viernes, 20 de diciembre de 2019

The Campbell Brothers: Gospel con mucho SteelO

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The Campbell Brothers. Festival de Gospel de Gijón. Teatro Jovellanos, viernes, 13 de diciembre. 

Es poco frecuente escuchar formaciones con steel guitar, pero tener dos de diferentes tipos en una misma banda de tan sólo seis componentes es muy raro, y si a esto le sumamos el altísimo nivel de cada uno de los componentes sólo hay una que lo cumpla y son “The Campbell Brothers”. Con ellos el Teatro Jovellanos inauguró su tradicional Festival de Gospel, del que ya hemos perdido la cuenta de la edición, convirtiéndose en uno de los festivales de más arraigo de la ciudad.  

La formación neoyorquina presentó “Sacred Steel”, con el que llena los teatros cada noche en esta gira por España. Liderada por Chuck Campbell en el steel guitar, al que comparan con Jimi Hendrix en su instrumento (con razón) y rodeado de grandísimos músicos, empezaron a ritmo de rom pom pom pom en una versión muy particular del famoso “Little Drummer Boy”, en el que pudimos apreciar la altísima calidad del batería (Levi Benett). Que un batería haga un sólo en el primer tema del concierto, salvo Phill Collins y alguno más es totalmente atípico. 

Sonó a todo ritmo “I´ve Got a Feeling Everything’s Gonna be Allright” y fue el momento de lucimiento de Darick Campbell con el Lap steel -la variedad más antigua del steel guitar sin pedales-, que también destacó en la versión instrumental de Sam Cooke “A change is gonna come”. El bajo firme de Darick Benett mantenía la base armónica para que se sucedieran solos y fraseos en los steel y en la guitarra de Phil Campbell, que alternaba solos con el apoyo armónico. Una formación muy sólida con mucho empaste a la que se sumaba la potente voz de Denise Brown, en su tesitura de contralto. 

La única debilidad, quizás, es la base armónica que se quedaba coja cuando el guitarrista hacía los solos: el steel guitar imitaba el sonido de órgano con los acordes y no siempre estaban en el sitio por cuestiones técnicas del instrumento, por lo demás perfecto. 

A resaltar los tempos bien calculados de las canciones para que el espectáculo fluyera y no decayera. El público se mostró encantado con palmas a ritmo de blues, de gospel o del R&B más enérgico, aplaudiendo cada intervención y deseando que no se acabara.  La versión del “I’m going Home on the Morning Train” con el sonido del tren en el steel guitar cambiando de velocidades fue espectacular. 

Y el concierto llegó a su fin pero faltaba el bis habitual.Tocar el “Oh happy day” en los festivales de gospel es como tocar el “Asturias patria querida” en las fiestas de prao,  y la versión de los “Campbell Brothers” no es de las mejores que han sonado en el Jovellanos, ni por los coros ni por los arreglos, pero era necesario. Por lo demás, una de las formaciones más interesantes que han pasado por el Jovellanos en la larga trayectoria de los festivales de Gospel de Gijón.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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