BILL LAURANCE GROUP. Festival Jazz Gijón. Teatro Jovellanos,
sábado, 11 de noviembre
La programación del
Festival Jazz Gijón en la presente edición venía cargada de grandes figuras
pero, sin duda, Bill Laurance Group era la más esperada. Hablamos de un grupo
liderado por el pianista Bill Laurance que representa a lo más selecto del jazz
contemporáneo actualmente, que tiene en su haber un Grammy y numerosos premios
avalados por la crítica. Llegó al Teatro Jovellanos y no defraudó.
Composiciones complejas
llenas de armonías profusas con acordes abiertos o tensiones encadenadas,
continuas modulaciones, virtuosismo, cambios de ritmo en compases de amalgama,
amplia paleta de timbres,… Dicho así
puede dar la impresión de que su música está dirigida a oídos demasiado
selectos y exigentes. De otro modo, parece música para entendidos, pero no es
así. El nivel musical de este compositor
y su grupo es tan alto que logra que parezca fácil toda esa complejidad y, por
lo tanto, fácil de escuchar para cualquier público profano en la materia.
Intentar destacar
alguna de las diez composiciones que ofreció durante hora y media es ardua
tarea. El repertorio traía varios cortes de su último disco “Live at Union
Chapel” y algún tema de sus anteriores trabajos, bien en solitario o con el
grupo “Snarky Puppy”. Impresionó la versión en directo de “December in New
York”, con un aire minimalista que por momentos nos recuerda a pasajes de
Ludovico Einaudi fusionado con Pat Metheny y The Bad Plus. En formato trío también pudimos escuchar el animado “The Pines”, más tradicional
contemporáneo, donde el batería Joshua Blackmore se lució con la compleja
polirritmia, creando la base para el virtuosismo del piano y una preciosa
melodía de Bill Laurance. Y viajamos al espacio interestelar
con composiciones como “Aftersun”, con una base arpegiada que funciona como
riff para que Laurance pueda explorar
con su teclado Nord abriendo y cerrando
filtros para modificar el sonido en directo, cambiando al piano
eléctrico Rhodes o experimentando con sonidos lead de sintetizadores. Todo un despliegue de medios que era completado
por el batería con la utilización de un Octapad y el bajista Chris Hyson, que fue
saltando durante toda la velada entre el contrabajo, el bajo eléctrico y un
sintetizador. Del mismo álbum “Aftersun” también pudimos escuchar “Golden Hour”
con gran riqueza de matices y colorido instrumental.
Su particular versión
del clásico “Cucurrucucu Paloma” terminada en un pianísimo exquisito despertó
la sonrisa de los presentes que llenaban la butaca del teatro. Un público que
aplaudía cada intervención y disfrutaba de un trío instrumental capaz de
fusionar todo lo que podamos imaginar. Bill Laurance Group destaca por
creatividad, por calidad técnica y por cuidar al detalle cada sonido, cada
timbre y cada matiz. Así lo comprobamos en el Jovellanos. Por ello Bill
Laurance recibirá y recibe tantos premios, entre ellos un Grammy como he dicho
antes, y bien merecido que lo tiene.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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