domingo, 29 de abril de 2018

Sergio Dalma camina seguro por la vía italiana


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Tour Vía Dalma III. Teatro de la Laboral, sábado 21 de abril

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El éxito de Sergio Dalma estaba asegurado antes de iniciar el “Tour Vía Dalma III”. Las grandes canciones de la música italiana de siempre estuvieron presentes en las dos ediciones anteriores de “Vía Dalma” y para este tour rescató lo mejor, aquello que funcionó y añadió alguna canción más. Quién no ha cantado alguna vez “Solo tú” de Matia Bazar, “El mundo” de Jimmy fontana, “Será porque te amo” de Ricchi e Poveri, la versión de “Yo no te pido la luna” en voz de Fiordaliso  o los famosísimos éxitos de Umberto Tozzi “Te amo”, “Gloria” y “Tú”.  Estas y otras tantas italianas, más los grandes éxitos del cantante estuvieron presentes en el abarrotado Teatro de la Laboral. ¿Es posible defraudar a un público afín con este repertorio? Creo que no. Además de buen  repertorio, si el artista se apoya en grandes músicos que mejoran los arreglos de los temas originales, no hay riesgo posible.

Inició el concierto con “Toda la vida” de Lucio Dalla y “Necesito un amigo” de Antonello Venditti y sonaron prácticamente igual que los originales, sin ningún arreglo nuevo, si exceptuamos la contundencia de la banda en directo que siempre gana. Buenos arreglos armónicos en “Te amo” de Umberto Tozzi que quedaron un tanto desmejorados en la parte final porque a la voz le costó adaptarse al cambio de tonalidad. Para compensar el desliz vocal se entregó a fondo  en “Bella sin alma”, la preciosa balada de Ricardo Cocciante: Dalma derrochó intensidad, emoción y alarde de cuerdas vocales.

En un concierto homenaje a la música italiana no podía faltar  “El mundo” de Jimmy Fontana y, de nuevo, Umberto Tozzi y su famoso “Tú”: el público ya no pudo permanecer sentado en sus butacas y se desató cantando y bailando. Este tema también destacó por el arreglo final de la banda. Aunque la mayor parte de las canciones se tocaron tal cual las hemos conocido en décadas pasadas fue en los finales donde la banda se lució. También destacar la versión swing-ragtime del tema de Domenico Modugno “Volare” que, como dice Dalma “cuando uno la canta es incapaz de estar serio”. Bonita la versión de “Sábado por la tarde” con Alicia Araque de partener vocal que, además de gran voz estuvo todo el concierto apoyando en coros, percusión y guitarras. De nuevo la cantante demostró buen gusto y buena técnica interpretando “Solo para ti”, mientras Dalma se tomaba un pequeño descanso

No creo que haya concierto de Sergio Dalma sin que suene “Bailar pegados” y como está obligado a hacerla acierta ofreciendo un arreglo más contemporáneo y evitar así caer en lo empalagoso del original. Por supuesto tampoco faltó “Galilea”, tema emblemático con el que acostumbra a cerrar sus conciertos. Por último, quiero destacar la presentación que hizo de sus músicos con  fotos y nombres a través de una pantalla, una forma original que le honra porque, hablando claro, qué es un cantante sin una buena banda detrás.
Y después de esto toca preguntar: ¿Habrá “Vía Dalma IV”? ¿optará por un cambio de estilo? Es difícil renunciar al éxito cuando está asegurado, pero lo bueno de los artistas es que a veces te sorprenden.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 

Danilo Pérez, John Patitucci y Brian Blade: "Tres grandes del jazz"


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Danilo Pérez, John Patitucci y Brian Blade. Teatro de la Laboral, viernes 20 de abril, 2018

En la música, como en todo, hay acontecimientos que se convierten en hitos históricos y se mantienen en la memoria colectiva pasando a formar parte de rankings, de páginas de internet o de libros recopilatorios cuyo título comienza por “Los 100 mejores de…”. Pues bien, a mi juicio la unión de tres astros de la primera liga del jazz que se juntan para crear “Children of the Light” bien podría ser uno de esos hitos históricos. Se trata de Danilo Pérez (piano), John Patitucci (contrabajo) y Brian Blade (batería): tres músicos con una trayectoria más que solvente que dominan el lenguaje del jazz en todas sus vertientes como pocos. La presentación de este disco en el Teatro de la Laboral probablemente quede grabado en la memoria de los asistentes por mucho tiempo, ya que las sensaciones más placenteras afloraron desde la primera nota del piano y fueron in crescendo durante casi dos horas de concierto.

Abrieron con “Children of the Light”, tema homónimo del álbum, en el que se aprecia la calidad técnica y la riqueza del lenguaje que utilizan cada uno de ellos: improvisaciones, obstinati, búsqueda de diferentes timbres, cambios rítmicos y un sinfín de matices que conforman su manera de entender el jazz más contemporáneo.  Cada composición aglutina una cantidad de técnicas y de estilos que desborda los oídos de los aficionados. Impacta el altísimo grado de entendimiento que se aprecia desde la butaca, -están conectados de tal forma que respiran a la vez-, sin embargo, lo mejor del trío es su nivel tan grande de improvisación: tienen tanto dominio y disfrutan tanto de lo que hacen que no dejan de sorprenderse con las improvisaciones de sus compañeros. Así lo pudimos comprobar en el tema lento y enigmático “Midnight on Congo Square” o en “Suite for the Américas”, en el que Patitucci exploró el contrabajo con el arco, produciendo sonoridades totalmente diferentes.  Una gran composición sin duda. También estuvo presente un homenaje al creador del bebop Thelonious Monk con una particular versión de la desconocida “Gallo’s Gallop”.

