domingo, 18 de diciembre de 2022

Nina Simone en versión Góspel

 


“Harlem Gospel Choir”, Festival “Grandes del Gospel”. Teatro Jovellanos, sábado, 17 de diciembre de 2022. 


La cita del gospel en Gijón volvió a contar con los neoyorquinos “Harlem Gospel Choir” y una vez más triunfaron con su peculiaridad de hacer tributos a grandes artistas vinculados a las iglesias negras y combinar éxitos comerciales con clásicos del gospel. En 2017 visitaron por última vez el Jovellanos rindiendo homenaje a Beyoncé y en esta ocasión eligieron a Nina Simone y sus grandes hits.

Nueve voces de incuestionable calidad, arropadas por un batería y un teclista, se ganaron grandes ovaciones del teatro abarrotado a base de simpatía e interacción constante con el público. Del repertorio escogido destacó la versión de “Feeling Good”, cantada por la imponente voz de Julian y “Don’t Let Me Be Misunderstood”, en la tesitura contralto de Kiara, cuyos graves casi igualaban a los de Nina Simone. “Ne me quitte pas”, grabada por Simone para su icónico álbum “I Put A Spell On You” de 1965, fue interpretada en esta ocasión por Carolinne en una original versión gospel que puso al público en pie. 

Esta formación tiene mucha experiencia en los escenarios y saben escoger y ordenar el repertorio para mantener una fiesta constante y la única pega que se les puede poner es en cuanto a instrumentación. El teclista se encarga de tocar el piano con la mano derecha, dejando la izquierda para hacer los bajos, muy bien, dicho sea de paso. La cuestión es que para solventar el hipotético vacío utiliza sonidos de cuerdas a modo de colchón para rellenar y lo que consigue es un efecto sonoro muy monótono y pasado de moda. Creo que una agrupación de este nivel se puede permitir más músicos. Por lo demás, son geniales.



Crítica publicada en La Nueva España


sábado, 17 de diciembre de 2022

The Black Heritage Choir: recordando a Aretha Franklin

 “The Black Heritage Choir”, Festival Grandes del Gospel. Teatro Jovellanos, 16 de diciembre de 2022. 


Tanto en el soul como en el góspel, la voz de Aretha Franklin es inimitable y no tiene parangón. En mi opinión, nadie consigue igualar tal calidad vocal en timbre, en tesitura y, por supuesto, en técnica. Su doble álbum “Amazing Grace” grabado en 1972, precisamente en una etapa en la que su voz gozaba del máximo esplendor, se convirtió en el disco de más éxito y el más vendido de todos los tiempos dentro del género góspel. Cincuenta años después, es de justicia que se rinda homenaje a esta joya de la música, sin embargo, no es fácil acometer tal envergadura, ¿quién se atreve a cantar por Aretha sin que surjan las comparaciones? “The Black Heritage Choir”, formado por una selección de las mejores voces integrantes del “Mississippi Máss Choir”, es la excepción.

El público fue fiel a la cita “Grandes del Gospel” una vez más y abarrotó el Jovellanos para escuchar casi íntegro el álbum “Amazing Grace”, al que se añadió el tema de Otis Redding “Respect”, convertido por Aretha en un símbolo feminista con su nueva adaptación, y “Oh, Happy Day”, como no podía ser de otra forma para finalizar el concierto. 

La formación instrumental cumplió su función. La parte coral fue brillante en afinación, dinámicas y sobre todo en empaste, manifestando la dilatada experiencia. En cuanto a los solistas, varias voces compartieron protagonismo, destacando a Katie Graham y, sobre todo, Sheila Ramsey, que estuvo divina y brillante. 

Ha sido muy inteligente no dejar todo el peso vocal en una sola protagonista y así evitar comparaciones con la mejor voz de todos los tiempos. “The Black Heritage Choir” han hecho un homenaje merecido y bien ejecutado. 



Crítica publicada en La Nueva España


domingo, 11 de diciembre de 2022

La audacia de Noelia Rodriles.

 


Sociedad Filarmónica de Gijón. Teatro Jovellanos, miércoles, 7 de diciembre de 2022. 


De las manos de la pianista asturiana Noelia Rodiles tuvimos ocasión de escuchar un

combinado en el que se mezclaron piezas muy famosas de Schubert con obras prácticamente

olvidadas o desconocidas de autores como Martín Sánchez Allú, Jesús Rueda o Benjamín

Orbón. Un magnífico recital que confirmó la buena técnica de la pianista y contribuyó a situar

a la Sociedad Filarmónica de Gijón entre las mejores programaciones de música de cámara

que tenemos en el país. 

Comenzó con la “Sonata para piano op. 1” de Sánchez Allú, una obra rescatada por Rodiles a

través de un proyecto de la Fundación Juan March, compuesta en pleno romanticismo (1853),

sin embargo, de corte totalmente clásico.  Estuvo bien para entrar en calor, pero fue la

“Sonata nº 5” de Jesús Rueda la que dejó a los espectadores con la respiración contenida.

Compuesta por encargo de Rodiles e inspirada en los “Papillons” de Schumann, aunaba en

sus tres movimientos sonoridades de Ravel, Debussy o Poulenc y representaba la ligereza y

el caos provocado por el “efecto mariposa”. Una gran composición y una interpretación

sublime que merece la pena escuchar de nuevo. 

Tras la pausa, tiempo de relax y dulzor para escuchar “Seis momentos musicales” de

Franz Schubert: composición prodigiosamente inspirada y bien interpretada por la pianista.  

