Concierto de
Muchachito Bombo Infierno y de La Frontera en el Festival Moto Weekend de
Gijón. Sábado 28 de mayo Recinto Luís Adaro.
La prórroga (y penaltis) de la final de la Champions retransmitida en una
pantalla gigante en el escenario central retrasó todos los horarios de los
conciertos programados por el festival Moto Weekend en la noche del sábado.
Además del horario hubo cambios en el orden de actuaciones y poco antes de las
doce comenzó “Muchachito Bombo Infierno” en vez de “La Frontera”, según estaba
programado.
Una paleta de ritmos multicolor entre rumba, disco, reggae, funk...y música
de autor (como le gusta definir a Jairo Perera), sumada a una configuración
instrumental fuera de lo convencional invadió el escenario del Recinto Luis
Adaro y conquistó a los centenares de presentes al aire libre, a pesar de la
lluvia intermitente. Desde el primer tema “Será mejor” hasta el último,
“Siempre que quieras” pudimos disfrutar de un buen sonido: bombo redondo y
bien definido, empastado perfectamente con el bajo, metales brillantes,
guitarras limpias y percusiones nítidas y claras. Además del buen sonido
Muchachito Bombo Infierno se compone de buenos músicos y de canciones alegres,
divertidas y bailonas. Las letras son muy pegadizas, algunas con dobles
sentidos tan ingeniosamente hechas que librarían una censura de lo más restrictiva.
Si a todo esto le añadimos el espectáculo visual que ofrece el artista Santos
de Veracruz creando cuadros en directo mientras suena la música el resultado es
una banda que merece la pena oír y ver. Muy bien.
Muchachito Bombo Infierno terminó poco más de la una de la mañana y hubiera
sido un buen momento para irse a dormir, pero tenía curiosidad por ver a
“La Frontera” en su gira “30 años en el límite”. Después de la larga e
inevitable pausa para el cambio de instrumentación, pasadas las dos menos cuarto,
por fin hizo acto de presencia la mítica banda de rock que se consagró con el
enorme éxito de 1989 “El Límite”. Arrancaron con “Viento Salvaje” seguida
de “Dulce Tentación” y “Juan Antonio Cortés”. Tres temas son suficientes
para que el sonido del directo se ponga en su sitio. Pero
inexplicablemente no fue así. Durante todo el concierto la guitarra de jazz de
Javier Andreu estuvo demasiado alta y excesivamente distorsionada. La voz
sucia, desafinada en múltiples ocasiones y también muy alta. La batería
no fue perceptible hasta el octavo tema “Vivo o muerto”. También hubo problemas
de cables con la guitarra Telecaster que sumaba un ruido de “abejorro” permanente
al mal sonido que había en general. Supongo que todas esas imperfecciones
sonoras y el horario tardío incomodaron a los músicos y se notó en el
escenario. No había ganas ni entusiasmo por hacer disfrutar a los
incondicionales fans y a algunos curiosos que se quedaron, más bien había ganas
de acabar pronto y pirarse de allí. “La Frontera” es una de esas bandas que han
sabido rentabilizar al máximo sus pocos éxitos de décadas pasadas. Hace
mucho que no aportan nada nuevo y como músicos tampoco se aprecian mejorías
técnicas. Si a esto le sumamos el mal sonido podemos concluir diciendo que el
concierto de Gijón estuvo más bien al límite del mal.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España el 30 de mayo del 2016.
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