domingo, 30 de noviembre de 2025

Bustamante no brilla por la acústica

 



La voz de Bustamante mejora en cada nueva gira —y ya van más de veinticinco desde que debutó en “Operación Triunfo con apenas diecinueve años—. Su repertorio también avanza cuando deja a un lado los reguetones y esa amalgama de pseudoritmos latinos que poco aportan a una de las voces populares más potentes del panorama urbano español. Su nuevo disco, “Inédito”, reúne mejores canciones, arreglos más cuidados y una personalidad reforzada, fruto de una madurez artística previsible en alguien cuya capacidad vocal nunca estuvo en duda.

Sin embargo, todas esas composiciones, matices y detalles que ensaya minuciosamente junto a su sólida banda para los directos se pierden en recintos cubiertos por carpas de plástico completamente cerradas, como es el caso del Gijón Arena. Bustamante es un cantante que vocaliza con claridad, pero en esta ocasión apenas se entendían las frases.

Un aspecto positivo fue que el recinto no estaba abarrotado, algo poco habitual, y eso permitió moverse con libertad en busca del mejor sonido. En ciertos puntos -muy escasos- se encontraba un equilibrio suficiente para disfrutar de sus alardes vocales, de los coros de Olaya Salazar o del talento de sus músicos.

Más allá de los problemas sonoros, Bustamante volvió a mostrarse cercano y afectuoso con su público y no escatimó entrega vocal.  Entre las nuevas composiciones que presentó destacaron el momento acústico de “Derramando verdad” y “Soy capaz”. Y además de presentar los temas inéditos, recurrió a clásicos como “Devuélveme la vida”, “Dos hombres y un destino” o “No soy Superman”, habituales en sus giras.

En definitiva, Bustamante puso la voz y la energía, la banda aportó el trabajo minucioso y la carpa se encargó de reinterpretar a su manera todo el conjunto, añadiendo un filtro sonoro que deslució el esfuerzo artístico y convirtió el concierto en una experiencia parcialmente frustrante… salvo que, con el precio de la entrada, uno solo busque la experiencia visual.

Crítica publicada en La Nueva España

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