sábado, 21 de marzo de 2015

Jazz de lujo en Gijón


Dave Ambrosio Trío. Centro de Cultura Antiguo Instituto.  Ciclo “Jazz en el  centro”. 4 Marzo 2015.

Se dice que los tiempos no están para lujos pero, quizás el concepto de lujo habría que redefinirlo. Así lo entendemos los que asistimos a la presentación del nuevo trabajo discográfico de Dave Ambrosio Trío. Virtuosismo, gran calidad sonora y perfección técnica son los elementos más destacados en  uno de los conciertos más esperados del ciclo “Jazz en el centro”,  organizado por la Fundación Municipal de Cultura. Al contrario de lo que  muchos piensan, lujo y  dinero no siempre van unidos, pues,  por 3 simbólicos euros los asistentes pudieron disfrutar de una velada de  auténtico freejazz, cultivado en las más altas esferas de Nueva York. Evidentemente el aforo estaba al completo. 
 Dave Ambrosio es un contrabajista que decide formar su propio trío  para dar luz a un instrumento que, desde tiempos de Pachelbel permanece en la sombra.  Eso sí, que no falte en ninguna formación porque el vacío puede  producir vértigo. Pero Dave Ambrosio, con un curriculum de los que pesan, encuentra la manera de  darle la vuelta  a  la jerarquía que ocupa su instrumento arropándose con  2 músicos de la élite neoyorkina.  Es evidente la gran compenetración entre los 3 componentes que, desde el principio, logran mantener una atmósfera llena de contrastes dinámicos, en la que el “sonidazo”  cálido  del saxo tenor (Loren Stillman) se fusiona con el timbre redondo  y profundo de un  contrabajo capaz de abarcar todo el registro sonoro del instrumento.  Y para cerrar este perfecto triángulo equilátero, Russ Meissner, un batería que huye de los silencios, creando una base rítmica con patrones bien estructurados e integrando gran parte de las posibilidades tímbricas.  
 La melodía es la base de la construcción de sus temas.  Eso no quiere decir que la armonía estuviera ausente, todo lo contrario, las  melodías onduladas y ascendentes del saxo, en contraposición con otras más quebradas  y descendentes (en varias ocasiones con notas dobles), a cargo del contrabajo logran un desarrollo armónico modal sugerente y asequible para el oído en la mayor parte de los fraseos.   
Cambiando la trayectoria habitual de tocar los temas más potentes y llenos de energía al final de cada concierto optaron por terminar con  una pieza a medio tempo, precedida de otra bastante lenta.  Creo que la elección no fue correcta porque dejaron al público frío (no pidieron bis), aunque muy adecuado para el descanso nocturno, pues al día siguiente  hay jornada laboral.

Me resisto a concluir sin expresar mi admiración por mi vecina de asiento (una señora cuya edad sobrepasa los 80 y a la que no tengo el gusto de conocer), pues  me cautivó desde el primer tema por la intensidad con la que vivió el concierto, eso sí con discreción. 
Mar Norlander para el periódico La Nueva España 

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