martes, 14 de agosto de 2018

Luz Casal se crece en Poniente






Luz Casal. Escenario de Poniente, Semana Grande. Viernes, 10 de agosto.


Fue una noche especial para Luz Casal. Tocar en Gijón y en un escenario como el de Poniente impone hasta los más grandes. La cantante recordaba sus primeros pinitos  en la Agrupación Artística Gijonesa, cuando aún no era nadie y lo importante que era para ella volver a sus orígenes.  Por ello lo dio todo y se entregó en cuerpo y alma.

En la primera parte del concierto el escenario le quedaba grande y los miles y miles de espectadores que acudieron aplaudían con timidez, esperando algo más. Posiblemente canciones como “Días Prestados”, “Lucas” o “Miénteme al oído”,  del último disco “Que corra el aire” funcionan mejor en teatros más pequeños y con más intimidad. Luz es una mujer cercana,  que sabe tocar fibras porque tiene muchas vivencias detrás y funciona mejor en las distancias cortas. Pero una mujer como ella, sin una gran voz -sigue desafinando bastante- o sin un gran físico, no llega a donde está porque si, llega porque es una gran luchadora y sabe crecerse ante las circunstancias.

Con un discurso sobre sus humildes orígenes avivó la emotividad de los espectadores y comenzaron a corear la archiconocida  “Entre mis recuerdos”. Ese escenario que al principio le quedaba grande se iba encogiendo con temas como  “No me importa nada”  o “Besaré el suelo”, con final apoteósico. Empezaba a ganarse al público y conseguía que nuestra mirada permaneciera atenta  a sus movimientos a través de las gigantes pantallas laterales. El espíritu rockero se apoderó de ella con “Plantado en mi cabeza” o “Pedazo de cielo” y se volvió “Loca” con su fantástico e imperecedero  riff de guitarra, llegando a culminar el momento cañero con “Rufino”, teniendo que achicar la voz porque aún faltaba concierto.

El arreglo precioso de piano en “Lo eres todo” dio paso al momento almodovariano, con la magnífica guitarra de “Piensa en mí” y “Un año de amor” que cantó con mucha emoción. También  hubo homenaje a Mari Trini con “Amores” y terminó su concierto por todo lo alto con “Te dejé marchar”.

El mayor mérito que tiene Luz Casal es que siempre ha sabido escoger muy buenas canciones, de hecho, creo que las mejores canciones del repertorio de rock femenino que ha habido en España las ha defendido ella. Con los años ha sabido  sacar partido a su peculiar voz -poca tesitura, poca fuerza en algunos registros y problemas de afinación en directo- y ha creado un sello de identidad atractivo e inconfundible. Por eso, aunque sus nuevas canciones funcionen mejor en los escenarios más pequeños sus grandes éxitos siempre serán bien recibidos en escenarios como los de Poniente.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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