Andrés Suárez. Teatro de la Laboral, viernes 20 de
octubre
Andrés Suárez, el
cantautor gallego que ha logrado ser número uno en ventas este verano, puede
presumir de tener fans muy fieles. Muchos
de ellos habían sentido cómo sus planes
se frustraban al cancelarse la gira a finales de verano por problemas de salud
del cantante. Pero lejos de devolver las
entradas esperaron y el concierto, por fin, llegó el viernes al teatro de la
Laboral con nuevo repertorio y nueva puesta en escena.
Comenzó sin micrófono,
entonando la primera estrofa de “Walt Disney” de su séptimo y último disco
“Desde una ventana” y seguidamente la banda se unió al completo con el sonido
amplificado. La presión sonora y la calidad del audio estuvo bastante bien
durante todo el concierto, exceptuando la voz del cantante. Y no porque
estuviera mal ecualizada o falta de volumen, más bien es un problema de
utilizar correctamente las distancias con el micrófono: al emitir mucho y no
alejarse lo suficiente sonaba estridente.
Esa fue la tónica en varias canciones. Por lo demás, un concierto
impecable con buenos músicos y buenos arreglos que lograron poner al público en
pie para entonar temas como “Vuelve”, la cañera “Que levante la mano” o la
enigmática “Más de un 36”.
A mitad del concierto
tuvo su momento más íntimo -y un tanto lánguido-, en el que el escritor de
canciones, como le gusta denominarse,
se queda en el escenario al frente del piano para entonar la balada “Voy
a volver a quererte”, acompañado por la melodía del violín de Marino Sáiz, que durante
toda la actuación alternó el violín con el piano con gran maestría. A Víctor
Manuel le dedicó la triste “Rosa y Manuel” que habla del Alzheimer y cuya melodía
es muy del estilo de Silvio Rodríguez. También pudimos disfrutar del tema
inédito “Nana de Noemí”, sólo con guitarra y voz, antes de que regresara la
banda en pleno para deleitarnos con varias canciones más animadas, destacando “Apenas te conozco”, con buenos arreglos más
progresivos y mucha caña en directo. Lástima que este tema no tuviera un poco
más de duración.
Para los bises se bajó
del escenario y cantó él solo “Tal vez te acuerdes de mi” y “Si llueve en
Sevilla”, poniendo al público en pie con una gran ovación. Después le siguió el resto de la banda con
acústicas en mano sin amplificar. Para las primeras filas fue un momento
genial, para el resto no tanto porque el recinto es bastante grande y apenas se
oía. De nuevo regresaron al escenario y
se lucieron con temas como “El corazón me arde”.
Más de dos horas de
concierto en el que pudimos escuchar canciones que hablan de amor y de desamor,
principalmente de vivencias de un cantautor que sabe conectar con el público
porque lo hace con honestidad y que llegó a Gijón con energías renovadas y
ganas de darlo todo.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España