“Cantarinos pa que suañes”: concierto
organizado por la Sociedad Filarmónica de Gijón. Teatro Jovellanos, miércoles,
27 de octubre de 2021.
Beatriz Díaz, soprano
Luis Vázquez del Fresno, pianista y compositor
Por causa de la pandemia el estreno de “Cantarinos pa que suañes” en el Teatro Jovellanos fue aplazado una y otra vez, hasta que por fin pudo celebrarse como es debido. Había muchas ganas de escuchar lied en asturiano, un género escasamente interpretado por estos lares. Claro que pocos son los compositores que le han prestado atención, pero, por suerte, tenemos al pianista y compositor Luis Vázquez del Fresno, uno de los más prolíficos de la escena asturiana y al que la Sociedad Filarmónica de Gijón quiso invitar bajo el epígrafe “Históricos de la Filarmónica”, 50 años después de su debut en esta sociedad.
La obra“Yerba op. 12”, compuesta en 1977 por Vázquez del Fresno y dedicada a D. Eladio de la Concha, abrió el concierto. Se trata de una obra tonal basada en siete temas populares asturianos y una pieza original titulada “Orbayu”. En cuanto al estilo compositivo, la forma de abordar cada pieza presenta diferencias sustanciales, tanto armónicamente, con la utilización de la politonalidad en algunas de ellas, como en el tratamiento de la melodía. Varias técnicas pianísticas confluyen en esta obra y “Orbayu”, una pieza de influencia debussiana, es el nexo entre ellas. Desde luego es un gusto escuchar arreglos tan magníficos de piezas como “Dime paxarín parleru”, “Soy de Pravia” o “La mio neña”, entre otras, siguiendo la línea de Manuel de Falla con sus “Siete canciones populares”. Si bien es cierto que son canciones muy populares y existen múltiples versiones de estas, sin duda, Vázquez del Fresno ha aportado una forma diferente de arroparlas oscilando entre el romanticismo y el impresionismo.
La segunda parte del concierto “Cantarinos pa que suañes” op, 30”, era la más esperada por el público y la que da título al concierto. Son trece composiciones para voz y piano de Vázquez del Fresno sobre poemas creados por el poeta asturiano José María González Fernández, que firma sus escritos como “Chemag”. Ya sin música los textos poseen una sensibilidad exquisita, por lo tanto, para defenderlos se requería una voz acorde a los poemas. No se me ocurre nadie mejor que Beatriz Díaz para tal cometido. La soprano allerana, a la que hemos visto cantando arias de enorme dificultad con gran solvencia, conoce y domina la técnica de la tonada y, además, conoce perfectamente la llingua asturiana y esa fusión la convierte en idónea para el papel. El uso reiterado de vocales cerradas, características de nuestro idioma, es una de las grandes dificultades para interpretar estos poemas: las terminaciones en “u” y en “e” requieren más exigencia para proyectar la voz y Díaz bordó una y otra vez los finales. También quedó patente esa capacidad de fusionar la tonada con el canto lírico en piezas como “Añada de una caparina”, donde la voz se acomodaba plácidamente entre las armonías mayores y menores y entre los pianissimos y los fortes, lo que demuestra la gran técnica y flexibilidad de Díaz. Por otro lado, hay que destacar la interpretación de “La xaronca’namorá”, defendida por Beatriz con una sensibilidad y una técnica sublime a pesar del molesto timbre de un teléfono que no dejó de sonar durante toda la pieza. Cosas que pasan en directo.
El público
encantado dedicó una larga ovación a los dos artistas y obtuvo a cambio dos
propinas deliciosas. Sin duda, una velada singular tras haber escuchado una
serie de lieder asturianos que convierten a “Cantarinos pa que suañes” en una
obra a la que solo podemos desear larga longevidad en los escenarios.
Crítica publicada en La Nueva España
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