Los aplausos dieron lugar a dos propinas: una famosa pieza de “Orfeo et Eurídice” de Gluck

y la “Rapsodia asturiana” de Benjamín Orbón, esta última totalmente desconocida y de gran

belleza y calidad.

Lo mejor de Noelia Rodiles es saber combinar bien su repertorio para agradar al público con

clásicos y descubrir obras olvidadas. Una pianista muy audaz. 

Crítica publicada en La Nueva España







domingo, 4 de diciembre de 2022

Mapi Quintana: “Música pa tornar pájaros”




 Mapi Quintana: “Música pa tornar pájaros”. Teatro de la Laboral, sábado 3 de diciembre de 2022. 


Me va a faltar espacio para resaltar las buenas ideas y la cantidad de matices que imprimió Mapi Quintana a su espectáculo “Música pa tornar pájaros”, estrenado por primera vez en Asturias este sábado frente a un numeroso público. La cantante y compositora asturiana volcó su capacidad creativa en un repertorio que fue compuesto especialmente por encargo del Principado para el concierto inaugural del “Festival Intercéltico de Lorient”, en el que Asturias fue la invitada de honor. Mapi Quintana se rodeó de grandes músicos para recrear canciones en las que fusiona jazz, impresionismo y canción asturiana, en una amalgama de sonoridades que encajan perfectamente y sitúan a la compositora en la élite asturiana. 

El piano de César Latorre, magnífico como siempre, daba paso a una armonización a tres voces compleja y bien afinada por la protagonista junto con Sonia Cartón y María Sanmiguel en “Vivir en la Montaña”. El repertorio avanzaba con destacados temas como “Saile”, en honor a su compañero fallecido Elías García, con una magnífica intervención de trompeta con sordina de Thomas Welvaadt y la percusión de Juanjo Díaz. 

Un ejemplo de creatividad fue “Ornitólogo de guardia”, basada en la transcripción del canto de algunos pájaros como habían hecho grandes compositores, como el finlandés Rautavaara y especialmente Oliver Messiaen.  Una muestra de que el nivel cultural y musical de Mapi Quintana está muy arriba. 

En definitiva, con este concierto se confirma que en Asturias tenemos grandes músicos que hay que cuidar para que no tengan que emigrar y  encargos como este son muy necesarios. 


Crítica publicada en La Nueva España





domingo, 27 de noviembre de 2022

Buenas sensaciones con Andrea Motis




 Andrea Motis, Festival “Jazz Xixón”. Teatro Jovellanos, sábado, 26 de noviembre de 2022.


Con solo veintisiete años Andrea Motis es la sensación del jazz y una de las promesas más internacionales que tenemos en el país. Diez álbumes propios, muchas colaboraciones con proyectos de otros artistas y hasta un documental centrado en su figura, avalan su trayectoria iniciada en plena adolescencia. Con su último álbum da un paso más y experimenta con una amalgama de sonoridades y ritmos eclécticos que unifica bajo el título “Loopholes”.


Lo pudimos comprobar en el Jovellanos, ganándose al numeroso público desde el primer tema con su afinada voz, sus trabajadas melodías con la trompeta y las curiosas composiciones en las que mostró mucha creatividad y técnicas diferentes: voces procesadas, fraseos contrapuntísticos entre trompeta y violín utilizando dobles cuerdas, etc.  Arropada por un pedazo de banda de nivel las improvisaciones fluían, destacando temas como “Overture”, “Deixa’t anar” o la propia “Loopholes”. 


En mi opinión sobra la enésima versión de “Summertime” (igual de manida que “Oh Happy Day” en los festivales de góspel) y la cumbia “El Pescador”. Esta última resultó un pastiche con la que consiguió la complicidad de los presentes, pero sin ninguna gracia para mi gusto ¿Qué pinta una cumbia en medio de temazos como “Calima”, “I had to write a song for you” o la fantástica versión del reggae de Bob Marley “Is This Love”? Parecía un corte publicitario en medio de una gran película.

Por lo demás, un concierto que deja buenas sensaciones y mucho feedback entre escenario y butaca. Para repetir.  


