Un
tipo feo para esta época (con perdón), aspecto desaliñado y parco en
palabras, voz rozando lo desagradable y
estridente sobre todo en los registros agudos, amén de que el sonido de la sala
tampoco le favorecía. ¿Quién es Ángel Stanich? Sus canciones se han convertido
en himnos entonados y allá por donde pasa va ganando adeptos, como
si del “guitarrista” de Hamelín se
tratase.
Se
presentó el sábado (28 de febrero) en la sala Acapulco de Gijón dispuesto a no defraudar a
cientos de seguidores. Tras una
estupenda actuación de los teloneros “Caballo Loco” sube al escenario arropado por una guitarra acústica y comienza
a entonar su “Amanecer Caníbal”. El
público va cogiendo posiciones en primera fila mientras el cantante desgrana una historia
surrealista a la par que poética. Casi
al final del tema entra el resto de la banda para transformarlo en un rock
sureño que coge velocidad al ritmo del taconeo de Stanich.
Este
enigmático artista, originario de Santander y residente en Madrid, acaba de publicar hace pocos días el EP “Cuatro Truenos Cayeron”, con dos temas nuevos,
“Carbura!” y “Mojo”, que hay que añadir a
su álbum “Camino Ácido”. Fue descubierto por Javier Vielba en Valladolid, quien decidió producir su primer disco. Su apuesta de momento le está saliendo
bastante rentable, pues la agenda de conciertos está bastante repleta.
En
el tercer tema saluda al público invitándoles a recorrer su “Camino Ácido” junto con 3 estupendos músicos que le
acompañan en la gira; Alex Izquierdo (bajista),
Víctor L. Pescador (guitarra) y Lete G.
(batería).
Para
“La noche del Coyote” pide silencio
(sólo un momento), pues el tema empieza muy bajito con guitarra y
armónica. Poco a poco van subiendo los decibelios, el ritmo y la tensión, mientras nos cuenta qué va a ocurrir la noche
en la que el Coyote pille al
Correcaminos.
Tras anunciar las “últimas curvas del espectáculo”,
eso sí, promete que serán intensas, prosigue con “Último aviso para el siglo
XX” con un público entregado que canta sus versos y protesta, pues la función se acaba. Pero no se puede
cerrar una magnífica actuación sin volver a entonar “Metralleta Joe”,
convertido en el himno oficial de los seguidores de Ángel Stanich: “Hey,
Joe, si me vas a matar / déjame al menos que termine mi sándwich”.
¿Qué tiene la música de
Stanich? Madurez, originalidad, energía, sonidos
envolventes muy bien trabajados, cambios de ritmo y sobre todo buenas letras. Rimas
surrealistas, controvertidas, cargadas de ironía y humor, donde se fusionan
personajes de ficción y de la vida real
para contarnos historias absurdas que despiertan la imaginación del más
apático. Es difícil de definir pero todo
aquel que haya podido presenciar uno de sus conciertos en directo sabe de qué
hablo.
Mar
Norlander para La Nueva España
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