Orquesta de
la Fundación Filarmónica de Oviedo. Teatro Jovellanos, miércoles, 17 de
diciembre de 2025.
Hay citas que, por su vocación y significado, se
convierten en ineludibles. La Filarmónica de Gijón, en colaboración con
Divertia, lo demuestra por quinta vez al impulsar un concierto solidario cuya
recaudación íntegra se destinó en esta ocasión a la Asociación Española Contra
el Cáncer de Gijón, una labor imprescindible que merece no solo reconocimiento,
sino también el respaldo activo de la sociedad.
El concierto supuso además
el estreno en Gijón de la Orquesta de la Fundación Filarmónica de Oviedo, formación recientemente creada bajo
la dirección de Pedro Ordieres. Desde su propia definición como
espacio de encuentro entre músicos de distintas edades y trayectorias, la
orquesta evidenció sobre el escenario entusiasmo, cohesión y un prometedor
potencial artístico.
El programa, bien elegido
para las fechas que se aproximan, abrió con la Obertura
de “Alfonso y Estrella”, D. 732, de Franz Schubert. La
bellísima pieza, poco habitual en las salas de conciertos y relacionada con la
monarquía asturiana -todo un descubrimiento-, permitió mostrar la firmeza y
seguridad de Pedro Ordieres con la batuta, logrando un buen discurso sonoro y un
magnífico empaste de las cuerdas, con Daniel Jaime como concertino y destacado
violinista.
La Sinfonía “Del Nuevo Mundo” constituyó
el atractivo del programa. Dvorák plasmó en esta obra una síntesis personal
entre su lenguaje postromántico y las impresiones recogidas durante su estancia
en Estados Unidos, sin recurrir a citas literales del folclore americano, tal y
como recogía Pablo Siana en las magníficas notas al programa. La interpretación
presentó algunos desaciertos puntuales y la cuerda quedó por momentos eclipsada
por la numerosa sección de viento, sin embargo, en su conjunto se resolvió con
brillantez. A destacar el Scherzo, que evidenció una orquesta ágil y bien
articulada, rematando la sinfonía con el Allegro final lleno de energía y
coherencia formal.
Los calurosos aplausos originaron dos propinas:
el Danzón nº 2 de Arturo Márquez y un arreglo de “Noche de Paz”, original y
delicado. En conjunto, un concierto honesto y bien trabajado, donde música y
compromiso social se dieron la mano.

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