Albert Plá en su gira “A pleno pulmón”. Sala Acapulco del Casino de
Asturias. Viernes 8 de mayo.
Después de que su último espectáculo “Manifestación” fuera censurado en
Gijón, tras las polémicas declaraciones a La Nueva España al manifestar que "a mí siempre me ha dado asco ser español, y
espero que a todo el mundo", vuelve con “A pleno pulmón”, más
pacífico, más tranquilo, más indiferente y menos controvertido. No hubo
alusiones a la polémica censura y tampoco hubo nada nuevo en este espectáculo.
Se presenta en la sala Acapulco ataviado con su habitual túnica desaliñada,
una guitarra acústica, máquina de humo y un sofá en medio del escenario,
dispuesto a hacer un repaso por sus canciones más emblemáticas rescatadas de
los nueve discos que conforman su carrera discográfica. Un repertorio de
melodías sencillas entre rumba y pop muy fáciles de digerir, cantando en su
estilo habitual entre susurros y sonrisas infantiles, en contraposición
con el mensaje de sus letras irónicas, cargadas de denuncia social, surrealismo
y toques de divertida locura.
Tras el saludo inicial “Muy buenas noches mis queridos ciudadanos de
Madrid” nos contó lo que le pasa a su “Corazón” cuando se sale de la teta
y va al Puente de los Suspiros para encontrarse con otro corazón. Una
historia original rescatada de su disco “La Diferencia” que arrancó los
primeros aplausos sonados del público. Del mismo disco también nos
contó la que se puede armar con “La colilla” de Carlos Cuesta, último
descendiente de Montezuma, capaz de incendiar todo el territorio de Estados
Unidos. Tras el “incendio” la sala Acapulco se quedó totalmente a oscuras y
Albert Plá con tres lamparillas sujetadas en su cabeza se coló entre los
asientos del público para cantar “Ciego” y disparar su provocador monólogo de
la película “Murieron por encima de sus posibilidades” en el que se carga
y se caga encima de los banqueros, la policía y los políticos.
No faltó la rumba que describe a los inadaptados sociales “Enterrador de
cementerios” y “El gallo Eduardo Montenegro” un tema de su polémico disco
“Veintegenarios en Alburquerque”. Con “Carta al rey Melchor” es capaz de
renunciar a sus ideales republicanos por amor y con “Teófilo
Garrido” se pregunta “¿quién escribe las letras de las manifestaciones,
Alejandro Sanz?”. El público se divertía con las ironías y cantaba
gran parte de las letras de un cantautor que también mostraba estar
a gusto entre los asistentes.
La versión del tema de Bob Dylan “El lado más bestia de la vida”,
publicado en su quinto disco de versiones “Supone Fonollosa” fue el tema más
coreado junto con la divertida “Insolación” que sirvió para despedirse con una
gran ovación. Pero el público reclamó más y Albert Plá volvió a salir
“encantado de cantar un par de canciones más”. Al final fueron tres las que
cantó, a cual más surrealista. Así pudimos escuchar “El bar de la
esquina”, “Los ojos” y despidió con “Adiós terrícolas que os den po’l
culo” para irse a su “planeta alojado en el fin de los mundos”.
Esta versión austera de Albert Plá está bien, es entretenida y divertida
pero se queda un poco sosa. Ya que no ofrece nada nuevo “filosóficamente”
hablando, al menos me hubiese gustado disfrutar de algunos arreglos musicales
que regala en otros conciertos cuando se rodea de buenos músicos. Sería
una buena justificación para ir a sus espectáculos y no verlos desde
youtube.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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