sábado, 21 de julio de 2018

Final del Concurso Internacional de Música Antigua de Gijón: Opiniones Divergentes



VII Concurso Internacional de  Música Antigua de Gijón. Centro de Cultura Antiguo Instituto. Miércoles, 11 de julio
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El jurado y el público no siempre están de acuerdo y supongo que es una cuestión de criterios. En principio el público se decanta por lo que ve, lo que escucha y lo que siente en ese momento, mientras que un jurado especializado tiene en cuenta otros factores que, a veces, se escapan de la comprensión de la mayor parte del público. Así surgen calificativos como “tongo”, “esto está amañao”, etc. Esto es lo acontecido en la final del Concurso Internacional de Música Antigua de Gijón una vez emitido el fallo del jurado, que se decantó por un “ex aequo” entre las dos formaciones: “Vox Tremula” e “Ibera Auri”.  Pero también había un “Premio Especial del Público” y este recayó en la formación “Ibera Auri”. La polémica estaba servida.
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Los tres flautistas de “Vox Tremula” abrieron el concierto, interpretando cinco piezas que van desde el medievo hasta el barroco tardío, con un despliegue de flautas barrocas y renacentistas de distintas tesituras. La interpretación de las dos primeras piezas, “Una panthera” (J. Ciconia) y “Se do mal que me queréis” (Anónimo), fue correcta, salvando los problemas de afinación que presentan estas flautas por los cambios de temperatura y humedad. “La canción del emperador” (J. des Prez) y “Contrapunto XIII” (J.S. Bach) dio lugar al lucimiento de la flauta bajo que sostenía la voz grave para apoyar los fraseos de las otras dos voces. Dos piezas interesantes que tuvieron una interpretación correcta pero, quizás, con excesiva rigidez. Con más soltura y solvencia finalizaron su concierto con “La Follia” (A. Vivaldi), una brillante pieza que levantó aplausos sonoros.
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“Ibera Auri” supo conquistar al público por la diversificación instrumental, combinando flautas con clave y voces. Con más acierto que su interpretación en la semifinal este grupo se decantó por un repertorio de carácter ibérico, en el que destacó “Sosieguen, descansen” (Sebastián Durón) por la interpretación del clave, la buena expresión vocal y los bonitos pasajes de flauta en contrapunto con la voz mezzo. También, muy destacable la interpretación de “Marizápalos” (Anónimo), adornada con una bonita historia para contextualizar e interpretada con el clave, las dos flautas y las dos voces, alternando y obteniendo un diálogo de gran riqueza sonora.

Aunque el público asistente a la final lo tenía muy claro para el jurado era muy difícil, de ahí el empate técnico. Además de la dotación económica (1.700 €), la posibilidad de formar parte de la programación de la Sociedad Filarmónica de Gijón es un aliciente muy importante para estas formaciones que dedican muchas horas al estudio y tienen pocas oportunidades. Hay que aplaudir a todos los participantes en esta edición del concurso pero, sin duda, el mayor aplauso le corresponde a la propia organización del Festival de Música Antigua de Gijón, por la calidad que ofrece y el nivel tan alto conseguido en su edición XXI.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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