lunes, 28 de marzo de 2022

Film Symphony Orchestra y la gira Fénix

 


Film Symphony Orchestra: “Fénix”. Teatro de la Laboral, sábado, 27 de marzo de 2022. 


Lo que hace Constantino Martínez-Orts al frente de la Film Symphony Orchestra es lo mismo que hacen las orquestas “de prao” en las romerías de verano, solo que en vez de utilizar éxitos de música de baile se sirve de música de películas. Tras el parón de la pandemia el mejor título que se le ocurrió fue “Fénix”, simbolizando así el resurgir “de la vida, del arte y la cultura”, tal y como explica Martínez-Orts en las presentaciones, pero en lugar de “Fénix” bien podría haber utilizado cualquier otro nombre que se le hubiera pasado por la cabeza y el resultado sería lo mismo. No hay coherencia ni hilo conductor, simplemente hay música que funciona muy bien, porque la mayor parte del público la conoce. Toca pildoritas de bandas sonoras sin conexión entre ellas, de manera que si le da la vuelta al repertorio y empieza por el final el resultado sería el mismo. Eso no quiere decir que esté mal tocado o que no me guste, porque también las buenas orquestas “de prao” tocan bien y me gusta divertirme en una romería. 


Abrieron con Ludwig Göransson, interpretando pequeñas partes de la serie “The Mandalorian”, uno de los compositores más interesantes de la escena actual (“Tenet” o “Black Panther”, entre otras). A continuación “Ben-Hur” de Miklós Rózsa y el último vals de Bernard Hermann cuya interpretación compro porque son partituras sinfónicas y están bien tocadas. Lo difícil es crearlas. Seguidamente, algunos de los presentes descubrimos la serie “Los Bridgerton” y quedamos con ganas de ahondar en ella. De esta primera parte también destacaría “Matrix” por la dificultad rítmica bien resuelta. 

Y después de la obertura de Patrick Doyle llega el primer patinazo para mi gusto: “El Código da Vinci” de Hans Zimmer. La orquesta no capta las peculiaridades de Zimmer porque detrás de este compositor hay muchas horas de producción y un trabajo tímbrico exquisito que no es reproducido por la Film Symphony, aunque tire de coros grabados, como es el caso. Ahí estaban las notas de las partituras pero no los timbres ni el sentido. Y para cerrar las pifias de la primera parte un batiburrillo de temas de “West Side Story”. ¿Qué tiene que ver Bernstein con Zimmer o Göransson? Será que las partituras estaban de oferta al 2x1.


Ya en la segunda parte, tras el concurso habitual rescataron, entre otros, al gran Alfred Newman con “La Conquista del Oeste” y a Nicola Piovani con “La vida es bella”. Tampoco podía faltar en esta ensalada de astros del cine Dimitri Tiomkin para introducirnos a ritmo de marcha en el mundo del circo. Y el momento estelar del concierto llegó con “Gladiator” y una voz soprano que bordó el papel de Lisa Gerrard.


Para cerrar “La Bella y la Bestia” y los bises “Iron Man 3” y “Cantina Band”. Y otra vez más me quedo con la sensación de haber escuchado un montón de bandas sonoras que no tienen nada que ver unas con otras, como una orquesta de pachanga en versión cine. 


Me encantaría poder ver un concierto de la Film Symphony Orchestra interpretando menos cantidad y más desarrollo y profundidad de cualquiera de los compositores seleccionados Porque calidad no les falta. 

Crítica publicada en La Nueva España

jueves, 17 de marzo de 2022

La Lírica de Goethe

 



“La Lírica de Goethe”: Paula Iragorri (mezzosoprano) y Marcos Suárez (piano). Sociedad Filarmónica de Gijón, Teatro Jovellanos, miércoles, 16 de marzo de 2022. 


La Sociedad Filarmónica de Gijón ofreció un concierto singular de la mano de la mezzosoprano vasca Paula Iragorri y el pianista asturiano Marcos Suárez, cuya recaudación contribuye al proyecto de rehabilitación de la capilla del Natahoyo, promovida por el Club Rotario. Juntos ofrecieron un recorrido casi histórico de compositores que han musicado poemas de Johann Wolfgang von Goethe, posiblemente uno de los creadores más ilustrados del corpus literario y, sin duda, fuente de inspiración para innumerables obras musicales en los últimos dos siglos. Por ello, la selección del repertorio para la velada basada en el género lieder  fue un trabajo complejo y resuelto con nota. 

