Compañía Factoría Madre Constriktor en el Teatro Jovellanos. Viernes y
sábado, 1 y 2 de mayo.
Asier Etxeandía: El Intérprete
Tao Gutiérrez: Dirección Musical
Guillermo González: Piano
El escenario del Jovellanos se convirtió por dos noches consecutivas en la
habitación de un niño raro de nueve años que soñaba con ser cantante e
interpretaba sus canciones para un montón de amigos invisibles. Asier
Etxeandía, en el papel del “Intérprete” nos sitúa en una noche de mayo de 1984,
cuando tenía nueve años, y convierte al público en sus cómplices amigos
invisibles para los que va a actuar.
El planteamiento es sencillo y perfecto para ofrecer un espectáculo
original y divertido en el que los presentes pudimos bailar, cantar, reír,
emocionarnos y hasta beber tequila. Un punto de encuentro entre lo musical y lo
teatral que sólo es posible si el “intérprete” que lo pone en escena
tiene el talento artístico de Asier Etxeandía, que pasa por su
mejor momento profesional. También es fundamental la calidad de los músicos que
abordan una gran variedad de estilos musicales dando a cada tema su esencia.
Pero el éxito de esta obra es la sinceridad con la que está hecha. El discurso
se construye a partir de un diálogo capaz de darle protagonismo y dignidad a
las rarezas y los miedos de la infancia y capaz de empatizar e identificarse
con el público, pues todos hemos sido en algún momento niños raros. “Defiende
tu sombrero por ridículo que parezca” o “No estás solo” y “Eres maravilloso”,
se convirtieron en mensajes positivos repetidos por Asier.
La interpretación del
tema “El cantante” de Héctor Lavoe con el que abre el show dejó muy claro
que estábamos ante un espectáculo original y que las sorpresas no
iban a parar en toda la noche. Así fue. Entre “Luz de Luna” de Rocío
Durcal, “Like a Virgin” de Madonna, la versión especial del famoso
tema de Lou Reed “Walk on the wild side”, Alaska, David Bowie, Camilo Sexto o
un tango de Gardel el show iba in crescendo y cuando ya creíamos que la cosa no
daba más de sí todavía nos sorprendía con algo mejor. El punto culminante
llegó con la aparición del Coro Minero de Turón cantando “El pozo María Luisa”
desde el fondo del pasillo de butacas, vestidos de minero. La lamparilla de sus
cascos era la única luz que había en el Jovellanos !Qué bonito y qué
emocionante! Y, como decía, las sorpresas nunca se acababan así que ver
al Coro Minero cantando “Under Pressure” y “Somebody to love” de Queen junto
con Asier fue lo máximo. Espectáculo único e irrepetible que se llevó una
ovación más que merecida para todos los integrantes de la compañía, pues está
claro que un espectáculo de este calibre solo funciona cuando hay buena química
y un trabajo en equipo. Hacía tiempo que no escuchaba tanto estruendo de
aplausos y zapateos en el suelo del Teatro Jovellanos.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España.
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