jueves, 14 de mayo de 2015

“El Intérprete” y sus amigos invisibles.


Compañía Factoría Madre Constriktor en el Teatro Jovellanos. Viernes y sábado, 1 y 2 de mayo.
Asier Etxeandía: El Intérprete
Tao Gutiérrez: Dirección Musical
Guillermo González: Piano

El escenario del Jovellanos se convirtió por dos noches consecutivas en la habitación de un niño raro de nueve años que soñaba con ser cantante e interpretaba sus canciones para un montón de amigos invisibles. Asier Etxeandía, en el papel del “Intérprete” nos sitúa en una noche de mayo de 1984, cuando tenía nueve años,  y convierte al público en sus cómplices amigos invisibles para los que va a actuar.
El planteamiento es sencillo y perfecto para ofrecer un espectáculo original y divertido en el que los presentes pudimos bailar, cantar, reír, emocionarnos y hasta beber tequila. Un punto de encuentro entre lo musical y lo teatral que sólo es posible si el “intérprete”  que lo pone en escena  tiene el talento artístico de Asier Etxeandía, que pasa por  su mejor momento profesional. También es fundamental la calidad de los músicos que abordan una gran variedad de estilos musicales dando a cada tema su esencia. Pero el éxito de esta obra es la sinceridad con la que está hecha. El discurso se construye a partir de un diálogo capaz de darle protagonismo y dignidad a las rarezas y los miedos de la infancia y capaz de empatizar e identificarse con el público, pues todos hemos sido en algún momento niños raros. “Defiende tu sombrero por ridículo que parezca” o “No estás solo” y “Eres maravilloso”, se convirtieron en mensajes positivos repetidos por Asier.


La interpretación del tema “El cantante” de Héctor Lavoe con el que abre el show  dejó muy claro que estábamos ante un espectáculo  original  y que las sorpresas no iban a parar en toda la noche.  Así fue. Entre “Luz de Luna” de Rocío Durcal,   “Like a Virgin” de Madonna, la versión especial del famoso tema de Lou Reed “Walk on the wild side”, Alaska, David Bowie, Camilo Sexto o un tango de Gardel el show iba in crescendo y cuando ya creíamos que la cosa no daba más de sí todavía nos sorprendía con algo mejor.  El punto culminante llegó con la aparición del Coro Minero de Turón cantando “El pozo María Luisa” desde el fondo del pasillo de butacas, vestidos de minero. La lamparilla de sus cascos era la única luz que había en el Jovellanos !Qué bonito  y qué emocionante! Y, como decía, las sorpresas nunca se acababan así que  ver al Coro Minero cantando “Under Pressure” y “Somebody to love” de Queen junto con Asier fue lo máximo. Espectáculo único e irrepetible que se llevó una ovación más que merecida para todos los integrantes de la compañía, pues está claro que un espectáculo de este calibre solo funciona cuando hay buena química y un trabajo en equipo. Hacía tiempo que no escuchaba tanto estruendo de aplausos y zapateos en el suelo del Teatro Jovellanos.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España.

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