 

Las complementarias notas al programa de viva voz por parte de David Roldán nos situaban en un momento histórico en el que Goethe compartió años de vida con Mozart, Beethoven y Schubert, los tres compositores seleccionados para la primera parte del programa. Comenzó con el lied de Mozart “Das Veilchen”, resultando un ejercicio mecánico y falto de vida al lado de las piezas de Schubert  o de los lieder escogidos para la segunda parte. Tampoco las piezas seleccionadas de Beethoven causaron entusiasmo, si bien la “nostalgia” estuvo bastante acertada. De “Egmont”, Op. 84 rescataron dos de los diez lieder que conforman esta magnífica obra elogiada por el propio Goethe tras su estreno y lograron la corrección en la interpretación. 


Para finalizar la primera parte no podía faltar algún lied de Schubert, compositor por excelencia del género, si bien este hecho implica una gran dificultad puesto que el listón está muy alto en cuanto a interpretación. Después de escuchar cabalgar al “Rey de los Elfos” quedaron ganas de más Schubert. 


Ya en la segunda parte el prolífico Schumann precedió a una de las romanzas Op. 6 de Tchaikovsky: “Nur wer die Sehnsucht kennt” resuelta con soltura en las frases agudas por parte de la mezzo. Pero Iragorri y Suárez guardaron sus mejores ases para el final del concierto. Después del lied de Grieg, bastante desconocido a la par que interesante, interpretaron tres piezas de Hugo Wolf, siendo la mejor selección del concierto dadas las características interpretativas y la capacidad de empaste entre el pianista y la mezzosoprano. La sorpresa final vino de la mano de un compositor totalmente desconocido (de hecho ni siquiera figura en el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana), el catalán Camilo Comas. Gracias a la profesora de musicología María Sanhuesa y su búsqueda incansable de obras artísticas pudimos escuchar un lied titulado “Gretchen”, Op. 15 cuya interpretación no podemos valorar al desconocer referentes y partituras, sin embargo, el lied resulta totalmente atractivo. 


El concierto fue de menos a más, con interpretaciones más planas y otras más exquisitas pero, sin duda, solo por escuchar una obra de nuestro patrimonio que permanecía enterrada hasta ahora ya merece la pena.


Crítica publicada en La Nueva España

domingo, 13 de marzo de 2022

Ara Malikian vuelve a triunfar en el Teatro de la Laboral

 

“The Ara Malikian World Tour”. Teatro de la Laboral, viernes 12 de marzo de 2022. 


15 años lleva Ara Malikian residiendo en España y llenando teatros con su manera de entender la música. Y en esta gira de despedida, antes de iniciar su nueva etapa creativa, volvió a visitar Gijón un año más y esta vez con sesión doble en la tarde del sábado. Quizás, por esta causa tuvo que ahorrar energía y vimos a un violinista un poco más comedido que en otras ocasiones, sin darlo todo. Aún así, el nivel es tan alto que se puede permitir no estar al 100%, programar un repertorio sin hilo conductor e incluso fallar con la afinación. Da igual, sus dotes de comunicación, sus movimientos por el escenario y su calidad interpretativa y compositiva le convierten en una apuesta segura. El resultado es que se vendieron hasta las entradas de visión reducida en las dos sesiones con un público de todas las edades. Y una vez más triunfó. 


Acompañado por piano, guitarra, bajo y batería empezó con un tema por todo lo alto, de esos que forman su sello de identidad en los que mezcla rock con cabaret, con toques jazzísticos, pasando por un baladón de melodía expresiva y cuando parecía que se terminaba imprime un vertiginoso ritmo para que vuelen los arpegios imposibles. Y yo me preguntaba, si empieza así de fuerte cómo acabará. Tremenda ovación se llevó ya con el primer tema. 

Y después de ganarse al público con su graciosa locuacidad interpretó la “Rapsodia Gijonesa Número 3” (así la bautizó para la ocasión), comenzando con una larga melodía del violín con contestaciones del piano y ahí se notó la afinación descompensada entre los dos instrumentos. La pieza en sí es una maravilla porque Malikian, conocedor de las formas clásicas, las moldea y las retuerce a su gusto con sonoridades nuevas y ritmos modernos. 


