domingo, 4 de junio de 2017

Mal concierto de India Martínez



El insoportable calor y la mala acústica fueron los causantes de que India Martínez no brillara en Gijón

Concierto de India Martínez en la Sala Acapulco de Gijón. Sábado 27 de mayo.

Decepcionante.  Creo que es el adjetivo más adecuado para calificar el esperado concierto de India Martínez en Gijón. La vertiginosa trayectoria cargada de premios -entre ellos un Grammy latino-, que ha conseguido la cantante andaluza en los últimos años prometía arrasar con su “Tour secreto”, pero no fue así. Con todas las entradas vendidas el público abarrotó una sala en la que hacía un calor insoportable, aunque muy adecuado para hacer buena caja a base de bebidas refrescantes, eso sí. Y si el aire acondicionado brilló por su ausencia la calidad del sonido más de lo mismo.
Intuimos que comenzó con “La última vez”, un tema que forma parte de su último disco “Te cuento un secreto”. Y digo “intuimos” porque apenas se oía la voz ni la instrumentación, tan sólo quedaba algo definida la batería. “Vamos a tomarlo con calma”, me decía, a sabiendas de que la acústica de la sala Acapulco suele dar bastantes problemas y en la mayoría de los conciertos, poco a poco los técnicos de sonido consiguen equilibrar los volúmenes y la ecualización para que suene dignamente.

India Martínez saludó y entonó “Ángel”, también del último álbum, con el que siente la misma libertad que cuando se tiró en paracaídas hace unos meses, según nos cuenta. Y así, tema tras tema, fue desgranando sus últimas canciones, alternando con algunos hits famosos de su anterior discografía. El público soportaba heroicamente el calor y cantaba los estribillos a pleno pulmón.  De principio a fin entonaron temas como “Vencer al amor” o el gran éxito a dúo con David Bisbal “Olvidé respirar”, para el que la cantante pidió a los fans que iluminaran la sala con sus móviles “como si fueran estrellas”. Un recurso muy utilizado en los conciertos de música pop. Rescató de su álbum “Otras variedades” el famoso “Hoy”, tema pop que finaliza con un cambio acentuado de ritmo para lucimiento del pianista y director musical, Antonio Bejarano, al marcarse un interesante tumbao de salsa. El guitarrista Álvaro Ruiz se lució en el nostálgico “Todo no es casualidad”, con un buen solo de guitarra cargado de virtuosismo e intensidad, desembocando en un clímax hacia el agudo explosivo. No brilló todo lo deseado porque el volumen seguía incomprensiblemente bajo. Yo no dejaba de observar al técnico de sonido para ver qué hacía, pero él simplemente se limitaba a seguir el guión marcado y activar los programas de su mesa digital al inicio de cada tema. Ninguna intención de adaptarse al recinto.

Por su parte, la cantante hizo alardes de su buena técnica vocal haciendo uso de fraseos largos, sin tomar aire, cargados de giros flamencos con una afinación muy precisa.  Lo mejor de toda la noche fue el final cuando el público reclamaba más y más. Fue lo mejor  porque se entregó de verdad cantando a capella y sin micrófono varias estrofas de temas clásicos de copla, y también fue lo mejor porque sabíamos que faltaba poco para poder huir de aquel calor y, por fin, respirar. En definitiva, el concierto defraudó bastante, así que esperamos tener mejor ocasión para escuchar el trabajo de una artista que muestra un plus de sensibilidad y de elegancia en sus discos de estudio.   

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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