Crítica publicada en La Nueva España 


jueves, 20 de octubre de 2022

Quiroga, un cuarteto muy solvente

Cuarteto Quiroga, Sociedad Filarmónica de Gijón. Teatro Jovellanos, 19 de octubre de 2022. El segundo concierto de la temporada de la Sociedad Filarmónica contó con la presencia del Cuarteto Quiroga, una de las formaciones más afamadas de nuestro panorama musical, merecidamente. Tal es la compenetración de los cuatro componentes que para disfrutar de uno de sus conciertos conviene situarse en las primeras filas de la butaca y captar cómo respiran acompasados según va fluyendo la partitura, y en esta ocasión aún más si cabe, puesto que el programa presentaba los dos cuartetos Op. 51 de Johannes Brahms, dos auténticas obras de arte del repertorio cuartetístico. Estas dos obras ya fueron grabadas por el conjunto y publicadas en noviembre del 2015 bajo el título “Frei Aber Einsam” (Libre pero solitario), por lo tanto, es un repertorio que dominan hasta el punto de extraer detalles casi imperceptibles. Aitor Hevia (primer violín), Cibrán Sierra (segundo violín) Josep Puchades (viola) y Helena Poggio (violonchelo) le dieron la vuelta a la tortilla y comenzaron su interpretación en orden inverso cronológicamente hablando, iniciando la primera parte del programa con la segunda obra, el “Cuarteto de cuerda en la menor, op. 51 n. º 2” y dejando para la segunda parte el Cuarteto de cuerda en do menor, op. 51 n. º 1“. Hay quien apunta que el segundo cuarteto fue estrenado antes que el primero, sea como fuere es un acierto para el auditorio ya que, si bien el segundo cuarteto es una obra fascinante su mayor extensión y la densidad de sus texturas la hace menos comercial que el “Cuarteto nº 1”. De la interpretación del segundo cuarteto, compuesto por Brahms durante un retiro estival y dedicado a su amigo Joseph Joachim, destacamos la interpretación del Andante moderato y del Quasi Minuetto: los Quiroga trabajan las dinámicas de una manera tan refinada que hacen contener el aire. Tras la pausa tuvo lugar la interpretación del “Op. 51 nº 1” y de nuevo brilló la técnica y el dominio del lenguaje para sacar adelante una partitura estructurada en cuatro movimientos con un final Allegro y brillante. La sonora ovación provocó una dulce propina y siguiendo con Brahms interpretaron “In Stiller Nacht” (La Noche Callada), una versión de una canción tradicional alemana con la que el Cuarteto Quiroga se despidió por todo lo alto del Teatro Jovellanos. No será por mucho tiempo, puesto que su calidad interpretativa es tal que se hará todo lo posible por traerlos de vuelta. Crítica publicada en La Nueva España

viernes, 7 de octubre de 2022

LP desata pasiones

 


LP. Teatro de la Laboral, jueves, 6 de octubre de 2022. 

El concierto de Laura Pergolizzi, más conocida como LP, contó con un protocolo de seguridad un tanto excesivo desde la entrada al Teatro de la Laboral (revisión puntillosa de bolsos y mochilas, sustracción de botellas, etc.), y un montón de personal rodeando el escenario para impedir cualquier tipo de contacto. Parecía extraño que una cantante de estilo más bien pop contara con tantas restricciones, teniendo en cuenta que su público es adulto y heterogéneo y que es un teatro en el que todo el mundo está sentado.  Pero una vez empezado el show y viendo las reacciones enfervorizadas por acercarse a esta muchacha de cuerpo menudo, tiene cierta justificación. 



Desde la primera canción, la onírica “When We Touch”, mostró su potencial vocal a base de fuerza y unos sobreagudos impecablemente afinados. Su voz hablada de tipo nasal nada tenía que ver con su manera de cantar con ese timbre tan singular y un registro que impacta. Hizo un repaso por su repertorio más cotizado, sonando temas como “How Love Can You Go”, sorprendiendo al público o “When We’re High”, con mucha seguridad. La contundente banda acompañante (batería, bajo, guitarra y teclados), engrandecía los temas más flojos, caso de “Other People” o la reciente  “Goodbye” a ritmo funky,  jugando con una descomunal reverberación y consiguiendo efectos que mejoraban el original. 

Tras escuchar “Churches”, ella sola con la guitarra, llegó la parte un poco más cañera: “My Body”, “Shaken” o “One Last Time”, con la que puso a todo el aforo de pie cantando a grito pelado. Para los bises dejó “Recovery” con voz y piano y “Lost On You”, el tema con el que consiguió la fama mundial merecidamente, tras haber estado componiendo grandes éxitos para otros artistas como Rhianna, Backstreet Boys o Christina Aguilera, entre muchos otros.


LP es una cantante peculiar con unas características tímbricas y una personalidad que bien podría tomar el relevo de las inolvidables Janis Joplin, Alanis Morissette, Pati Smith o Joan Jett. Además tiene muy buenas canciones y llega a un público diferente. Sin embargo, en mi opinión, para abarrotar grandes escenarios le falta una parte cañera más larga y contundente, con un guitarrista (o dos) que rompa cuerdas de verdad y exprima unos solos que corten la respiración. Lástima que no sea el propósito de LP, de hecho, ella ha decidido llevar una hoja de ruta más personal y así le va muy bien. Lo que está claro es que allá por donde pasa no deja a nadie impasible y desata pasiones. Por algo lleva tantas medidas de seguridad.

Crítica publicada en La Nueva España


jueves, 6 de octubre de 2022

Un Réquiem personal que impresiona

 



“Orquesta Sinfónica y Coro Mercadante”. Director: Mariano Rivas. Anna Kabrera (soprano), Alexandra Rivas (mezzosoprano), Quintín Bueno (tenor), Ihor Voievodin (bajo-barítono). Sociedad Filarmónica de Gijón, miércoles, 5 de octubre de 2022. 

 


Comienza la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón con un concierto tan atractivo que rozó el lleno en el Teatro Jovellanos y congregó a numerosas personalidades del mundo de la cultura y la política de Asturias, entre ellos Adrián Barbón. La “Orquesta Sinfónica y Coro Mercadante” bajo la dirección de su creador Mariano Rivas, fue la responsable de ofrecer la “Misa de Réquiem en Re menor, K. 626”, más conocido como el “Réquiem de Mozart”, una obra que supone el testamento musical de su autor. A pesar de que Mozart no terminó la partitura en vida -siendo finalizada por su discípulo Süssmayr a petición de la viuda de Mozart-, la obra marcó un antes y un después en las composiciones de este tipo de repertorio. 