Fantásticos fueron los arreglos de Dvorak y Chopin, en los que la expresividad no decayó durante la abundancia de sobreagudos tan difíciles de mantener. ¿Cómo se puede hacer algo tan bello con tan pocas notas? Decía Malikian a propósito de Chopin. 


Los músicos que le acompañan no le andan a la zaga en cuanto a nivel, y como muestra el piano tan espectacular que sonó durante el arreglo de “Life on Mars?” de David Bowie  o los arreglos rítmicos de “Ay Tikar Tikar”. Malikian dejó hueco para que se lucieran uno por uno en “Calamar Robótico” y en la difícil ejecución conjunta de “Alien’s Office” . Si es que hasta los títulos de los temas son graciosos. 


Y una vez más finalizó el concierto con la preciosa y cantabile “Nana arrugada”, un tema que compuso como dedicatoria a todos los ancianos y personas vulnerables  que se han ido durante la pandemia en solitario, sin familiares ni amigos. Y una vez más todo el público agradecido se puso en pie para rendir una sonora ovación al mago del violín. 


Da igual las veces que hayamos visto a Malikian contar las mismas historias y tocar los mismos temas aunque estén recubiertos con otro envoltorio. Cada vez sorprende como si fuera totalmente nuevo. Y ahora anuncia un parón para una experiencia internacional compositiva y no sabemos qué será lo nuevo que traerá. Lo que sabemos con seguridad es que será bueno y que aquí le esperamos. 


Crítica publicada en La Nueva España

domingo, 6 de marzo de 2022

Una bonita noche con Mikel Erentxun


Gira “Amigos de guardia”. Sala Acapulco del Casino de Asturias. Sábado, 5 de marzo de 2022. 


Hace mucho tiempo que Mikel Erentxun tocó techo en el terreno artístico, sin embargo, la popularidad alcanzada al frente de Duncan Dhu y algunos éxitos en su carrera en solitario, le da para permitirse el lujo de crear una gira en la que hace un repaso de su carrera tirando de fondo de armario y sin sacar nada nuevo. Y una vez más consiguió llenar el recinto de la sala Acapulco un sábado frío y lluvioso, reuniendo a una generación que transita por los albores de los cuarenta.  Decía Erentxun al inicio del concierto que su objetivo era tratar de que fuera una noche bonita para el público y para la banda. Después de tanta sequía había ganas de tomarse unas cervezas con amigos y escuchar de fondo  los antiguos éxitos de Duncan Dhu en trío o en dúo y de Erentxun en solitario. Sin más pretensiones. 


Ofreció un repertorio filtrado previamente y con conocimiento (ya son muchas tablas) de las curvas temporales en las que el público es capaz de mantener la atención sin desconectar mentalmente. Tres temas de relleno para calentar la sala y el personal aparca a un lado la cerveza para concentrarse en cantar “Rozando la eternidad”, el primer éxito de la noche vigente desde que en 1989 fue publicado en aquel álbum doble titulado “Autobiografía” de Duncan Dhu y que nunca falta en los conciertos. Continúan con “Mañana”, uno de los mejores éxitos de Erentxun en solitario y seguidamente “Sé libre, Sé mía” cantada a dúo con la agradable voz de la guitarrista Marina Iñesta que, inexplicablemente, pasa totalmente desapercibida por el público, que aprovecha a darle algunos sorbos a la cerveza e interesarse por los asuntos mundanos de los colegas porque llevan tiempo sin verse.  Y, sin embargo, fue uno de los mejores temas de la noche. 

 

Dos guitarras, bajo, batería y teclado acompañaban al cantante de manera comedida y en un segundo plano al servicio de las canciones, con algún solo interesante. El monumental desafine de una de las guitarras durante “Una calle en París” pasó desapercibido por el griterío coral que montó el público entonando sus versos, y eso que una vez iniciada la canción tuvieron que “abortar para afinar”. Aún así los 440Hz brillaron por su ausencia durante la canción.


Para la traca final el público ya estaba con la garganta caliente después de entonar “Esos ojos negros” y el repertorio no defraudó. Aún faltaban los himnos generacionales “Cien gaviotas” y  “Cartas de Amor”, dejando para los bises la balada “Intacto”, “A un minuto de tí” (comprobando que Erentxun aún conserva el falsete impoluto) y “En algún lugar” como colofón de fiesta. La alegría del público traspasaba las mascarillas y manifestaba que el objetivo de Mikel Erentxun y su banda se había conseguido. La noche fue bonita.  


Crítica publicada en La Nueva España