Ricardo Arjona:
“Blanco y Negro Tour”. Teatro de la Laboral, sábado, 12 de febrero de 2022.
Ricardo Arjona no
es un artista excesivamente conocido en España, sin embargo, agotó todas las localidades
de los diecinueve conciertos que dará por teatros de toda la geografía, y eso
que el precio de las entradas no es precisamente barato (entre 110 y 70 € la
butaca). La razón es que consigue
congregar a toda la comunidad latina residente en España y la convocatoria del
tour “Blanco y Negro” para dar a conocer sus dos últimos trabajos (“Blanco”,
grabado en el 2020 y “Negro” en el 2021), provocó un despliegue de banderas de
toda Hispanoamérica por todo el Teatro de la Laboral, ondeadas por un público
mayoritariamente femenino y con muchas ganas de cantar.
La comparación de
Arjona con Melendi es inevitable por el estilo y el parecido de la voz, sobre
todo en directo. Los dos carecen de buen timbre, desafinados en ocasiones y con
una técnica vocal muy justa, de hecho, es en los tonos agudos donde más se
parecen. Sin embargo, para ser justa, quizás Arjona cante un poco mejor y con
toda seguridad Melendi es más hábil en metáforas y rimas consonantes. Al menos
las letras del asturiano tienen más sentido y hay menos discurso de género
trasnochado.
Después de que uno
de los ayudantes encendiera las más de 100 velas que decoraban el escenario una
a una, el guatemalteco abrió con “Si yo fuera” enlazada con “Morir por Vivir” y
la presión y contundencia de la banda sonaba espectacular. Impecable diría yo,
si no fuera porque me chirría un poco la trampa de usar pistas grabadas para
reforzar coros y sección de metales en algunas canciones. ¿Qué necesidad hay?
Con nueve músicos de primer nivel encima del escenario, como demostraron a lo
largo del concierto en numerosas intervenciones. Al margen de esta precisión
todo lo relativo al sonido estaba en su sitio: los niveles, la ecualización de
la batería empastada con el bajo y la percusión, el brillo del saxo y del trombón,
los matices del violín, las guitarras, los coros…todo perfecto. Un aplauso para
el técnico de sonido.
Arjona no escatimó
ni estiró los estribillos con más repeticiones de la cuenta y ofreció un
concierto largo donde sonaron, muchísimas canciones de su abundante
discografía, como “El problema” y “Minutos con letra”, reconocidas en el primer
riff de dos segundos o “Apnea” con crescendo apoteósico. Muy destacable el
fantástico arreglo de “Historia de Taxi”, interpretada a ritmo de salsa. Y
muchos fueron los instantes en los que Arjona logró conectar con su público,
por ejemplo, al entonar “La pandemia es la maldita soledad” o con esa oda a la
menstruación que lleva por título “De vez en mes”. Aunque, sin duda, el momento
de mayor conexión y más lacrimoso llegó al cantar en acústico “Mojado”, en
referencia a todos esos migrantes que, como su madre, se fueron a otro país a
trabajar sin papeles para poder sacar a su familia adelante.
Casi dos horas y
media de un concierto con sonido impecable, en el que puede que haya canciones
con versos menos acertados o con mayor fortuna, pero donde más falla Arjona es
en sus discursos que refuerzan unos roles de género tradicionales cargados de
tópicos que están fuera de lugar a estas alturas. Un “latin lover” que se
declara sensible y capaz de llegar al corazón femenino flaco favor hace con
estos discursos del siglo pasado. Por lo demás, un concierto memorable para sus
fans que vibraron como si no hubiera mañana.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España
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