El día previo al concierto la Sociedad Filarmónica organizó una conferencia  a cargo de la profesora de musicología María Sanhuesa, donde hizo un repaso por los orígenes y evolución del Réquiem según la visión de distintos compositores y desgranó todas las claves para entender una partitura tan valiosa. Como dato llamativo Sanhuesa aportó que este “Réquiem” ya fue interpretado en Oviedo en la iglesia de Santa María la Real de la Corte en 1824. Nada menos.


La interpretación de la orquesta estuvo bastante bien, teniendo en cuenta que es una formación joven y de reciente creación y que quizás esa obra requería un poco más de densidad sonora.  El coro estuvo sobresaliente desde el “Introito” y la dirección de Rivas, con un tempo más acelerado de lo habitual, fue comedida y controlada, ofreciendo un “Réquiem” muy personal.  Después del imponente “Dies Irae” era el momento de lucimiento de los cuatro solistas en el “Tuba Mirum”, destacando el bajo-barítono ucraniano Ihor Voievodin, con unas cualidades tímbricas y técnicas que llaman la atención. También la soprano Anna Kabrera posee un timbre muy bonito y estuvo fantástica en sus intervenciones. Las cuatro voces son excelentes por individual, aunque los límites entre coro y solistas quedaban excesivamente dibujados y la obra requiere más empaste, en mi opinión.


A destacar el maravilloso pasaje del “Lacrimosa”, tanto por la composición (Mozart solo compuso los ocho primeros compases y el resto Sûssmayr) como por la bella interpretación del coro con una sonoridad unitaria. 


Una vez finalizado el concierto y ya entre bastidores, la soprano Anna Kabrera me confesaba lo impresionada que quedó al ver a gran parte del público secarse las lágrimas continuamente. Y es que el concierto gustó tanto que los aplausos no cesaban y fue necesario repetir el “Dies Irae” como colofón para satisfacer al susodicho. Gran comienzo de temporada para la Sociedad Filarmónica de Gijón que trae una programación de primer nivel y que augura veladas extraordinarias.


Crítica publicada en La Nueva España







sábado, 24 de septiembre de 2022

Otro hito para Víctor Manuel

 


Víctor Manuel, Concierto Sinfónico 75 Aniversario, Teatro de la Laboral, viernes 23 de septiembre de 2022.


Hay conciertos que marcan un hito en la trayectoria de un artista, como lo fue el histórico de Víctor Manuel en 1999 celebrado en el Palacio de Deportes de Gijón y grabado en disco bajo el título “Vivir para cantarlo”. Las ganas de revivir aquella magia impulsan al cantante a poner en marcha toda la maquinaria necesaria para llevar a cabo un concierto sinfónico contando de nuevo con la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) y el coro de la Fundación Princesa de Asturias para celebrar su setenta y cinco cumpleaños. Sincronizar a tanta gente es tarea difícil donde las haya, pero no tanto al poder contar con el mismo director, el gran Joan Albert Amargós y los músicos David San José, Ovidio López, Daniel Casielles, Andrés Litwin y Pablo Carrera, aparte de un equipo técnico con dilatada experiencia.  


Comenzando la década de los 70’ Víctor Manuel ya era un artista importante, sin embargo, sus composiciones cargadas de denuncias políticas y sociales le ponían constantemente en el punto de mira de la censura, hasta rozar el límite y ser condenado al exilio tras el estreno en México de la comedia musical “Ravos”, protagonizada junto a Ana Belén. Tras este episodio Víctor Manuel se refugia en la lírica popular asturiana rescatando temas del “Cancionero de Torner”, difícilmente censurables y crea el disco “Verde” con arreglos del gran Juan Carlos Calderón. La mayor parte de las canciones comprendidas en este disco conformaron el repertorio de “Vivir para cantarlo” y se revivieron nuevamente en el Teatro de la Laboral junto con algunas novedades. 


El himno oficioso “Asturias” abrió el concierto y puso un nudo en la garganta al numeroso público con el imponente arreglo orquestal y el coro que estuvo magnífico durante toda la velada. El precioso arreglo de jazz en “Dime paxarín parleru”, que a veces contrastaba con la difusa afinación de la voz, dio paso al impresionante arreglo sinfónico de “Yeren dos guajes”, mezclado con “Pastor que tas en el monte”. David San José, hijo de Víctor Manuel, demostró ser un músico de primer nivel con su interpretación al piano y los arreglos orquestales de piezas como “He cortado estas flores”, con un magnífico arreglo coral, “Canción pequeña” o  “Digo España”, cuya orquestación parecía del mismísimo Falla. También destaca “Allá arriba al Norte”, tema que incluyó la gaita de Pablo Carrera en la recta final.


Víctor Manuel concibió el espectáculo como un concierto sinfónico en todos los detalles, situándose a un lado como un intérprete más, sin mediar palabra con el público y dejando el centro del escenario al director Joan Albert Amargós, como la mayor parte de los conciertos sinfónicos. No se escatimaron medios, ni técnicos ni humanos, se aportó ilusión y profesionalidad y el resultado es otro hito más para la dilatada carrera de Víctor Manuel. 


Crítica publicada en La Nueva España

domingo, 14 de agosto de 2022

Rodrigo Cuevas, un artista total

 

Fotografía: Fernando Rodríguez, LNE

Concierto de Rodrigo Cuevas durante la Semana Grande de Gijón, escenario de Poniente, sábado 13 de agosto de 20022. 