Con “Lumen”, además de la experimentación tímbrica -apagando y jugando con las cuerdas del piano-, se buscó la interacción con el público para silbar una melodía, pero se ve que el silbido no es nuestro fuerte, a juzgar por el caos melódico que se formó durante unos segundos. Rápidamente Danilo Pérez desistió del intento, dejando que el tema fluyera y creciera hasta el apoteósico final. La ovación fue larga y sonada.    
La faceta más humana y de compromiso social de Danilo Pérez también estuvo presente al dedicar “Within Everything” a Donald Trump, al que le envía energía “para ver si se le ilumina algo y le entra un poquito de luz”. Falta hace.  Varias anécdotas de crítica social se sucedieron entre tema y tema pero lo que más destacó fue el buen jazz extraído de un trabajo dedicado al saxofonista Wayne Shorter, culpable de la unión de estos tres grandes.
Sin duda, un orgullo para Gijón haber podido contar con la presencia de Pérez, Patitucci y Blade en su gira europea y una gran satisfacción para los asistentes al teatro, al ser protagonistas del estreno de un disco que,  probablemente, será mencionado. 
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

viernes, 20 de abril de 2018

Quantum Ensemble: Contrastes Zíngaros


“Quantum Ensemble”, organizada por Sociedad Filarmónica de Gijón.
 Teatro Jovellanos, miércoles 11 de abril.
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“Zíngaros” es la última propuesta del grupo de cámara “Quantum Ensemble”, formado por David Ballesteros (violín), Cristo Barrios (clarinete) y Gustavo Díaz-Jerez (piano), contando con la colaboración especial de Cecilia Bércovich (viola) y Ángel Luis Quintana (violonchelo). Desde Tenerife llegaron al Teatro Jovellanos por cortesía de la Sociedad Filarmónica de Gijón para ofrecer un concierto de alto nivel, cuyo hilo conductor fue la música de raíces étnicas y de inspiración en el folklore zíngaro. 

Abrieron con un arreglo para trío de la Rapsodia Húngara nº 9 de Franz Liszt, en una notable interpretación cargada de gran expresividad y con bastante fidelidad a los espontáneos cambios de ritmo. Liszt, un fascinante personaje adelantado a su época y uno de los más grandes revolucionarios de la música clásica, compuso un total de diecinueve rapsodias para piano basadas en la música folklórica húngara. La interpretada por Quantum Ensemble es una de las más largas y espectaculares, con rubatos muy contrastantes y un continuo diálogo entre piano y violín apoyados en el chelo que marcaba el tempo entre arco y pizzicatos. El difícil y elaborado final de la obra, principalmente debido al gran virtuosismo que requiere, fue interpretado notablemente por los tres músicos, destacando la ejecución del pianista.  Primera ovación de tres cuartos de butaca con un público renovado y muy rejuvenecido gracias a la notable presencia de alumnos y alumnas que cursan la asignatura de música en el Instituto Nº 1 de Gijón, cuyo comportamiento fue ejemplar.
Era el turno de Bèla Bartók y su obra “Contrastes para violín, clarinete y piano”.  Bartok supo conjugar como nadie la música contemporánea con la tradición húngara, siendo capaz de traspasar la jerarquía de las tonalidades arraigadas durante siglos y ofrecer nuevos sistemas de concepción musical. La genialidad del compositor se refleja en los tres movimientos que forman esta obra tan interesante, compuesta por encargo del clarinetista de jazz Benny Goodman.  Una obra de gran complejidad armónica y de muy difícil ejecución rítmica, que fue sorteada con maestría por el trío de piano, violín y clarinete. A destacar la interpretación de la danza rápida “Sebes” (último movimiento), cuya particella de clarinete requiere un altísimo nivel de interpretación y Cristo Barrios estuvo a la altura de la obra. 

Tras la pausa llegó el broche final con Brahms y su  “Cuarteto para piano nº 1 en Sol menor”.
Parte del público, más afín a la tonalidad decimonónica, manifestaba su satisfacción por la
sonoridad relajándose en sus butacas para disfrutar de una composición de gran belleza y
arquitectura formal alejada de las raíces folklóricas, cuyo cuarto y último movimiento “Rondo
alla Zingarese”, era la disculpa perfecta para incluir la obra en este programa dedicado a la
música zíngara. Para la interpretación hizo su aparición en el escenario la viola de Cecilia
Bércovich y el diálogo entre los cuatro instrumentos alcanzó momentos de gran intensidad y
concordancia. Una magnífica interpretación que levantó  sonoros y reiterados aplausos.
En agradecimiento los cinco músicos volvieron a salir al escenario para ofrecer una propina:
un magnífico arreglo de Cecilia Bérkovich sobre la “Danza húngara Nº 7” de Brahms.
Sin duda, un gran concierto lleno de contrastes entre lo exótico y lo clásico, que viene a
reforzar la labor de la Sociedad Filarmónica de Gijón en su empeño por traer a la ciudad
de Gijón la música de cámara del más alto nivel.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España