Alexander Kobrin, Festival Internacional de Piano de Gijón “Jesús González Alonso”. Teatro Jovellanos, miércoles 18 de agosto, 2021.
Hace tres años por estas fechas apuntábamos en este periódico la audacia de Alexander Kobrin al abordar las tres sonatas de Chopin en un mismo concierto organizado por el Festival Internacional de Piano de Gijón “Jesús González Alonso”. El éxito logrado ha provocado que en la presente edición del Festival se haya vuelto a contar con la presencia de Kobrin para el segundo y último concierto del Festival, que sigue apostando por mantener el nivel alcanzado en ediciones anteriores.
El concierto en el Teatro Jovellanos se estructuró en dos partes compactas dedicadas a la música del periodo romántico y Chopin no podía faltar. Varias grabaciones en CD catapultan a Kobrin como uno de los grandes especialistas en el repertorio del compositor polaco y para este recital seleccionó varias piezas de distintas técnicas pianísticas. Para empezar “4 Mazurkas Op. 24” publicadas en 1836 que Kobrin abordó con una técnica que rebosaba sensibilidad, precisión y riqueza de planos sonoros. Continuó con la “Fantasía Op. 49”, compuesta cuando Chopin contaba con 31 años y estaba en un momento de convulsión política. La obra escrita en un solo movimiento con distintas indicaciones de tempo fue abordada por Kobrin con maestría, destacando la soltura con la que ejecutaba los pasajes de octavas terminando en una especie de marcha triunfal. Seguidamente interpretó “Berceuse Op. 57” o canción de cuna, la cual se basa en una serie de variaciones sobre un tema ostinato con una textura y sonoridad compleja que Kobrin demostró conocer profundamente. Finalizó la parte dedicada a Chopin con “Barcarola Op. 60” que Kobrin abordó en un tempo más lento que otros intérpretes, pero con sentido y conocimiento del autor.
Ya en la segunda parte y tras las presentaciones de Andrea García, directora de producción del festival que sustituyó de viva voz al programa de mano habitual que se suele entregar en papel, Kobrin interpretó la obra programática “Cuadros de una Exposición” de Modest Mussorgsky, compuesta en 1874 e inspirada en pinturas de su amigo Víctor Harkman. Aunque esta obra está demasiado manida y puede llegar a resultar cansina -se interpreta cada año-, sigue teniendo mucha audiencia y sigue siendo una apuesta fuerte para cualquier recital. Además, Alexander Kobrin conoce muy bien el repertorio ruso y sobre todo del periodo romántico y su interpretación fue francamente limpia y depurada. La apoteosis del décimo y último cuadro levantó una gran ovación por parte del público y fue correspondida por parte del pianista ruso con una breve pieza de Debussy.
En definitiva, el programa elegido por Kobrin para un recital de piano no es para quitarse el sombrero y no está a la altura de su último recital en Gijón, sin embargo, las obras escuchadas presentan diferentes grados de dificultad y tuvieron una ejecución brillante. Kobrin ha bajado un poco el listón, pero sigue siendo una experiencia escucharle interpretar a Chopin.
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