más crudo y con más distorsiones. Aún así siguen siendo originales, anárquicos y creativos y en directo son la caña. 

 Crítica publicada en La Nueva España 

viernes, 1 de abril de 2022

Concerto Baroque de la OSPA

 


Concierto de abono de la OSPA: “Concerto Baroque”. Juan de la Rubia (órgano y dirección), Nuria Rial (soprano. Teatro Jovellanos, jueves 31 de marzo de 2022. 


Antes de comentar el magnífico concierto ofrecido por la OSPA en el Teatro Jovellanos hay un par de detalles que me gustaría resaltar. El primero de ellos es que estaría bien que a estas alturas pandémicas el programa de mano se volviese a dar impreso ya que, si tenemos en cuenta la media de edad, gran parte de los asistentes no se manejan con los códigos QR y es importante para seguir el desarrollo del concierto. Además, entra en conflicto con el segundo: la voz en off que da la bienvenida prohíbe el uso de móviles durante el espectáculo, con la excusa de que “puede causar interferencias con nuestro equipo técnico”. En resumen, la OSPA nos invita a descargar el programa a través de un código QR que no podemos visualizar porque está prohibido usar móviles, ya que pueden causar interferencias con un supuesto equipo que no hay porque el concierto es 100% acústico. En fin, cosas que habría que revisar.  


“Concerto Baroque” es el último concierto de abono de la OSPA dedicado a la música barroca y a los dos compositores por excelencia: Bach y Haendel, con permiso de Purcell y Vivaldi. La sección de cuerda de la sinfónica se adaptó perfectamente a las complejas exigencias que requiere interpretar un programa de este tipo, comenzando por el “Concierto de Brandemburgo nº 3 en Sol Mayor” y dirigido por el organista Juan de la Rubia, que nos deleitó con una buena interpretación al clave captada en el segundo movimiento. Es un instrumento que carece de presión sonora y, por lo tanto, es absorbido cuando se interpreta en conjunto con las cuerdas. 

Con gran vitalidad cambiaba del clave al órgano y llevaba  la dirección de la orquesta hasta con los pies, implicándose para lograr extraer con precisión las notas de la mente creadora de Haendel en su “Concierto en Fa mayor nº 13”. Fantástica la dirección y la interpretación al órgano de Juan de la Rubia, que jugaba con los registros del instrumento para que pudiéramos escuchar el sonido del cuco y del ruiseñor, entre otros muchos detalles. 


La soprano Nuria Rial gustó con las dos cantatas de Bach mostrando una técnica depurada y limpia muy evidente en los finales de frase, en los que alargaba las vocales y acortaba las consonantes finales al mínimo posible (una de las dificultades que tiene el idioma alemán), logrando así una voz natural y elegante con graves plenos que lucían alternando con la flauta de Myra Pearse. Más brillante, aún si cabe, estuvo en las arias de “Rodelinda, reina de Lombardía” con las que se cerró el recital. Nuria Rial es una de las voces más templadas y bellas que tenemos en España y hoy por hoy no tiene competencia en el repertorio barroco. Y la OSPA, aunque su especialidad no sea este periodo histórico demostró que con una buena dirección puede abordar cualquier repertorio y lucirlo con creces. 


Crítica publicada en La Nueva España