En 1960 se estrena la película 091, Policía al habla, inspirada en hechos reales y dirigida por José
María Forqué. La música corre a cargo del compositor Augusto Algueró y cuenta
con la participación del saxofonista Pedro Iturralde. Basta escuchar las partes
de saxofón incluidas en la banda sonora para apreciar que hay un gran músico
detrás del instrumento, aunque en los créditos del film no aparece su nombre.
Según
Padrol el catalán Augusto Algueró es el responsable de la evolución de la
canción española, convirtiéndola “de folklórica en moderna” (Padrol 2009:390).
Hijo y nieto de músicos (su abuelo fue el pianista de Raquel Meller y su padre
fue pionero de los editores musicales españoles), tiene una solvente
trayectoria como arreglista, director de orquesta, pianista y compositor.
Estuvo muy influenciado por el jazz y la música norteamericana, y sus inicios
en la música de películas se sitúan en el “Teatro Cómico” del Paralelo de
Barcelona, situado enfrente de los Estudios Iquino de Cine. A finales de los 50
se convirtió en una de las figuras claves de la música moderna española, con
canciones popularizadas por Marisol, Rocío Dúrcal o Los Cinco Latinos, entre
otros. Compuso numerosas bandas sonoras de diferentes estilos, para una gran
variedad de films, sin embargo, el único premio que se le ha concedido hasta la
fecha es la Medalla de Oro del Cine Español, concedida con motivo del
Centenario del Cine (Padrol 2009: 394).
El
argumento de la película "091, Policía al habla" trata de la vida de un policía que atiende las
llamadas de emergencia nocturnas en su coche patrulla. Su hija de 7 años es
víctima de un atropello a la salida del colegio y el conductor se da a la fuga.
Cuando consiguen localizar el coche del siniestro, el policía (interpretado por
Adolfo Marsillach) quiere encargarse personalmente de detener al conductor.
Mientras, el cuerpo de policía tiene que resolver diferentes sucesos que se
desarrollan a través de distintas historias paralelas: la mala relación del
protagonista con su mujer a raíz de la muerte de su hija, un grave accidente de
coche con dos muertos por los efectos del alcohol, una mujer que se pone de
parto, un niño que necesita urgentemente una bombona de oxígeno para respirar y
un robo a gran escala, son algunos de los sucesos a los que se enfrenta la
patrulla de policías en el transcurso de una noche. Dos cacos de poca monta,
interpretados por Tony Leblanc y Manolo Gómez Bur, aportan la comicidad
necesaria a una película basada en la tragedia, para aligerar la tensión. Este
tipo de contrastes es una herencia de la zarzuela, del sainete y en general del
teatro español.
La
finalidad de la película, además del entretenimiento, es mostrar al cuerpo de
policía en labores heroicas y al mismo tiempo humanas, con un marcado carácter
apologético. Es destacable el desarrollo y la estructura del film, así como los
apuntes costumbristas de la época (Aguilar 2013:93). En este aspecto es
necesario destacar el papel de la esposa del policía, prototipo femenino de la
mujer servicial, generosa y todo un conjunto de virtudes necesarias para asumir
lo que debe y puede hacer en la vida una mujer de la época: ser esposa, madre y
ama de casa. Con la pérdida de la niña la relación se desmorona, pero aun así
ella está dispuesta a resolver la situación siempre que su marido la necesite.
Otra pincelada costumbrista que está presente en el film es el que da lugar a
la frase “estar de Rodríguez”, mientras las esposas se van de vacaciones a la
playa con los niños.
La
película se enmarca en un contexto histórico en el que cobra gran importancia
la crónica criminal, en parte debido al auge del semanario El Caso,
fundado en 1952 (Benet 2012: 306). El reparto es excepcional, contando con
algunos de los actores más importantes de la época: entre ellos Adolfo
Marsillach, Tony Leblanc, Susana Campos, José Luis López Vázquez, Manolo Gómez
Bur, María Luisa Merlo, Francisco Cornet, Julia Gutiérrez Caba, Gracita
Morales, Antonio Casas, Asunción Balaguer, Irene Gutiérrez Caba, Agustín
González o Antonio Ferrandis.
