miércoles, 22 de noviembre de 2017

BILL LAURANCE: Un Grammy bien merecido


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BILL LAURANCE GROUP. Festival Jazz Gijón. Teatro Jovellanos, sábado, 11 de noviembre

La programación del Festival Jazz Gijón en la presente edición venía cargada de grandes figuras pero, sin duda, Bill Laurance Group era la más esperada. Hablamos de un grupo liderado por el pianista Bill Laurance que representa a lo más selecto del jazz contemporáneo actualmente, que tiene en su haber un Grammy y numerosos premios avalados por la crítica. Llegó al Teatro Jovellanos y no defraudó.

Composiciones complejas llenas de armonías profusas con acordes abiertos o tensiones encadenadas, continuas modulaciones, virtuosismo, cambios de ritmo en compases de amalgama, amplia paleta de timbres,…  Dicho así puede dar la impresión de que su música está dirigida a oídos demasiado selectos y exigentes. De otro modo, parece música para entendidos, pero no es así.  El nivel musical de este compositor y su grupo es tan alto que logra que parezca fácil toda esa complejidad y, por lo tanto, fácil de escuchar para cualquier público profano en la materia.

Intentar destacar alguna de las diez composiciones que ofreció durante hora y media es ardua tarea. El repertorio traía varios cortes de su último disco “Live at Union Chapel” y algún tema de sus anteriores trabajos, bien en solitario o con el grupo “Snarky Puppy”. Impresionó la versión en directo de “December in New York”, con un aire minimalista que por momentos nos recuerda a pasajes de Ludovico Einaudi fusionado con Pat Metheny y The Bad Plus.  En formato trío también pudimos escuchar  el animado “The Pines”, más tradicional contemporáneo, donde el batería Joshua Blackmore se lució con la compleja polirritmia, creando la base para el virtuosismo del piano y una preciosa melodía de Bill Laurance. Y viajamos al espacio interestelar con composiciones como “Aftersun”, con una base arpegiada que funciona como riff para que Laurance  pueda explorar con su teclado Nord abriendo y cerrando  filtros para modificar el sonido en directo, cambiando al piano eléctrico Rhodes o experimentando con sonidos lead de sintetizadores.  Todo un despliegue de medios que era completado por el batería con la utilización de un Octapad y el bajista Chris Hyson, que fue saltando durante toda la velada entre el contrabajo, el bajo eléctrico y un sintetizador. Del mismo álbum “Aftersun” también pudimos escuchar “Golden Hour” con gran riqueza de matices y colorido instrumental.

Su particular versión del clásico “Cucurrucucu Paloma” terminada en un pianísimo exquisito despertó la sonrisa de los presentes que llenaban la butaca del teatro. Un público que aplaudía cada intervención y disfrutaba de un trío instrumental capaz de fusionar todo lo que podamos imaginar. Bill Laurance Group destaca por creatividad, por calidad técnica y por cuidar al detalle cada sonido, cada timbre y cada matiz. Así lo comprobamos en el Jovellanos. Por ello Bill Laurance recibirá y recibe tantos premios, entre ellos un Grammy como he dicho antes, y bien merecido que lo tiene.

Crítica de Mar Norlander para La Nueva España


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