martes, 24 de octubre de 2017

Andrés Suárez: un cantautor renovado




Andrés Suárez. Teatro de la Laboral, viernes 20 de octubre 

Andrés Suárez, el cantautor gallego que ha logrado ser número uno en ventas este verano, puede presumir de tener fans muy fieles.  Muchos de ellos  habían sentido cómo sus planes se frustraban al cancelarse la gira a finales de verano por problemas de salud del cantante.  Pero lejos de devolver las entradas esperaron y el concierto, por fin, llegó el viernes al teatro de la Laboral con nuevo repertorio y nueva puesta en escena. 

Comenzó sin micrófono, entonando la primera estrofa de “Walt Disney” de su séptimo y último disco “Desde una ventana” y seguidamente la banda se unió al completo con el sonido amplificado. La presión sonora y la calidad del audio estuvo bastante bien durante todo el concierto, exceptuando la voz del cantante. Y no porque estuviera mal ecualizada o falta de volumen, más bien es un problema de utilizar correctamente las distancias con el micrófono: al emitir mucho y no alejarse lo suficiente sonaba estridente.  Esa fue la tónica en varias canciones. Por lo demás, un concierto impecable con buenos músicos y buenos arreglos que lograron poner al público en pie para entonar temas como “Vuelve”, la cañera “Que levante la mano” o la enigmática “Más de un 36”.

A mitad del concierto tuvo su momento más íntimo -y un tanto lánguido-, en el que el escritor de canciones, como le gusta denominarse,   se queda en el escenario al frente del piano para entonar la balada “Voy a volver a quererte”, acompañado por la melodía del violín de Marino Sáiz, que durante toda la actuación alternó el violín con el piano con gran maestría. A Víctor Manuel le dedicó la triste “Rosa y Manuel” que habla del Alzheimer y cuya melodía es muy del estilo de Silvio Rodríguez. También pudimos disfrutar del tema inédito “Nana de Noemí”, sólo con guitarra y voz, antes de que regresara la banda en pleno para deleitarnos con varias canciones más animadas, destacando  “Apenas te conozco”, con buenos arreglos más progresivos y mucha caña en directo. Lástima que este tema no tuviera un poco más de duración.

Para los bises se bajó del escenario y cantó él solo “Tal vez te acuerdes de mi” y “Si llueve en Sevilla”, poniendo al público en pie con una gran ovación.  Después le siguió el resto de la banda con acústicas en mano  sin amplificar.  Para las primeras filas fue un momento genial, para el resto no tanto porque el recinto es bastante grande y apenas se oía. De nuevo regresaron al escenario  y se lucieron con temas como “El corazón me arde”.

Más de dos horas de concierto en el que pudimos escuchar canciones que hablan de amor y de desamor, principalmente de vivencias de un cantautor que sabe conectar con el público porque lo hace con honestidad y que llegó a Gijón con energías renovadas y ganas de darlo todo.
 Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España


The Country Side of Harmonica Sam: el Country más auténtico



 

The Country Side of Harmonica Sam. Sala Acapulco del Casino de Asturias. Miércoles 18 de octubre, 2017.

Pocas veces podemos escuchar auténtica música country en directo. Como ocasión excepcional, la sala Acapulco de Gijón reunió a algunos cientos de aficionados al género para ver a una banda que  durante hora y media consiguieron trasladar al público al mismísimo pueblo de Nashville, cuna del country. Lo curioso de “The Country Side of Harmonica Sam” es que son europeos y para más datos suecos y tocan un country más auténtico que la mayoría de los grupos americanos. Además consiguen vender discos, algo difícil en el género.

Con más de dos décadas de rodaje de cada uno de sus componentes por distintos escenarios, la autenticidad de este grupo había sorprendido con su primer trabajo “Open Letter to the Blues”, editado en 2015. En esta ocasión dan un paso más al grabar “A Drink After Midnight” (2017) y se reafirman como banda que bien pudiera copar los primeros puestos del mismísimo programa radiofónico  “Grand Ole Opry”, referente del género desde  hace casi un siglo e inmortalizado en el cine por Clint Eastwood en la película “Aventurero de Medianoche”, entre otros films.

Con unos minutos de retraso se subieron al escenario los cinco miembros del grupo, ataviados con una estética impecable y dispuestos a desvelar su nuevo trabajo, parte del anterior y algunos clásicos del repertorio country. Quizás, lo más llamativo de la banda es el virtuosismo de Peter Andersson con su instrumento, un pedal steel, que esgrimió contramelodías a la voz solista y solos de gran dificultad.  Sin duda, es un espectáculo ver a este músico tocar. También podemos destacar a  Harmonica Sam, nombre artístico del cantante y líder de la banda, poseedor de ciertas cualidades vocales que le convierten en un standard de la música country: con riqueza de armónicos en los agudos y ese sonido metálico con toques nasales. En general, todos los miembros de la banda son buenos músicos, cada uno en su instrumento. El empaste y las acentuaciones rítmicas del contrabajo de Ulrik Jansson con la batería de Patrik Mamros y los solos de guitarra eléctrica en las cuerdas graves de Johan Bandling Melin, completan el quinteto. De este último también es necesario mencionar los afinadísimos coros en tesitura aguda apoyando a la voz cantante.
Varias parejas se desataron a lo largo de la noche para mostrar sus dotes coreográficas en la pista de baile durante un buen concierto, con buen sonido y un repertorio a base de auténtico country que provocó efusivos aplausos entre los asistentes.


Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 

Dos artistas que bailan solas



Marilia Andrés, III Festival de Cortometrajes de Gijón.
Amistades Peligrosas, sala Acapulco del Casino de Asturias. 
Viernes 13 de octubre de 2017.
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La nostalgia de los años noventa llegó a Gijón el viernes  por distintos motivos, atrayendo a dos artistas que en su día coparon las listas de éxitos junto a sus respectivos parteners  y que cada una de ellas intenta abrirse camino, bien en solitario o bien con nuevo acompañante, pero sin dejar atrás su pasado. 

Por un lado Marilia Andrés, la voz grave de aquellas dos chicas que se negaban a ser “mujer florero” y se preguntaban “Cómo repartimos los amigos” tras una separación.  La ex “Ella baila sola” era la estrella invitada al III Festival de Cortometrajes “Con otra mirada”, que tenía su cita en el Ateneo de la Calzada. Con el recinto lleno ofreció un breve concierto en acústico con canciones archiconocidas de su repertorio de “Ella baila sola” y alguna pincelada de su carrera en solitario, incluido algún tema de su nuevo disco “Infinito”.  En cuanto a lo musical nada nuevo y nada que pueda pasar a la posteridad, según mi criterio.  Sin embargo hay una cosa que me encanta de Marilia y es su dicción: articula cada sílaba a la perfección para que se entienda perfectamente cada palabra y eso es de agradecer en los tiempos que corren. 

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La sala Acapulco consiguió reunir a poco más de un centenar de nostálgicos para escuchar grandes éxitos de “Amistades Peligrosas”, aquel dúo formado por Cristina del Valle y Alberto Comesaña que saltaron a la fama por sus letras de denuncia social y su puesta en escena con bailes cargados de erotismo. La asturiana Cristina del Valle conserva el nombre del dúo, conserva sus canciones y  la capacidad para crear nuevas letras punzantes para su nueva andadura, con la colaboración del cantante y compositor Marcos Rodríguez. Los dos, junto con tres músicos acompañantes y un diván en el escenario para escenificar sus números morbosos, consiguieron transmitir a sus incondicionales fans el buen feeling que hay entre ellos y las ganas que tienen de contar cosas nuevas, sin olvidar  los éxitos pasados. También estuvo presente la cantante  Anabel Santiago, que fue la encargada de desenterrar las raíces asturianas y teñir la sala de emoción entonando “Santa Bárbara Bendita” y “Chalaneru”. Las lágrimas se apoderaron de la voz de Cristina y a duras penas era capaz de terminar los versos del “Chalaneru”. 

Puede que no siempre hagan buenas canciones o que los arreglos musicales y la instrumentación no estén a la altura de las letras, como ocurrió en este concierto, sin embargo Cristina del Valle es una mujer muy comprometida con los problemas sociales, entrañable, cercana y con un discurso encima del escenario que hace que merezca la pena seguir su trayectoria, bien sea acompañada o bien sea bailando sola.

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

"Vínculos", un gran proyecto de la OCAS



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Orquesta de Cámara de Siero, Kamy Rapstyle, Rafa Kas, Rodrigo Cuevas y Bombai. Teatro de la Laboral, domingo 8 de octubre.

Sin duda falló la promoción del evento porque el motivo y la calidad artística era más que suficiente para haber abarrotado el Teatro de la Laboral  y haber agotado las entradas, pero se quedó en poco más de media butaca. El motivo se denomina “Vínculos”, un proyecto que lleva a cabo la Orquesta de Cámara de Siero (OCAS) desde hace algunos años, apostando por la integración social y cultural a través de la música.  La calidad artística corría a cargo de la propia OCAS que, dispuestos a recaudar fondos para poder darle continuidad a su proyecto, reunieron en el escenario a diferentes artistas con diferentes propuestas.

Manuel Paz, director de la OCAS, desgranó el significado de “Vínculos” e inició el concierto, batuta en mano, con una versión de “Haiyu” un tema de la escritora y compositora Mariem Hassan, que se ha convertido en todo un himno para la cultura saharaui, lugar de procedencia de Hassan. Una bonita versión sinfónica que supo captar la esencia del tema árabe y fusionarla con armonías occidentales. Kamy Rapstyle, también de origen saharaui, puso el toque rap a la velada presentando “He vuelto” y “Querida abuela”, dos temas en los que Kamy recitaba sus versos apoyados sobre una base pop orquestada por la OCAS. Sin duda una fusión interesante. 

