domingo, 18 de abril de 2021

Olga María Ramos: Reviviendo el Cuplé

 

                        (Fotografía de Ángel González, La Nueva España)

“Evocación al cuplé”. Centro de Cultura Antiguo Instituto, sábado, 10 de abril de 2021.

Aplaudo la iniciativa del Centro de Cultura Antiguo Instituto por traer a su escenario central un género musical olvidado injustamente. Y es que no hay otro género que defina mejor la manera de vivir y pensar de las distintas clases sociales y, sobre todo, del estrato social más callejero y marginal de las tres primeras décadas del siglo XX. El cuplé está cargado de canciones sarcásticas, dobles sentidos, moralidad y picardía fina, todo un compendio de vivencias de las que carecen la mayoría de los libros de historia más voluminosos. La cupletista Olga María Ramos es una de las mayores responsables de que el cuplé siga vivo y con su propuesta “Evocación al cuplé” rinde homenaje a su madre, la cantante y violinista Olga Ramos y el compositor Enrique Ramírez de Gamboa, “El Cipri”.

Ramos vistió el escenario de boas y mantones multicolor (herencia de su madre, confesaba Olga), para rescatar las canciones más representativas del género. Con “Ven y ven” del compositor Álvaro Retana comenzó cantando y atrapando al público que agotó todas las localidades. Y sonaron los versos más conocidos de “Los Amores de Ana”, “Firulí, Firulá”, popularizado por Raquel Meller o el foxtrot por excelencia “Las tardes del Ritz”, entre otras aun más conocidas, si cabe, como el chotis “La Lola” de Francisco Alonso. Había ganas de cantar y de pasárselo bien. También hubo crítica para la cantante Carmen Flores cuando estrenó el cuplé “La Violetera”, a la que Ramos señaló por no ser capaz de cantar con la delicadeza que requiere el tema. Olga le imprimió ese toque de sensibilidad y dinámica que se necesita.

Durante todo el concierto la cantante estuvo musicalmente acompañada por el pianista Pablo Jiménez, que estaba atento a las entradas, salidas y los calderones que alargaba a su antojo la cupletista. Un pianista muy fino que conoce perfectamente su oficio. 

Otro protagonista del concierto fue el asturiano Juan Martínez Abades, el mejor compositor y el “pintor de cuplés” según Olga María. A él le dedicó la segunda parte del concierto rescatando “Mimosa”, “Mala Entraña”, “Agua que no has de beber” y “¡Ay, Cipriano!”, un lujo de canciones que la cupletista escenificó ataviándose con renovado despliegue de mantones.

Se vivieron momentos de nostalgia, sobre todo durante el cuplé que da título al espectáculo “Evocación”, que grabó su madre un año antes de morir.  escuchamos la grabación de “La Reina del Cuplé” durante la primera parte, mientras Olga María hidrataba la garganta con “champán de cañería” (como ella denomina al agua) para ofrecer en directo voz y piano la segunda parte de la canción.  

El espectáculo concluyó a ritmo de foxtrot cabaretero en tempo rápido,  con la popular "Vino tinto con sifón" y el público entregado acompañaba en los coros con discreción. Al terminar hubo esa sensación de incertidumbre que solo he visto en tiempos de pandemia: había ganas de pedir otra y otra, pero no sabemos muy bien cómo actuar por eso de que no se debe cantar, ni moverse, ni, ni...Total que Olga María Ramos nos dejó con ganas de más. 

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 

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