Teatro de la
Laboral, viernes, 14 de febrero, 2020.
Esta moda que tienen
últimamente los cantantes de música pop de alardear de potencia vocal entonando
algunos versos a capella es ridícula y molesta. Lo hacen casi todos (por eso
digo que es una moda), pero en un teatro, si exceptuamos a los que están a muy
pocos metros de distancia, se escuchan más los crujidos de las butacas que la
voz. Y me pregunto ¿qué necesidad hay?, ¿Acaso tienen la misma técnica que los cantantes de ópera capaces de taladrar el
oído a los de la última butaca? Va a ser que no, porque tampoco es su
finalidad, para eso tienen micrófonos (los del pop). Zahara, una de estas
cantantes que en los últimos años han cosechado muchos éxitos, llegó al Teatro
de la Laboral y comenzó destrozando los guapos versos del tema “La Gracia”,
cantándola a viva voz y rasgando acordes con la guitarra. Hasta el de la mesa
de sonido tuvo que apagar el equipo para que dejara de sonar el pequeño soplido
de los altavoces y se pudiera percibir algo. Y ni así. En fin, modas absurdas.
Gijón fue la ciudad
escogida para finalizar esta gira especial de ocho conciertos con el que la
nueva profesora de Operación Triunfo –encargada de impartir Cultura Musical-,
quiso “desnudarse sobre el escenario” ofreciendo sus canciones más íntimas y
emocionales. Y triunfó. A pesar del mal inicio y a pesar de algunos desajustes
que bien se podrían corregir con más tiempo y rodaje, su propuesta en el
escenario resulta original.
La puesta en escena un
tanto diferente; batería, bajo, guitarra, voz y teclados, por ese orden,
formando media luna sobre las tablas para que ninguno tuviera especial
protagonismo, es digna de mencionar porque pocas formaciones lo hacen. En
cuanto a lo musical, destacan algunas progresiones armónicas que se salen de lo
típico, provocando melodías con giros inesperados. Los sonidos están bien trabajados,
principalmente los sonidos analógicos de los teclados que iban mutando a tiempo
real, creando universos psicodélicos peculiares, como en “Pregúntale al polvo”,
“Inmaculada decepción” o “El diluvio universal”, que tanto me recuerda a la
banda “León Benavente”. A veces los volúmenes se descontrolaban entre tanta
electrónica psicodélica, quedando la voz opaca y difusa y llegué a dudar si estábamos
en el L.E.V., pero aún es pronto para eso.
En su repertorio cuenta
con letras cargadas de dardos que apuntan a temas sociales y políticos. Podría
señalar varios, como en “Hoy la bestia cena en Casa”, una crítica sobre los
vientres de alquiler que tuvo su polémica cuando el disco salió al mercado
porque se interpretó como un ataque directo a Albert Rivera. Lejos de esquivar
el tema en la Laboral cambió algún verso para ir directa a la yugular: “Tu raya
del pelo es perfecta/ lo aprendiste de Pablo Casado/ Y eres el segundo plato /
un auténtico Ciudadano/ Miau, miau, miau,…”.
Si bien es cierto que en
dos horas de concierto hubo momentos que resultaron un tanto lánguidos, la
mayoría llegaron al abarrotado público y levantaron ovaciones, la mayor cuando
entonó su exitazo “Con las ganas”. Y es que Zahara es una artista singular con
una gran voz y con una cultura musical que le sale por los poros, consiguiendo
hacer canciones que conectan con la gente sin dejar indiferente a nadie. En
definitiva, esta pequeña gira íntima terminó y, aunque no fue un concierto para
enmarcar mereció la pena.
Crítica publicada en La Nueva España
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