La colaboración del guitarrista Rafa Kas puso el toque rock a la velada, desplegando su arsenal de pedales y distorsiones para ofrecernos una composición propia con aires de “Queen” y “Beatles” titulada “El mar”. Un buen tema en versión sinfónica en el que, además de la OCAS participaron músicos de la talla de Antón Ceballos (bajo) y Samuel Rodríguez (piano). La interpretación del famoso “Kashmir” de Led Zeppelin desató una gran ovación entre el público al ver a una joven orquesta disfrutar y medir con precisión cada melodía, amén de la voz de Rafa Kas, pues no es tarea fácil emular al mismísimo Robert Plant, sin embargo resolvió con nota.  

El controvertido Rodrigo Cuevas fue el encargado de poner al público a “perrear” y a hacer “twerking”, después de corear “Déxame subir al carru”. Sin duda el momento más festivo de la velada. Pero Rodrigo Cuevas es algo más que un artista divertido porque sabe sacar la esencia de cada estilo que aborda y darle una vuelta más transgresora. Así lo demostró con su interpretación de “El día que nací yo”, copla de Quintero, Guillén y Mostazo compuesta para la gran Imperio Argentina. Cuevas, ataviado con madreñas y mantilla, demostró que está dotado de una gran voz y que la puesta en escena no tiene porqué ceñirse al dramatismo habitual de las folklóricas. Hay otras maneras de interpretar. Y es que Rodrigo Cuevas es mucho más que un artista que se sube al escenario con liguero y madreñas. 

Para cerrar la velada el grupo de moda “Bombai”, cuyo estilo ellos mismos lo definen como “Beach-pop”, interpretando tres temas, entre ellos el famoso “Solo si es contigo”, propuesta para ser la mejor canción pop de este año. Sin duda, una gran velada que conlleva un gran esfuerzo de medios técnicos, artísticos y humanos para poner en marcha toda esta amalgama de colores sonoros sin que nada falle y cuyo objetivo es bien noble. Pues bien, nada falló, excepto la asistencia del público, pero los presentes supimos valorar ese gran esfuerzo y ese proyecto llamado “Vínculos”, brindando a la OCAS y a sus artistas invitados una gran ovación todos en pie. 

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 

La OSPA deja el listón bien alto



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Concierto de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Programa: “Música y Literatura I”. Teatro Jovellanos, 5 de Octubre, 2017

Dos figuras importantes en la trayectoria de la OSPA han fallecido durante este verano: la brillante pianista Olga Semushina, colaboradora habitual de la Sinfónica durante la década de los noventa y el chelista Juan Carlos Cadenas, uno de sus componentes más respetados. Con este sentimiento de orfandad  y un minuto de silencio en su honor inició la temporada la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias bajo la batuta de Rosen Milanov. 

Dentro del programa “Música y Literatura I” abrieron con la poética, sempiterna y emocionante obra de Carl Orff “Carmina Burana”. La sección de cuerdas en pizzicato tejía el obstinato para desgranar las melodías de la primera parte (“Fortuna Imperatrix Mundi”) y dar lugar al lucimiento del Coro de la Fundación Princesa Sofía que estuvo a la altura de la orquesta, desde el “O Fortuna” inicial hasta el final homónimo, pues la obra se compone de veinticinco poemas con una idea circular de vuelta al origen. En el cuarto poema “Omnia sol temperat”, hacía su aparición el barítono Hugh Rusell, con una puesta en escena impetuosa. La escenificación del poema cargada de dramatismo provocaba que su voz acusara un ligero exceso de vibrato. Un nimio detalle a tener en cuenta, pues su actuación, con varios números solistas, se ganó una gran ovación del público al final de la obra por su precioso timbre y por la potencia de su voz. Para los números de solo de tenor contamos con la presencia del catalán David Alegret que solventó con más o menos acierto el difícil papel en las notas agudas, pues las exigencias de la partitura en cuanto a tesitura exceden el habitual registro de un tenor. La ovetense Ana Nebot fue la encargada de lucir los números destinados a la voz soprano, destacando por la coloratura y la riqueza de matices en el poema “Dulcissime!” y el empaste con el coro en “Amor volat undique”.

Si destacábamos la actuación del coro también es necesario mencionar al coro de niños, situado en los dos palcos laterales por problemas de espacio, que hizo breves apariciones muy bien solventadas. Espectacular quedó su intervención en partes como en “Tempus es locundum”, cantando el coro “Oh, oh, oh”, totus floreo” (Oh, oh, oh, ya florezco todo entero). Por parte del coro al completo también cabe señalar el poema anterior a éste, “Ven, veni, venias!”, dotado de una gran riqueza rítmica cambiante que interpretaron magistralmente. 

La obra de Orff es tan rica en matices y dinámicas, que permite un gran margen de expresividad, y la dirección de Rosen Milanov estuvo sublime, tanto en las partes de pianissimo como en los fortes. El cierre final del “O Fortuna”, cargado de emoción y pleno de potencia se ganó los aplausos del multitudinario público presente en el Teatro Jovellanos y dejó el listón muy alto para próximas actuaciones de la temporada de la OSPA.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España