Concierto de Revólver en el Teatro de la Laboral, Gijón. Viernes 25 de
abril.
Carlos Goñi, voz y guitarra
Manuel Bagües, bajo
Julián Nemesio, batería.
Hace tiempo descubrí que para disfrutar de la música de Revólver hay que saberse
las letras porque si no se hace pesado. Fui al concierto de Gijón para
ver la presentación del nuevo disco “Babilonia” con media lección
aprendida, es decir, con varios temas memorizados. Menos mal, porque si alguna
pega le puedo buscar a este concierto de dos horas es que cuando la banda está
a pleno rendimiento apenas se entiende lo que dice Carlos Goñi. No porque
tenga mala vocalización (bastante buena por cierto), es más bien porque
la contundencia del trío envuelve la voz dejándola un tanto
sumergida. Es curioso, porque el formato trío es el más pequeño que
ha tenido Revólver en su larga trayectoria de más de 25 años, pero los arreglos
que han hecho y la energía con la que tocan hacen que suene a una banda mucho
más numerosa de auténtico rock americano.
Después de este pequeño apunte el resto son halagos. Buenas
composiciones siguiendo las líneas marcadas desde hace tiempo y una buena
construcción de letras muy actualizadas, de crítica social y de sentimientos
muy humanos hacen que cada oyente se identifique (cada uno a su manera) con los
10 temas que conforman “Babilonia”. Pero no todo fueron novedades,
también pudimos disfrutar de clásicos, referentes del pop español, como “Si es
tan solo amor”, “Duro de llevar”, “El roce de tu piel”, “Mi rendición” o “Si no
hubiera que correr”.
Tras tocar el primer tema “Babilonia”, Goñi se ganó a los
gijoneses recordando que uno de los mejores momentos de su vida fue en el
Náutico cantando “El Faro de Lisboa”, tema que volvió a interpretar
ganándose una gran ovación. Hubo otras anécdotas narradas entre canción y
canción, mientras Perucho, “el mejor técnico de guitarra del mundo” (mencionado
en cada ocasión), le cambiaba los cables o las guitarras. Contó que hace
15 años en un pueblo de Asturias (Pola de Lena, le gritó una espectadora) lo pasó
muy mal porque se le olvidaron todas las letras, por eso lleva atril y, aunque
para esta gira prefería prescindir de él hay canciones que lo necesitan, pues
contienen letras que no quiere interiorizar, como “La moral mora en la
moneda”, un tema muy bien narrado que habla de la situación de España en
los últimos años.
Entre temas acústicos con guitarra y voz y otros de sonido más cañero
transcurrió el concierto para finalizar con el emblemático “El Dorado”, donde
Carlos Goñi se marcó un largo solazo de guitarra demostrando lo buen
instrumentista que es, no sólo cantautor. Me dejó con la boca abierta y levantó
al público de sus asientos dando botes. El trío se fue bailando por el fondo
del escenario mientras recibían una estruendosa ovación. No hubo lugar para
ningún bis, ya estaba todo cantado y contado.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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