La
secuencia inicial es especialmente interesante para ver la relación que se
produce entre música e imágenes ya que sin música no tendría el mismo sentido.
Esta escena nos muestra diferentes planos de niñas vociferando a la salida del colegio, en un hábito muy común, alternándose
con planos de un coche que circula de manera sospechosa y el ruido del frenazo
al dar la curva con excesiva velocidad. La integración música-efectos de sala
crea un continuum sonoro que nos sitúa emocionalmente dentro de la secuencia.
La salida del colegio se orquesta con un ritmo constante de percusión, con un
acorde obstinato construido con un tritono (Fig. 1) y va tomando
cada vez más presencia, incrementándose la instrumentación y acelerando el
pulso rítmico. Es la música la que nos comunica la gravedad de los hechos que
van a acontecer.
Inmediatamente la
niña es atropellada y hay una explosión de metales con un glissando descendente
sobre tres notas (Fig. 2), cuatro pulsos más de percusión en un registro
más grave y de nuevo metales con intervalos disonantes anunciando la tragedia (Fig.
3). De hecho, el plano cenital junto con el acorde en los metales en glissando
descendente nos comunica que la niña ha muerto.
La
música, por tanto tiene una función narrativa puesto que sin música sólo
sabemos que una niña ha sido atropellada. La película continúa sin música
mientras se informan de quién es la víctima, tan sólo se alternan diálogos con
sonido ambiente, ruidos de coches y máquinas de escribir.
La
banda sonora que acompaña a los créditos iniciales tiene una orquestación
claramente inspirada en la película “Vértigo” dirigida por Alfred Hitchcock,
con música de Bernard Hermann. El estreno de Vértigo es de 1958, dos años antes
de la película de Forqué, y Hermann se había convertido en una referencia para numerosos compositores de
bandas sonoras. La música de Augusto Algueró presenta un aire de fusión entre
el jazz y ritmos caribeños. Un motivo circular en obstinato con corcheas
sobre compás ternario, surge cuando le comunican al policía a través de la
emisora que es su hija la que ha muerto y da lugar al inicio de los créditos
(Fig. 4). La banda sonora de Vértigo también se
construye con un motivo circular en obstinato que forma una espiral con
tresillos de negra sobre compás binario (Fig. 5). En las dos películas los
motivos circulares sirven de fondo para desarrollar la sección de metales,
siempre de agudo a grave, con cromatismos que tienen su máximo clímax en
registro grave, tan característico del estilo de Herrmann. Otros elementos
característicos de este autor son: el uso de motivos muy pequeños que somete a
una constante repetición con un elaborado tratamiento sinfónico y el privilegio
del registro grave en la orquestación a cargo de los instrumentos de viento en
detrimento del lirismo de las cuerdas. Estas características se aprecian en la
banda sonora de Augusto Algueró pero adaptándolas a la música de jazz.
En el siguiente vídeo podemos ver el inicio de la película Vértigo de Alfred Hitchcock con banda sonora de Bernard Hermann.
Como
comentamos anteriormente 2 personajes aportan el tono cómico a la obra. Se
trata de dos ladronzuelos que roban un pequeño coche (muy moderno para la
época) y unos melones para intentar impresionar a unas chicas (que no aparecen
en el film). Estos dos personajes cómicos suelen aparecer después de escenas de
máxima tensión y dramatismo y generalmente todas las fechorías que llevan a
cabo les salen mal. Para narrar su presencia, el compositor crea un motivo
musical sobre la escala pentatónica de Mi (Fig. 6), sobre una base
armónica de tónica y dominante. Para cerrar la melodía, a modo de pregunta y
respuesta utiliza un turn around, característico de la música de blues y
la mayoría de las veces está interpretada por marimba y guitarra de caja.
https://www.youtube.com/watch?v=JMTtBSKQxoQ
Poco después de haber devuelto el coche al mismo lugar donde lo
habían sustraído, son detenidos, pero en ese momento el policía (Adolfo
Marsillach) quiere llegar al aeropuerto cuanto antes para evitar que su esposa
se marche a Barcelona. Por ello deciden dejar a los ladrones libres y en ese
momento vuelve a sonar el motivo, con saxofón a ritmo de swing orquestado e
improvisaciones de clarinete.
