“The Original Blues Brothers Band”. Escenario de Poniente, Semana Grande. Lunes 13 de agosto.
La expectaciòn era máxima. Los Blues Brothers, los originales, era una de las actuaciones más esperadas en la Semana Grande de Gijón. Miles de personas acudieron al escenario de Poniente para ver lo que queda de aquella banda creada por John Belushi y Dan Aykroyd y nacida como un número cómico del programa “Saturday Night Live”. ¿Decepcionaron? En parte sí, pero sólo en parte.
De aquella superbanda formada a partir del 78’ solo quedan dos componentes: Lou Marini (saxofonista) y Steve Crooper (guitarra). Cuarenta años después por cuestiones de agenda solo llegó “Blue Lou” Marini a Gijón, rodeado de siete buenos músicos dispuestos a tocar los grandes éxitos de “Granujas a todo ritmo” y “Blues Brothers 2000”. Tras una introducción instrumental bastante floja, en cuanto a empaste y precisión, salieron los “hermanos” para cantar “Going back to Miami”, destacando el solo de saxo de Marini. En “She caught the Katy” se alternan los solos de trombón y armónica con efectividad. En “Missing with the kid” escuchamos un buen solo de guitarra, al igual que en “Shot gun blues”. La famosa “Sweet home Chicago” atrapó las palmas del público y de nuevo volvió a brillar el saxo de Marini. Y así hasta el final del concierto: cada instrumentista demostraba sus cualidades técnicas y artísticas cuando le correspondía de manera eficiente, pero el empaste de la banda seguía brillando por su ausencia. Y no es una cuestión de edad, es más bien un problema de ensayo. Hacen falta muchas horas tocando juntos para que todo suene engranado y esto no ocurrió. La imagen que dieron es de la típica banda que en su momento hizo un nombre importante y ahora se juntan para hacer algunos bolos arropados por la nostalgia de sus fans.
Esa nostalgia se vio reconfortada por la presencia del actor Murphy Dunne que tuvo un papel significativo en las dos películas. Tocó el teclado y cantó “Dime cuándo tú vendrás” en español y la icónica “Gimme some loving” y se llevó una gran ovación. Sin embargo, el momento estelar se vivió con el discurso de Lou Marini, mitad en español y mitad en inglés, recordando grandes momentos vividos por la banda y presentando a los músicos acompañantes. Escuchar a un artista que ha tocado con grandes como Frank Zappa, Aerosmith o Steely Dann, entre otros y ha formado parte de ”Blood, Sweat & Tears”, siempre es un placer.
En cuanto a los “brothers” hay que reconocer que tienen mejores voces que los originales, sin embargo, salvo en ocasiones muy contadas no se vio esa complicidad y comicidad que mostraban sus “hermanos mayores”.
La mítica “Everybody need somebody” puso punto final a un concierto en el que el público bailó, cantó, aplaudió a raudales y se lo pasó en grande. Pasarlo bien y escuchar una buena calidad musical son dos cosas diferentes y totalmente compatibles.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España
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