Rodrigo Cuevas es un artista como la copa de un pino y cualquiera que haya tenido ocasión de verlo en alguno de sus conciertos lo sabe. Claro que la explanada de Poniente es muy grande y al ser un concierto gratuito supongo que muchos de los presentes no sabían muy bien qué es lo que se iban a encontrar en cuanto a repertorio, sin embargo, lo que sí sabían es que no iban a quedar indiferentes. Porque es lo que consigue Cuevas en todos sus shows: provocar, divertir y hasta escandalizar a algunas personas, pero la indiferencia no encaja con alguien que se define a sí mismo como “agitador folklórico”. 


Arias y romanzas de zarzuela protagonizan “Barbián”, su último espectáculo diseñado por Fernando Carmena que rescata grandes piezas clásicas y las reinterpreta a su manera, pasadas por filtros sonoros de electrónica, pop y aires más vanguardistas. “Carceleras”, la romanza del segundo acto de “Las hijas de Zebedeo” de Ruperto Chapí marcó el inicio del espectáculo con toques eróticos y discursos divertidos, para continuar de manera impecable con “La canción del gitano” de Francisco Alonso. Solamente alguien de la calidad artística de Cuevas puede hacer una delicada y sutil versión de “Las Espigadoras” de la zarzuela “La Rosa del Azafrán”, con la carga dramática que tiene la letra y ser capaz de hacer reír. También, muy divertidos fueron sus discursos de la “Ronda de enamorados”, “El guitarrico” y, sobre todo “La gatita blanca” con sus explicaciones del origen de la jota. 


Además de los músicos Frank Merfort y Richard Veenstra se acompañó del coro de la “Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo” para algunas piezas, entre ellas “Adiós a la bohemia” del maestro Sorozábal con libreto de Pío Baroja; gran compositor y gran letrista. Después del “Tango de las percheleras” a ritmo de samba y la zarzuela de postguerra “Renacer”, rescató la famosa “Amor de hombre” que Mocedades puso en los oídos de las generaciones actuales extrayéndola de “La leyenda del beso”. Fue un éxito con Mocedades y lo volverá a ser a ritmo de electrónica con Rodrigo Cuevas, cuando grabe su álbum.


Hablar de Rodrigo Cuevas es hablar de un creador que cuida la estética, la música, los discursos, se documenta y trabaja sus shows sin dejar nada al azar, siendo original hasta en los detalles más ínfimos, como su atuendo o su página web rodrigocuevas.sexy, ¿a quién se le ocurre un dominio así? Además, rescata un patrimonio de una riqueza sublime como es la zarzuela, y le da un aire nuevo desde el cariño y desde el conocimiento, aunque a algunos puristas les chirríe. En definitiva, ha sido un lujo para Gijón poder acceder a un espectáculo tan original como este, y puede que triunfe o puede que no, pero Rodrigo Cuevas encaja en el concepto de artista total. 


Crítica publicada en La Nueva España

viernes, 12 de agosto de 2022

Crystal Fighters hace su agosto en Poniente


Fotografías de Fernando Rodríguez para LNE

 “Crystal Fighters”, Concierto de la Semana Grande en el escenario de Poniente. Jueves, 11 de agosto de 2022.


Hace un par de meses, se dio a conocer la programación de conciertos de la Semana Grande y en algunos medios de comunicación se publicaban las cifras con todos los ceros del caché de cada artista que pasaba por el escenario de la Plaza Mayor y el de Poniente. En este listado destacaba sobre manera el precio de la actuación de “Crystal Fighters”: 70.000 euros (IVA aparte, si no estoy mal informada), casi triplicando el caché del segundo del listado (Coque Malla y “La La Love You”, 25.000 €). Si bien es la actuación más internacional de todo el cartel no deja de ser una cantidad exorbitante para un grupo que apenas es conocido por el público en general, sobre todo por los gijoneses de a pie, para quien, supuestamente, se destina el presupuesto y se hacen las fiestas, que para eso son sus fiestas, amén de que si se consigue atraer más turismo gracias a los eventos bienvenido sea. 


“Crystal Fighters” está en el cartel porque es la nueva sensación de los festivales veraniegos de los últimos años, una formación londinense que mezcla indie con ritmos dance y toques de rock y pone a todo el mundo en pie a bailar como si no hubiera mañana. Y con esas pretensiones llegó al escenario de Poniente. Claro que el público o no se enteró o no era santo de su devoción, ya que los asistentes apenas rodeaban la mesa de sonido. 


Arrancaron con una buena exhibición de percusionistas de txalaparta y rápidamente todo el mundo comenzó a votar a ritmo de “I Love London”. Y entre guitarras con distorsiones, ukeleles, teclados y pistas grabadas sonaron canciones "happy flowers" que abogan por temáticas relacionadas con el misticismo y la naturaleza, con estribillos muy pegadizos y fáciles de recordar, entre ellas las de más éxito como “Love Natural”, “Follow” o “You & I”. Todo aderezado con muchos ritmos de percusión, muchos mensajes de paz y amor, una puesta en escena bien estudiada y, sobre todo, mucha interacción con el público. Un concierto de escasa hora y media que terminó con una invitación para ir a la playa a ritmo de “Plage”.


Si el éxito se mide por número de asistentes podemos decir que “Crystal Fighters'' no fue un gran  éxito.  Ahora bien, si obviamos el tema del caché (dicen que hablar de dinero es de mala educación), “Crystal Fighters” es un grupo divertido y apropiado para quedar bien en cualquier evento veraniego. Están de moda y cada cual hace su agosto y su vendimia como puede. Por lo demás, que cada uno saque sus propias conclusiones.


