Concierto de la OSPA. Teatro Jovellanos 11 de mayo. Directora: Marzena
Diakun; violonchelo: Daniel Müller Schott. Programa “Rusia esencial III”.
El programa de la temporada de la OSPA que lleva por título “Rusia esencial
III” fue sin duda el más ambicioso de los tres, y para llevarlo a cabo era
necesario contar con una batuta sin titubeos y un violonchelista que no le
tuviera miedo al mismísimo Rostropovich. La joven directora polaca Marzena
Diakun se encargó de extraer todas las posibilidades que la OSPA tiene para
interpretar tres obras de gran dificultad, cercanas en el tiempo pero de
características bien distintas. Por otro lado, el prestigioso violonchelista
Daniel Müller Schott se encargó de abordar una obra de Shostakovich que
está a la altura de muy pocos virtuosos.
La primera de las obras, “Obertura para orquesta sinfónica” (1943),
pertenece a la compositora polaca, Grazyna Bacewicz, una discípula de la
conocida popularmente como “Boulanguerie”, -del francés “panadería”-,
nombre con el que se conoce a los discípulos aventajados de la maestra Nadia
Boulanguer. Está claro que Bacewicz supo absorber las lecciones magistrales de
composición de Nadia. Además, su formación como instrumentista y virtuosa
del violín dieron como resultado obras de grandísima calidad técnica y
artística enmarcadas dentro del neoclasicismo, como es el caso de la Obertura,
donde las cuerdas cobran gran protagonismo y exigencia de interpretación. Su
único defecto es la brevedad, aunque se trata de una obertura me quedo con
ganas de escuchar más desarrollo. De todos modos, es un placer poder comprobar
que obras como esta, tan escasamente interpretadas, forman parte de programas
de orquestas sinfónicas y no solo con motivo del “Día de la Mujer”, como es lo
habitual.
Para la interpretación del “Concierto para violonchelo nº 1 en mi bemol
mayor” de Dmitri Shostakovich se contó con la presencia del violonchelista
Daniel Müller Schott. Su interpretación fue magistral. La sonoridad inquietante
de la obra es de una grandísima dificultad técnica y expresiva, abarcando todos
los registros sonoros posibles del violonchelo, desde los graves más profundos
hasta los armónicos más delirantes. Puede que fuera una gran motivación contar
con un violonchelista tan brillante, el resultado es que la sección de cuerda
de la OSPA, principalmente la grave, sonó mejor que nunca. Sin duda, fue un
privilegio poder escuchar a uno de los violonchelistas más importantes del
siglo XXI. Daniel Müller recibió una gran ovación en el Teatro Jovellanos y en
agradecimiento nos deleitó con una breve pieza de Ravel que fue
enormemente agradecida por los presentes.
Para terminar la velada la “Sinfonía en re menor” de César Franck. Una obra
dotada de una gran riqueza sonora y muy audible para las cócleas afines a
la consonancia, aunque su estreno en el año 1889 “fue desastroso [y] se criticó
duramente”, según nos cuenta la musicóloga Miriam Perandones en las notas al
programa de la OSPA. Los pasajes de gran densidad, en cuanto a textura, fueron
solventados de manera impecable por la sección de cuerdas y la sección de
viento estuvo espectacular en los fragmentos de mayor intensidad. En
definitiva, la brillante batuta de Marzena Diakun hizo que la OSPA estuviera a
la altura de las mejores orquestas sinfónicas y resolviera un programa de gran
envergadura.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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