Los
motivos comentados hasta ahora son los más significativos y tienen lugar a lo
largo de todo el film para ambientar diferentes escenas, principalmente de
carga dramática (Fig, 1, 2 y 3). Además, la banda sonora contiene otras músicas
que ayudan a narrar las distintas situaciones a las que se ven sometidos los
diferentes personajes. También encontramos música diegética para situarnos en
lugares de ocio (una bolera, un pub, un tablao flamenco…). La máxima tensión se
produce al final de la película en el aeropuerto de Barajas ya que, por un
lado, el policía protagonista quiere evitar que su mujer se vaya y, por otro
lado, han sido movilizadas numerosas patrullas para detener a una banda
organizada de ladrones, que intentan huir con el botín a Lisboa. Se producen
escenas de persecución y disparos con máxima tensión, típicas de cine
policiaco. Para ambientar esta escena (que dura casi 5 minutos), Augusto
Algueró recurre a todo el arsenal de motivos y melodías que ha utilizado
durante toda la película: los tres acordes de metales cuando los ladrones son
descubiertos; motivo de espiral con marimba, percusión y metales, junto con las
sirenas de policías al iniciarse la persecución; una improvisación de estilo
be-bop sobre base del motivo de espiral; la música de los créditos iniciales
junto con los golpes en obstinato de la primera escena aderezado con sirenas de policías y múltiples
disparos. El policía protagonista cae herido y suena una variación de los 3
acordes de metales (Fig. 2). Su esposa acude en su ayuda, mientras, la escena
de la persecución continúa desarrollándose in crescendo, hacia el agudo,
hasta el momento en que disparan al ladrón.
La música nos
informa de que la persecución ha terminado al morir el ladrón, con una sinuosa
melodía de saxofón. Unos instantes sin música, tan sólo con el sonido ambiente
de los ruidos de motores y la ambulancia que se lleva al policía herido junto
con su esposa. Para los breves créditos finales se utiliza el motivo de
los cacos desarrollado con gran orquestación, a modo de big-bang con ritmo de
swing.
En definitiva, una interesante película que nos acerca a algunos aspectos de los usos y costumbres de la sociedad española en los 60', con una banda sonora a la altura de cualquier película de cine negro hollywoodiense.
Bibliografía:
PADROL Joan, “La música del cine español de los años 50: Augusto Algueró, Xavier Montsalvatge e Isidro B. Maiztegui” en OLARTE, Matilde. Reflexiones en torno a la música y la imagen desde la musicología española. Plaza Universitaria Ediciones, Salamanca, 2009. P. 389-402.
SANCHEZ BARBA, Francesc. Brumas del Franquismo: el auge del cine negro español (1950-1965). Edicions Universitat Barcelona, 2007.
En definitiva, una interesante película que nos acerca a algunos aspectos de los usos y costumbres de la sociedad española en los 60', con una banda sonora a la altura de cualquier película de cine negro hollywoodiense.
Bibliografía:
AGUILAR, Carlos. Cine y jazz. Ediciones Cátedra,
Madrid, 2013.
ALCALDE
DE ISLA, Jesús. “Pautas para el estudio de la música cinematográfica”. Área
Abierta, Nº 16, Marzo 2007
BENET,
Vicente J. El cine español: Una historia cultural. Paidos, Barcelona,
2012. PADROL Joan, “La música del cine español de los años 50: Augusto Algueró, Xavier Montsalvatge e Isidro B. Maiztegui” en OLARTE, Matilde. Reflexiones en torno a la música y la imagen desde la musicología española. Plaza Universitaria Ediciones, Salamanca, 2009. P. 389-402.
SANCHEZ BARBA, Francesc. Brumas del Franquismo: el auge del cine negro español (1950-1965). Edicions Universitat Barcelona, 2007.