Concierto en el teatro de la Laboral de Gijón. Jueves 26 de mayo.
Con gritos de ¡Guapoo!, ¡Macizoo! y algún esporádico ¡quiero un hijo tuyoo!
recibieron los múltiples fans a Javier Labandón en Gijón este jueves y los
piropos no cesaron en toda la noche. “El Arrebato” volvió al escenario
con su banda para casi concluir una gira que le ha llevado por toda España
presentando su disco “La música de tus tacones”. Un disco que añade alguna
varilla más a su abanico de acordes y estructuras de rumba-pop con algunos
pellizcos flamencos. La esencia es la misma de sus anteriores discos y su forma
de cantar también pero se detectan algunos arreglos musicales diferentes
que no se apoyan solamente en la cadencia andaluza, ofreciendo un sonido
renovado.
Calentó el ambiente con algunos de sus éxitos anteriores. “Dame cariño”,
“Que salga el sol por donde quiera” (su primer gran éxito) y “Una noche con
arte” precedieron a “Vuela”, primer tema del nuevo disco de tempo lento y fácil
de convertirse en un himno. La mayoría de las canciones iban acompañadas
de algún comentario apelando a las emociones y a los sentimientos más humanos.
Y es que el éxito de Javier Labandón se debe precisamente a ese tipo de
reflexiones en torno al amor, a la energía positiva y a la vida diaria,
conectando con el público de forma cercana y entrañable y cantando con el
corazón.
Cinco músicos dirigidos por el pianista Jesús Chávez arroparon durante todo
el concierto al cantante y tuvieron momentos para lucirse cada uno con su
instrumento. Así fue en la versión instrumental del tema “Cuando quieras
quiero”, con muchos matices en cuanto a dinámica. También destacar la
preciosa introducción de piano jazzeada del tema “Durmiendo en tu ombligo” que
dio paso a un remix de varios temas con más dificultad vocal, en la cual se
apreciaba cierto cansancio en la voz, aunque Javier no escatimó energías
dejando el alma en el escenario. Para entonar “No lo entiendo” se sumaron un
cajón flamenco y unas palmas y continuó con una versión muy particular del
fandango de Camarón “A un pozo tiré una piedra”, en la que se lució de manera
excepcional el jovencísimo guitarrista Álvaro Llanos; sin duda su forma de
tocar dará que hablar en los próximos años.
Dos horas de concierto
dieron para interpretar grandes éxitos, para conquistar (más aún) a los fans,
dedicando el himno del Sevilla a Antonio Puerta y a Manolo Preciado
y para despedir con el apropiado tema de Los Módulos “Todo tiene su fin”,
amén de algunos bises más. Ciertos detalles se podrían mejorar, por ejemplo las
pausas tan largas entre canción y canción. También es poco frecuente en este
tipo de conciertos que no se permita grabar ni hacer fotos con el móvil, así
que el público se quedó con las ganas de tweetear o compartir por facebook sus
momentos mágicos (aunque hubo quien se saltó las normas, por supuesto). Es
posible que no fuera la noche con más arte de toda la gira (como prometía El
Arrebato al inicio) pero hubo mucho arte en un concierto divertido y entrañable
para los fans.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España el 28-5-2016