Concierto de Los
Secretos. Viernes 8 de Abril, 2016. Teatro Jovellanos de Gijón
Una multitud de fans se dieron cita en el Jovellanos para recibir a una de
las bandas más emblemáticas del pop español. Para esta ocasión optaron por un
concierto acústico que repasa muchos de los éxitos que se han convertido en
himnos de varias generaciones a lo largo de más de tres décadas que llevan Los
Secretos subidos a los escenarios.
Puntuales, arrancaron “Bailando con la luna” al piano de Jesús
Redondo, (espléndido durante toda la actuación, por cierto). No tardaron en
sonar las guitarras de Ramón Arroyo y la peculiar voz de Álvaro Urquijo. En el
tercer tema “Hoy no quiero discutir” se incorporó Juanjo Ramos al bajo y Santi
Fernández a la batería para ofrecernos cerca de treinta temas, unos más pop y
otros con arreglos más country-rock californiano.
El abuelo materno de los Urquijo y su afición a las rancheras fue el
culpable de la particular versión de “Échame a mi la culpa” coreada por el
público de principio a fin, con la que llegó la primera ovación sonada de
la noche. Un concierto con muchas anécdotas contadas por Álvaro Urquijo, en una
actitud relajada entre canción y canción que hizo sentirse cómodo al
público. Así nos enteramos de las aventuras de los Urquijo con Joaquín Sabina y
cómo se forjaron las canciones “Por el tunel”, “Y nos dieron las diez” o “Por
el bulevar de los sueños rotos”, arrancando la sonrisa y los aplausos de los
presentes. Pero también hubo momentos para el recuerdo y el agradecimiento a la
memoria de Enrique Urquijo, siempre presente para su hermano Álvaro, entonando
“Cada día”. No faltó el homenaje al recién desaparecido Manolo Tena con cierta
nostalgia por aquellos que se han ido “y no veo que se rellene el hueco que
dejan”, dijo Urquijo. Para este homenaje cantaron “Frío” en tempo animado para
contrastar con la tristeza de los versos.
Veintitantos temas después
finalizaron el concierto con “Te he echado de menos” y el himno generacional
“Déjame”. El público estaba muy a gusto y reclamaba más canciones con palmas y
pataleos en la tarima, así que para el primer bis dejaron “Agárrate a mí
María” y “Ojos de perdida”. Pero los fans aún querían más y volvieron a salir
para entonar “Calle del olvido” y finalizar con “Sobre un vidrio mojado”, compuesta
por el grupo uruguayo Kano y Los Bulldogs. Una canción que le trae muy buenos
recuerdos al cantante.
Quizás no fue la mejor
actuación de la banda, la voz denotaba cierto cansancio y algunos pequeños
desafines. Las guitarras de Ramón Arroyo tampoco tuvieron su mejor noche, aunque
es obvio que el guitarrista es un icono y todo un ejemplo por su capacidad para
sacarle partido a sencillas armonías y conseguir buen sonido. Lo que sí tengo
claro es que Los Secretos están donde están y se mantienen en el tiempo porque
saben componer, saben hacer buenos arreglos sobre canciones de cuatro acordes
sin alardes de virtuosismo ni tensiones armónicas retorcidas, pero, sobre
todo, saben conectar con un público que es la envidia del gremio.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España.
2 comentarios:
Estos tipos son mmmmuuuy buenos. ¡Abrazos!
Sí,en directo lo hacen muy bien
Publicar un comentario