Crítica publicada en La Nueva España

lunes, 1 de agosto de 2022

Atracón de azúcar con James Blunt

 


James Blunt en el “Gijón Life”. Teatro de la Laboral, domingo, 31 de julio de 2022. 


Desde que James Blunt saltó a la fama con su primer álbum “Back To Bedlam” que contenía la almibarada “You’re Beautiful”, allá por 2005, ha acumulado nueve álbumes en total y, aunque  ha conseguido fabricar algún que otro éxito ninguno ha vuelto a pegar el pelotazo de aquella canción.  Su último lanzamiento, donde aglutina sus greatest hits fue la excusa para su reclamo en el “Gijón Life” como cabeza de cartel internacional, sin embargo, la venta de entradas no funcionó como se preveía y acabó celebrando su concierto en el Teatro de la Laboral para un público que ocupaba la mitad del aforo. Casi mejor, porque aunque el  británico haya tenido éxitos internacionales no deja de ser un cantante de bares y se mueve mejor en las distancias cortas. 


Con una voz limpia y bien afinada, aunque por momentos contenida sin abusar de sus característicos falsetes (quizás por aquello de racionar para su siguiente cita en A Coruña), se mostró simpático y con ganas de agradar, esforzándose con el español durante algunas frases y repartiendo abrazos efusivos entre las butacas para deleite de sus fans. Se ganó al público con temas como “Wisemen” o la sutil “Smoke Signals”, arropado por batería, guitarra, bajo y teclados. También tuvo sus momentos íntimos, por ejemplo, cantando “Goodbye my lover” y demostrando sus limitaciones con el piano, y encontró hueco para presentar algunas de las pocas nuevas con toda la banda como “Love Under Pressure” (nada que ver con la de David Bowie y Queen).


Además de la citada “You’re Beautiful” los momentos más efusivos del concierto fueron entonando “OK”,  aquella del cameo con el DJ Robin Schulz, la rítmica “Bonfire Heart” y la difícil de entender el porqué de tanta fama “1973”, con ese ritmo cansino y esa letra tan edulcorada. 


En total, hora y media de sesión de british pop agradable y con buen sonido, aunque el repertorio resultó un tanto empalagoso, tanto como comerse un buen trozo de tarta muy bien decorada. Pero el exceso de azúcar también tiene su público. 


Crítica publicada en La Nueva España

domingo, 31 de julio de 2022

El Tsunami mantiene el nivel con “Airbourne”

 



Skindred”, “Medalla”, “Clutch”, “Syberia” y “Airbourne”.Tsunami Festival, sábado, 30 de julio de 2022


Última sesión de la cuarta edición del Tsunami y el nivel sigue subiendo. Sorprende “Skindred” por su originalidad y su estilo indefinible, cuya mejor baza es la interacción con el público. Los miles de asistentes cantaron, bailaron, tocaron el suelo y se desmelenaron a ritmo de “Nobody”, entre muchas otras. Un concierto bien planificado que puso el listón muy alto. 

Después, en el escenario pequeño (denominado este año Cristina Zapico) los barceloneses “Medalla”, una banda que se mueve entre el rock alternativo y el post-punk, que tienen gancho y lo hacen bastante bien, pero en esta sesión pasaron desapercibidos entre un cartel con tanta figura internacional.

“Clutch”, era otra de las bandas estadounidenses más esperadas en esta edición y, al contrario que “Skindred”, la conexión con los asistentes fue más bien tibia. Su actuación se reduce a todo un catálogo de efectos y técnicas de guitarra, entre distorsiones y más distorsiones del guitarrista de la banda, sobradamente consagrada tras una docena de álbumes publicados. Mucha técnica pero poco gancho con el público.

 

Se sabe que la música instrumental no vive sus mejores momentos y, por ello, es de agradecer que los programadores del Tsunami hayan contado con “Syberia”,una banda de rock que se recrea en la búsqueda de la perfección del sonido, creado sobre armonías estándar y huyendo del virtuosismo acrobático. Los aficionados a este tipo de música al borde de la extinción disfrutaron con los catalanes y el resto de los miles de asistentes se tomaron un descanso porque faltaban platos fuertes. 


Sonó el primer acorde de "Ready rock" y mareas de gente acelerando el paso hacia el escenario grande para no perderse ni un segundo del concierto de los australianos “Airbourne”, porque había ganas de comprobar de primera mano si la fama de ser los sucesores de AC/DC tiene fundamento. Es difícil sustituir mitos, sobre todo si están vivos, pero “Airbourne” tiene una robustez rítmica que impacta, unos riffs bien elaborados y fáciles de recordar y algunas canciones que ya han calado, como "Breaking outta hell". Y, aunque no son AC/DC los cuatro componentes parapetados con ocho grandes torres Marshall se dejaron la piel en el escenario con lo mejor de sus cinco discos y se ganaron nuevos adeptos. Un gran concierto que casi se ve empañado en los últimos minutos por un fallo del sonido exterior rápidamente solucionado, y entre medias el cantante Joel O’Keeffe demostró sus tablas tirando del numerito de reparto de bebidas para calmar a los miles de asistentes.


“Airbourne” no son AC/DC pero es una banda que merece la pena y que puso la cuarta edición del Tsunami al nivel de las dos primeras.  A ver con qué nos sorprenden el año que viene.

