Ballet flamenco de Sara Baras y su espectáculo “Voces”.
Teatro Jovellanos, viernes 22 de mayo, 2015.
La muerte de Paco de Lucía es el germen de “Voces”, un
espectáculo creado por Sara Baras que aúna música, danza, iluminación y
vestuario del más alto nivel para rendir tributo a los grandes del flamenco:
Camarón, Enrique Morente, Antonio Gades, Carmen Amaya y Moraito Chico.
Si ya causó sensación con “La Pepa” o “Juana la Loca”, con “Voces”
sube escalones hasta rozar la perfección de un espectáculo exento de artificios
en el que lo importante es el arte flamenco.
La voz en off de Carlos Herrera es el hilo conductor
de los diferentes cuadros de esta suite flamenca y los arpegios de “Canción de
amor” de Paco de Lucía abren el baile. La puesta en escena es sencilla, un
escenario decorado con seis carteles de las leyendas del flamenco y una
iluminación muy bien pensada por Oscar Gómez de los Reyes, para que Sara nos
deleite con lo que mejor sabe hacer: bailar hasta dejarse el alma en el
escenario.
La química presente en el baile con su pareja
artística y sentimental José Serrano, en una variación rítmica del paso a dos
por seguiriyas, vestida de lunares y alternando los solos de baile para fundirse
en un abrazo final, fue uno de los primeros números que levantó una gran
ovación. El bailarín también fue muy aplaudido en su homenaje a Enrique
Morente. Representando una partida de algún juego de mesa, mientras el
guitarrista Keko Baldomero toca por tientos (y después por soleá) y un cantaor
entona “el día que yo me muera que nadie venga a llorar con pena, mejor cantar
aunque se cante con pena”, José Serrano arranca un baile con una fuerza
soberbia que va transitando por diferentes ritmos bajo las voces de los tres
cantaores.
Precioso fue el cuadro a ritmo de taranta
dedicado a Camarón. El vestido de vaporosa gasa blanca con volantes iluminados
por los focos produce efectos visuales al dar vueltas que recuerdan a la
mismísima Isadora Duncan. Y es que el vestuario de Torres-Cosano también es uno
de los elementos fundamentales de Voces.
Es difícil de destacar un número de la suite flamenca
porque todos son diferentes y geniales, entre ellos el cuadro de “Las Cármenes”
con todo el cuerpo de baile zapateando al son de un arreglo flamenco de la
“Carmen” de Bizet y el número final con el vestido de flecos verde y todos los
artistas encima del escenario. Pero si me quedo con uno es con el baile
de Sara al compás de una farruca. Con seis espejos detrás y vestida de hombre
en homenaje a Antonio Gades inicia un zapateado de punta y tacón sobre la base
rítmica creada por el udú, la pandereta percutida por los dedos (solo en
las sonajas) y el palmeo. Todo el conjunto forma un efecto percusivo
espectacular y muy variado en dinámicas. La intensidad creada fue tanta
que ya no había posibilidad de más, así que inteligentemente todo acabó
en un pianíssimo con la artista en el centro del escenario y los brazos
abiertos. La ovación (sonadísima) fue interrumpida, pues sólo era una
pausa para arrancar de nuevo con un virtuosismo de guitarra y taconeo
arrebatador. Hasta el técnico de luces, a mi lado, exclamaba ¡ole y ole!
Crítica de Mar Norlander para el periódico La Nueva España
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