domingo, 30 de noviembre de 2025

Bustamante no brilla por la acústica

 



La voz de Bustamante mejora en cada nueva gira —y ya van más de veinticinco desde que debutó en “Operación Triunfo con apenas diecinueve años—. Su repertorio también avanza cuando deja a un lado los reguetones y esa amalgama de pseudoritmos latinos que poco aportan a una de las voces populares más potentes del panorama urbano español. Su nuevo disco, “Inédito”, reúne mejores canciones, arreglos más cuidados y una personalidad reforzada, fruto de una madurez artística previsible en alguien cuya capacidad vocal nunca estuvo en duda.

Sin embargo, todas esas composiciones, matices y detalles que ensaya minuciosamente junto a su sólida banda para los directos se pierden en recintos cubiertos por carpas de plástico completamente cerradas, como es el caso del Gijón Arena. Bustamante es un cantante que vocaliza con claridad, pero en esta ocasión apenas se entendían las frases.

Un aspecto positivo fue que el recinto no estaba abarrotado, algo poco habitual, y eso permitió moverse con libertad en busca del mejor sonido. En ciertos puntos -muy escasos- se encontraba un equilibrio suficiente para disfrutar de sus alardes vocales, de los coros de Olaya Salazar o del talento de sus músicos.

Más allá de los problemas sonoros, Bustamante volvió a mostrarse cercano y afectuoso con su público y no escatimó entrega vocal.  Entre las nuevas composiciones que presentó destacaron el momento acústico de “Derramando verdad” y “Soy capaz”. Y además de presentar los temas inéditos, recurrió a clásicos como “Devuélveme la vida”, “Dos hombres y un destino” o “No soy Superman”, habituales en sus giras.

En definitiva, Bustamante puso la voz y la energía, la banda aportó el trabajo minucioso y la carpa se encargó de reinterpretar a su manera todo el conjunto, añadiendo un filtro sonoro que deslució el esfuerzo artístico y convirtió el concierto en una experiencia parcialmente frustrante… salvo que, con el precio de la entrada, uno solo busque la experiencia visual.

Crítica publicada en La Nueva España

viernes, 28 de noviembre de 2025

El mejor tributo a Michael Jackson

 




“This is Michael”, Gijón Arena, jueves, 27 de noviembre, 2025.

El Gijón Arena acogió This is Michael, el espectáculo en el que el brasileño Lenny Jay

revive la figura del Rey del Pop ante varios centenares de espectadores. Su parecido físico,

gestual y coreográfico resulta sorprendente, hasta el punto de parecer un clon en

movimiento. En lo vocal, sin embargo, sus limitaciones son más audibles: aunque reproduce

bien los giros y el timbre de Michael Jackson, carece de la potencia y flexibilidad del original.

Aun así, hoy por hoy es el mejor imitador del artista.

El principal inconveniente fue el recinto: una carpa útil para combatir el frío, pero perjudicial

para la acústica. El sonido se convertía en una “bola sucia” que emborronaba los matices y

restaba precisión a la mezcla. Una pena.


El show arrancó con “Wanna Be Startin’ Somethin’”, con un espectacular cuerpo de baile y

grandes músicos que arroparon a Jay para recorrer durante dos horas los momentos más

emblemáticos de la carrera de Jackson. “Smooth Criminal”, “Bad”, “Billie Jean” o “Thriller”,

incluyendo un medley de The Jackson Five, desataron una auténtica euforia entre los

asistentes.

La presencia de Jennifer Batten, histórica guitarrista de Jackson y parte fundamental de su

banda durante una década, aportó un plus de autenticidad y energía eléctrica. El cierre con

“Beat It” alcanzó uno de los puntos más altos gracias al mítico solo creado por Eddie Van

Halen y que Batten interpretó miles de veces junto al propio Michael.


Mención aparte merece la corista del show, dejando impactado al público: su potente y

afinada voz brilló especialmente en los interludios en los que Jay cambiaba de vestuario. Su

duelo de blues con Batten fue uno de los momentos más espectaculares de la noche.

“This is Michael” es un tributo respetuoso, vibrante y lleno de talento, capaz de evocar,

aunque sea por instantes, la magia del mito. Sin duda, el mejor homenaje a Michael

Jackson que puede verse hoy en día.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Catherine Russell: elegancia y swing

 



Festival Jazz Gijón. Teatro Jovellanos, sábado, 8 de noviembre, 2025.

Un repertorio de grandes clásicos del jazz fue la propuesta con la que Catherine Russell clausuró el Festival Jazz Gijón. Hija del pianista de Louis Armstrong y de Carline Ray —destacada bajista de sesión que grabó centenares de temas junto a artistas de primer nivel—, Russell ha heredado tanto el gusto por el jazz como el talento.

El concierto se abrió con el blues “Send for Me” de Nat King Cole, en una interpretación sólida que destacó por un excelente solo de piano. Tras “Did I Remember”, homenaje a Billie Holiday que Russell abordó con discreción, el tono subió con “I Don’t Need No Doctor”, tema asociado a Ray Charles. El acordeón fue protagonista de “Swing Cats Ball”, músico versátil que alternó piano con acordeón. Faltó energía en “Bring It Back”; sin embargo, Russell recuperó el pulso del concierto y sorprendió con “You Stepped Out of a Dream”: una interpretación sensual y elegante, sostenida por un solo de acordeón especialmente inspirado.

A mitad del recital, sorprendió con un cambio de rumbo rítmico y emocional con “Bocas del Toro”, homenaje a su padre y al pueblo panameño donde nació, que aportó un aire cálido y personal al repertorio.

En la recta final, llegaron algunos de los momentos más logrados: “I Only Have Eyes for You”, interpretada con delicadeza y sensualidad, marcó por fin la conexión plena entre piano y guitarra; “The Touch of Your Lips” brilló por su refinamiento, y “My Ideal” cerró la velada con gran ovación del público.

El pianista fue sin duda el sostén instrumental del grupo, mientras que el guitarrista, más discreto en la primera parte, se mostró mucho más inspirado en la segunda, aportando matices y calidez.

Catherine Russell demostró una vez más que no necesita artificios para conquistar: basta su voz, su swing natural y su respeto absoluto por la tradición del jazz. Un cierre de festival lleno de clase, emoción y memoria.

Crítica publicada en La Nueva España