Crítica publicada en La Nueva España  


sábado, 30 de julio de 2022

Tsunami: fracaso de Pennywise y triunfo de Ska-P

 



“Pennywise”, “Liher”, “Flogging Molly” y “Ska-P”. Tsunami Festival, Parque Hermanos Castro. Viernes 29 de julio de 2022. 


Probablemente Pennywise, junto con Ska-P, era uno de los nombres más atractivos del cartel de la sesión del viernes, en la cuarta edición del Tsunami de Gijón. Los californianos se habían encargado de abrir la primera edición (junto con “The Offspring”), recién estrenado su álbum “Never Gonna Day” y arrasaron. Todavía se recuerda como retumbaban los cánticos del público tarareando el estribillo del “Bro Hymn” a la salida del recinto de la Laboral. Pero esta vez no fue así. Quizás las siete de la tarde es demasiado temprano y la luz del día no inspira o quizás esta banda ya ha dado de sí todo lo que tenía que dar. El caso es que en una hora de concierto no consiguieron tocar completos ni media docena de temas. Aquello era un empieza todo y no acaba nada, paseitos por el escenario al grito de ¡fuck you!, guitarrazos sin control, amasijo de ruidos sin definición, etc., y las pocas canciones que consiguieron tocar se les caía el tempo o se les olvidaba la letra. En fin, un desastre. Hasta que no sonó su particular versión de “Stand By Me” (la penúltima del concierto, por cierto), no consiguieron enganchar al público. Y para rematar, triunfada total una vez más con el "Bro Hymn", el himno que los consagró y con el que se pueden permitir vivir de rentas eternamente. Desconozco las cifras de su elevadísimo caché, pero a razón de su espectáculo no merecen ni las viandas. 


Todo lo contrario fue la actuación del cuarteto vasco “Liher” en el escenario pequeño. La cantante Lide Hernando echó las vísceras a través de esas dotadas cuerdas vocales que posee y enganchó al público desde la primera canción. Los vascos tenían ganas y energía para comerse el escenario y así lograron salir exitosos.


Y otra vez en el escenario grande fue el turno de “Flogging Molly'': divertidos, buenos músicos y bien empastados, con su peculiar fusión de sonidos irlandeses y la caña del punk rock hicieron vibrar el asfalto del Parque Hermanos Castro. Tienen buen repertorio y un frontman (Dave King), simpático y comunicativo que levantó los ánimos e hizo brotar al público hasta casi agotarlos. 


Otra banda que se ganó con creces a los miles de asistentes fue “Ska-P”. Desde el escenario grande repasaron las controvertidas letras que identifican a la banda, comenzando por la divertida (aunque floja en versos) “Estampida” y terminando con “El Vals del Obrero”, sin dejar de arremeter contra los toreros asesinos, la monarquía, la iglesia católica o los medios de comunicación y alegar a favor del cannabis, la multiculturalidad o la imaginación con la recién estrenada “Estimado John”. Un éxito total.


Crítica publicada en La Nueva España  



domingo, 24 de julio de 2022

Manolo García, un creador inagotable

 


Manolo García, “Gira 22”, Gijón Life. Sábado 23 de julio de 2022. 


Desde que Manolo García escribió los versos de “Insurrección” sentado en un váter y a toda prisa para poder grabarlo -porque la discográfica apremiaba y aún no era lo suficientemente solvente como para tomarse su tiempo-, hasta su doble álbum recién publicado han pasado más de tres décadas en las que el talento creativo de García ha brotado una y otra vez. Su repertorio cosechado en solitario, tras separarse de Quimi Portet y aparcar “El Último de la Fila”, da para muchas horas recital con grandes canciones, sin embargo, el cantante catalán no olvida sus orígenes y siempre está dispuesto a satisfacer al público que le ha seguido desde sus inicios. Por ello escogió “Insurrección” para comenzar y también para finalizar el concierto de Gijón, porque no hay mejor himno. Pero también rescató del dúo grandes temas como “Lejos de las leyes de los hombres”, “A veces se enciende” la magnífica “Aviones Plateados” o la dulce “Sara”, entre otras.  


El motivo de la gira es la presentación de dos álbumes publicados a la vez, porque su vena creativa no cesa y el parón de la pandemia dio para mucho. Así, escuchamos algunas de sus últimas composiciones de “Mi vida en Marte” que ya se han hecho muy populares, como “Un poco de amor” o las inspiradas “Diez Mil Veranos” y “Quisiera escapar”, con esos guiños copleros que imprime García en su voz; y también “Reguero de Mentiras”, la cual habrá que pulir un poco más, sobre todo en los coros. También, de su otro álbum nuevo “Desatinos Desplumados” nos presentó dos temas que destacan: el primero la rumba “La Maturranga”, con un buen arreglo de guitarras y que está llamada a ser uno de sus himnos coreados en los futuros conciertos. El segundo, “Laberinto de Sueños”, para el que escenificó una especie de cuadro flamenco en el escenario con toda la pedazo de banda que trae a cada uno de sus shows. 

 Y entre lo más viejo y lo más nuevo, durante dos horas y media de concierto nos deleitó con sus grandes canciones en solitario, principalmente de su álbum “Arena en los bolsillos” del que no faltó “Prefiero el Trapecio” o “Pájaros de barro” y, por supuesto, “A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando”, coreada por el público a un volumen que casi tapaba la potente amplificación que traía la banda.


