miércoles, 13 de abril de 2016

"Los Secretos", intemporales.


 Exitoso concierto de "Los Secretos" en el teatro Jovellanos de Gijón



















Concierto de Los Secretos. Viernes 8 de Abril, 2016. Teatro Jovellanos de Gijón


Una multitud de fans se dieron cita en el Jovellanos para recibir a una de las bandas más emblemáticas del pop español. Para esta ocasión optaron por un concierto acústico que repasa muchos de los éxitos que se han convertido en himnos de varias generaciones a lo largo de más de tres décadas que llevan Los Secretos subidos a los escenarios. 

Puntuales, arrancaron  “Bailando con la luna” al piano de Jesús Redondo, (espléndido durante toda la actuación, por cierto). No tardaron en sonar las guitarras de Ramón Arroyo y la peculiar voz de Álvaro Urquijo. En el tercer tema “Hoy no quiero discutir” se incorporó Juanjo Ramos al bajo y Santi Fernández a la batería para ofrecernos cerca de treinta temas, unos más pop y otros con arreglos más country-rock californiano.

El abuelo materno de los Urquijo y su afición a las rancheras fue el culpable de la particular versión de “Échame a mi la culpa” coreada por el público de principio a fin, con la que  llegó la primera ovación sonada de la noche. Un concierto con muchas anécdotas contadas por Álvaro Urquijo, en una actitud relajada entre canción y canción  que hizo sentirse cómodo al público. Así nos enteramos de las aventuras de los Urquijo con Joaquín Sabina y cómo se forjaron las canciones “Por el tunel”, “Y nos dieron las diez” o “Por el bulevar de los sueños rotos”, arrancando la sonrisa y los aplausos de los presentes. Pero también hubo momentos para el recuerdo y el agradecimiento a la memoria de Enrique Urquijo, siempre presente para su hermano Álvaro, entonando “Cada día”. No faltó el homenaje al recién desaparecido Manolo Tena con cierta nostalgia por aquellos que se han ido “y no veo que se rellene el hueco que dejan”, dijo Urquijo. Para este homenaje cantaron “Frío” en tempo animado para contrastar con la tristeza de los versos.  

Veintitantos temas después finalizaron el concierto con “Te he echado de menos” y el himno generacional “Déjame”. El público estaba muy a gusto y reclamaba más canciones con palmas y  pataleos en la tarima, así que para el primer bis dejaron “Agárrate a mí María” y “Ojos de perdida”. Pero los fans aún querían más y volvieron a salir para entonar “Calle del olvido” y finalizar con “Sobre un vidrio mojado”, compuesta por el grupo uruguayo Kano y Los Bulldogs. Una canción que le trae muy buenos recuerdos al cantante.

Quizás no fue la mejor actuación de la banda, la voz denotaba cierto cansancio y algunos pequeños desafines. Las guitarras de Ramón Arroyo tampoco tuvieron su mejor noche, aunque es obvio que el guitarrista es un icono y todo un ejemplo por su capacidad para sacarle partido a sencillas armonías y conseguir buen sonido. Lo que sí tengo claro es que Los Secretos están donde están y se mantienen en el tiempo porque saben componer, saben hacer buenos arreglos sobre canciones de cuatro acordes sin alardes de virtuosismo ni tensiones armónicas retorcidas,  pero, sobre todo, saben conectar con un público que es la envidia del gremio.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España. 

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