domingo, 28 de noviembre de 2021

Piazzolla x 100 años más



 “Piazzolla X 100”. Festival Jazz Gijón y Sociedad Filarmónica de Gijón. Teatro Jovellanos, jueves, 11 de noviembre de 2021. 


El Festival Jazz Gijón y la Sociedad Filarmónica de Gijón se han unido para homenajear a Astor Piazzolla por el centenario de su nacimiento en un concierto denominado “Piazzolla X 100”, que inaugura su gira en el Teatro Jovellanos. La unión ha sido un acierto total al ser capaces de juntar a los aficionados al jazz, a los adeptos a la música clásica y a aquellas personas que gustan de sabores argentinos tradicionales. Porque la música bien hecha solo es eso: música buena. Y porque así es el legado de Piazzolla: un compendio de sonoridades  adquiridas a través de sus vivencias y de su amplia formación musical fuera de encasillamientos, que ha dado como resultado un estilo propio. 


La idea parte del pianista Federico Lechner, que forma un quinteto junto con el bandoneonista Claudio Constantini, el contrabajista Antonio Miguel, el batería Daniel “Pipi” Piazzolla (nieto del compositor) y la cantante Sheila Blanco. En el primer tema “Balada para un loco” encontramos todas estas influencias de Piazzolla absorbidas a través de sus maestros y admirados compositores, como Nadia Boulanger, Ginastera, Pugliese, Gershwin, Bach o Stravinsky, entre otros. Continuaron con “Milonga de la Anunciación” en la que los dedos de Lechner volaban libremente para dar paso a la dulce y delicada “Ave María”, muy lucida en la voz de Sheila Blanco, una artista polifacética que ha publicado recientemente un interesante disco titulado “Cantando a las poetas del 27”. Para mi gusto su momento más brillante fue durante la interpretación de “Balada para Mi Muerte”, un exquisito tema con una letra desgarradora que requiere echar las tripas por la boca. Y Sheila lo hizo. 


Continuó el recital con “Suite del Ángel”, formada por varias piezas instrumentales en las que el diálogo entre el piano de Lechner y el bandoneón de Constantini fue de lo más enriquecedor. Músicos excepcionales, sin duda, como también lo son el contrabajista y el batería que tuvieron sus momentos de exhibición individual, como parte de la esencia de un concierto de jazz. 


Después de la parte instrumental tan intensa vuelve la voz de Sheila Blanco y se produce un bajón de nivel con “Chiquilín de Bachín”. Ya con los latidos más calmados disfrutamos de la larga introducción pianística de “Vuelvo al Sur” y los fraseos del bandoneón antes de dar paso a una nueva visión del famoso “Libertango”, en el que el batería demostró que no solo tiene un gran apellido, sino que es un fantástico músico. 


El público agradeció la calidad del quinteto con un estruendoso aplauso que no cesaba, hasta que los músicos volvieron al escenario para regalar la entrañable “Adiós Nonino” en un tempo lento, finalizando con “J’oublie”, cantada en francés con gran delicadeza en la voz de Sheila. Un recital diseñado y ejecutado a conciencia para rendir homenaje a uno de los compositores más grandes del siglo XX, capaz de encajar en un festival de jazz, en un auditorio de música clásica o en una fiesta de música tradicional. Necesitamos otros 100 años para descubrir la versatilidad de Piazzolla y su legado de más de 2500 obras. Y necesitamos, sobre todo, conciertos como este. 


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