Manolo García es un creador inagotable y ha logrado cosechar mucho repertorio y de lo más exquisito, pero sus conciertos no son solo una canción tras otra por muy exitosas que sean, lo mejor es su presencia y su manera de comunicarse con el público. Con un lenguaje sin grandilocuencias esgrime discursos que defienden el arte y la cultura, reclaman justicia social y, sobre todo, apuestan por la importancia de estar aquí y ahora. Es un tipo feliz y con sus canciones hace feliz a los demás. 


Crítica publicada en La Nueva España  



sábado, 23 de julio de 2022

Tocororo Suite. El alma cubana en forma de danza

“Tocororo Suite”: Compañía “Acosta Danza”. Teatro Jovellanos, viernes 22 de julio de 2022.  

“Tocororo” fue la pieza que en el año 2003 marcó el inicio como coreógrafo del bailarín Carlos Acosta,  y casi veinte años después presenta en Gijón una versión reducida bajo el título “Tocororo Suite”.  El motivo por el que perdura en cartel después de tantos años lo pudimos comprobar en el Teatro Jovellanos y es simplemente porque la pieza es espectacular. Se trata de una obra que fusiona ballet clásico con danza contemporánea y danzas folklóricas cubanas,  que tiene el atractivo de interpretar la música en directo y un argumento bien hilado  con posibilidad de muchas lecturas. 


Cinco músicos en el escenario comenzaron interpretando una partitura de latin jazz de un nivel muy alto, dando paso al protagonista del cuerpo de baile que representa al joven viajero que se tiene que enfrentar a las dificultades de sobrevivir en un lugar ajeno. El joven, ataviado con una maleta, se mueve con pasos de ballet clásico técnicamente impecables, sin embargo, está en un entorno en el que predomina la danza contemporánea y los bailes folklóricos y por ello es rechazado. Su empeño por adaptarse a la nueva situación le impulsa a luchar y trabajar hasta lograr salir victorioso. 

 

Mediante una sucesión de números coreográficos Carlos Acosta, al frente de la compañía “Acosta Danza”, encontró la forma de representar la emigración, la confrontación de culturas, la violencia, el amor, el erotismo o las luchas por el poder, y todo ello con toques de humor y, sobre todo, con una calidad técnica impecable. 


Los músicos en vivo interpretaron un repertorio ecléctico en el que se fusionan muchos elementos, imprimiendo así un toque de calidad a las magníficas coreografías. El único defecto fue la disparidad de volúmenes en las percusiones que, por momentos, se apoderaban del resto de los instrumentos y resultaban molestas. Quizás, hubiera sido más oportuno la utilización de pantallas de metacrilato. 


En definitiva, “Tocororo Suite” es una magnífica fábula que representa las raíces cubanas en forma de danza, capaz de satisfacer a los entendidos en danza, a los melómanos y al público en general que busca entretenimiento y un poco de diversión. Una gran creación de Carlos Acosta digna de ser representada por mucho tiempo.


Crítica publicada en La Nueva España  


sábado, 16 de julio de 2022

Con Robe hay esperanza para el rock

 

Foto: Juan Plaza LNE

ROBE: Gira “Ahora es cuando”, Festival Gijón Life. Viernes, 15 de julio de 2022.  


Arranca la tercera edición del “Gijón Life” con la gira “Ahora es cuando” de Robe Iniesta, uno de los artistas más personales e inigualables del rock español. El ex líder de “Extremoduro” apareció en el escenario rodeado de una pedazo de banda que es para quitarse el sombrero y nos deleitó con un concierto largo que osciló entre la magia y la nostalgia de las grandes épocas del rock. Ni siquiera nos importó que empezara media hora más tarde ni que se tomase un largo descanso a mitad del show. 


En la primera parte escuchamos temas clásicos de “Extremoduro” y algo de sus dos álbumes en solitario, comenzando con “Del tiempo perdido”, en el que pudimos apreciar su timbre de voz horrible y gastado, a medio camino entre Sabina y Coque Malla y cuando se ponía cañero parecía el mismo Luis Zahera llamando a “Malamadre” en “Celda 211”. Peccata minuta, porque Robe no está donde está por sus cualidades vocales y, además, para compensar estas carencias ahí estaba Lorenzo González en los coros. Brutal en todas sus intervenciones destacando en “Un suspiro acompasado”, así como  en el apabullante final de “La canción más triste”. 


Y después de “El tango suicida”, una de las canciones más singulares de “Extremoduro” cerró la primera parte con la “Dulce introducción al caos”, pieza del álbum conceptual “La ley innata” en la que la “Flying V” del guitarrista Woody Amores volaba vertiginosamente hasta el destroyer final.


En la segunda parte escuchamos “Mayéutica” el último álbum conceptual recién publicado que ya ha calado entre los fans y representa toda una sinfonía hábil en ideas, matices y derroche de sonoridades. Ya desde su “Interludio” se desató la locura entre el público coreando a grito de “bailar como una puta loca”, con un gran solo de Hammond de Álvaro Rodríguez. ¡Qué gran músico! 

Y después de la “Coda Feliz” dejó para los bises los grandes éxitos: “Jesucristo García”, “Puta” y “Ama, ama y ensancha el alma”, culminando así un show que es para vivirlo, porque no hay suficiente espacio en este periódico para expresar la sensación con la que se fue el público del recinto. Y es que Robe es uno de los grandes con mayúsculas, sus canciones tienen tanto trasfondo, hay música, hay filosofía y están tan bien construidas que nos devuelve la esperanza a los amantes del rock. 


Crítica publicada en La Nueva España