Diana Navarro. Escenario de Poniente, Semana Grande de Gijón. sábado, 10 de agosto.
A la copla en España le pasa lo mismo que al gospel en Estados Unidos, todos los giros y los fraseos vocales están tan estandarizados que es difícil aportar algo nuevo sin que sea rechazado por el público. Muchos aficionados al género se habrán flagelado al escuchar “Encrucijada”, la copla de Marifé de Triana en versión Trap, último lanzamiento de Diana Navarro que formará parte de su nuevo disco cuyo título lo dice todo: “Inesperado”. Cierto que hay que hilar muy fino para que no suene a pastiche, pero la tremenda voz y las tablas de la artista le permiten abordar este nuevo mapa sonoro y apuntarse al exitoso carro del estilo de Rosalía. ¿Y porqué no?
El concierto en el escenario de Poniente fue de lo más ecléctico en cuanto a repertorio, dentro de los parámetros de la cantante. Canciones teatralizadas como el bolero “Me bebo tus secretos”, un desgarrador tema dedicado a los migrantes a través de “Olivia Ovidia”, la historia real de una mujer que le cautivó al pedirle ayuda para volver a su país, Bolivia. De su disco “Resiliencia” (probablemente, el mejor hasta ahora), rescató varios temas, entre ellos el intenso y reivindicativo vals “Los niños no”. Pero sus momentos cumbre llegaron con temas clásicos como “Señora” de Rocío Jurado o el cuadro flamenco que montó con “Ojos verdes” o “Campanera” de Joselito, entre otros.
Abundantes cambios de vestuario lució en casi dos horas de concierto. Ella sabe que el vestuario, la elegancia y las poses son un plus muy valorado por el público aficionado al género. Y yo encantada, porque mientras se cambiaba pudimos disfrutar de magníficos instrumentales, como el “Adagio” del “Concierto de Aranjuez” o el espectacular “Orobroy” de Dorantes, interpretado por Javier “el Capitán” (guitarra), Juan Bandera (percusión) e Iñaki García (piano). Tres musicazos que tuvieron momentos para demostrar lo buenos que son. Quizás, faltaban más instrumentos (bajo, cuerdas, guitarra eléctrica, etc.), y así evitar disparar pistas pregrabadas en algunos temas más pop como “El Perdón” que, por otra parte, su despliegue vocal no puso al público de pie porque ya lo estaba, pero la ovación fue sonada.
El escenario de Poniente con la voz de Navarro era el momento perfecto para entonar “La Praviana”, esa tonada popular que ha sido incorporada al repertorio flamenco tiempo ha, y que de vez en cuando algún cantaor la rescata. Para más detalles el teclista se encargó de añadir un sonido tenido a modo de roncón de gaita, contextualizando la canción asturiana como es debido. Magistral.
“Sola” comenzó tenue con voz y guitarra, para luego sumarse el resto de instrumentos y desplegar todo el potencial y el poderío vocal que exhibe en su mayor éxito. Una gran canción que marca una línea de estilo particular en la malagueña. No hay duda de que Diana Navarro es una de las mejores voces de este país y una artista singular, solo le falta escoger mejor sus canciones para que haya homogeneidad en el estilo. Creo que, aunque a veces da tumbos con el repertorio, el tema “Sola” representa su esencia y el camino a seguir.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España
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