lunes, 27 de octubre de 2025

Ana Belén: mucho más que oficio.

 

                       Foto: Luisma Murias


 Tour “Más D Ana”, Teatro de la Laboral, Gijón, sábado, 25 de octubre de 2025.

Tras seis años de silencio musical, la vuelta de Ana Belén a Gijón garantizaba el lleno absoluto. Y así fue. El tour “Más D Ana” es toda una lección de oficio, calidad, elegancia y carisma, con un recorrido por más de una veintena de canciones icónicas y la inevitable renuncia a muchas otras: su fecunda carrera ofrece material de sobra donde elegir.

El tour se solapa con su nuevo disco, recién publicado, con canciones que apuntan a formar parte de sus nutridos himnos, como la homónima “Vengo con los ojos nuevos”, la glamurosa “Cinecittá” o “Que no hablen en mi nombre”, dedicada a las niñas de Palestina.  

Arropada por seis músicos y con su hijo, David San José, al piano y la dirección musical, ofreció un concierto magistral y equilibrado entre memoria y actualidad. Abrió conSolo le pido a Dios” y selló la noche con “España camisa blanca, “La puerta de Alcalá y “Balancê. Entre medias, todo un desfile de joyas entre las que destacaron por su sonoridad “Lía, “Peces de ciudad, “El hombre del piano” y “A la sombra de un león”. En ellas volvió a demostrar por qué es una de las grandes voces: no dejó ni una sola frase para que el público hiciera su trabajo; afinación perfecta, técnica inmejorable, sensibilidad y potencia intacta.

Uno de los momentos más exigentes llegó con “La salida no es por ahí, compuesta por Michel Camilo y con letra de Víctor Manuel: difícil, intrincada, casi jazzística, e interpretada con una solvencia admirable.

No me convenció el nuevo arreglo de “Contamíname: su introducción desconcierta y los coros no terminan de encajar. Tampoco la nueva bachata, pese a su éxito radiofónico, está por debajo del nivel del resto del repertorio y difícilmente pasará a la posteridad. El resto, impecable.

A la salida, las caras de satisfacción del público confirmaban que lo vivido aquella noche había sido sencillamente inolvidable, y la entrada, para enmarcar.  

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España. 

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