Diego El Cigala. Concierto en el Teatro La Laboral de Gijón.
Sábado 30 de mayo, 2015.
Pasadas las ocho y media el cantaor se arrancó con “Las doce acaban de
dar”, un martinete popularizado por Camarón de la Isla que Diego El Cigala
dulcificó con su voz a capella. Digo que lo dulcificó porque en los melismas le
faltaba un pellizquito de agudos y desgarre natural, pero le añadió sentimiento
y profundidad a un precioso timbre cargado de armónicos. Siguió con el
cante de minas “Se me apagó el Candil”, acompañado a la guitarra por Diego del
Morao, el hijo del consagrado Moraito Chico. Es increíble cómo toca este
guitarrista y qué lujazo escuchar a los dos Diegos mano a mano haciendo
lo que mejor saben hacer. Puro arte. Las dos figuras estaban acompañadas por
los palmeros Juan Grande y Ane Carrasco y por el compás de Sabu Porrina en el
cajón. El cuadro flamenco se lució en pleno a ritmo de alegrías con su
“tirititran tan tan”, que encendieron a un teatro casi lleno y con ganas de
cantar, aunque se contuvieron. La noche pintaba flamenca como si de un tablao
se tratara.
El Cigala vino para presentar “Vuelve el flamenco”, un álbum dedicado a
Paco de Lucía y grabado en el Palau de la Música en directo. Pocos
temas de su disco escuchamos en esta velada de hora y media, el cantaor optó
por escoger un repertorio más amplio rescatando temas de discos
anteriores (tocados al más puro estilo flamenco) y temas muy populares de
grandes del cante como Camarón o Enrique Morente.
Una versión especial de la soleá “Fuí piedra” sonó muy grande con la
introducción complejísima y espectacular del guitarrista Diego del Morao, pero
la euforia de los presentes la desató su interpretación personal del conocido
tango “Nostalgias”, extraído de su disco “Cigala y Tango”. Precioso tema y
preciosa versión.
Después de que el cuadro flamenco se desatara en un vertiginoso tema
instrumental (talmente parecía que había tres guitarristas) volvió El Cigala al
escenario para cantar el fandango “La fuente del querer”, tema que sí está en
su último disco. También rescató las canciones “Compromiso” y “Corazón
loco” de su trabajo “Dos lágrimas” que cantó con mucho sentimiento, y terminó
por bulerías con fragmentos de Camarón y aquel verso que dice “era
tan grande mi dolor (...) por Dios llamarme a otro doctor”. Es una pena que El
Cigala tenga esa costumbre de levantarse y alejarse del micrófono antes de
concluir la última frase. Sólo le escuchan las primeras filas.
El público reclamó insistentemente más flamenco y Diego el Cigala volvió a
salir junto con sus músicos para darnos pequeñísimas propinas. Un par de versos cantados y tocados sin
micrófonos fue todo. Los que estábamos de la mitad hacia atrás no le oímos.
Crítica de Mar Norlander para el periódico La Nueva España
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