Foto: Ángel González
Concierto de Ilegales en el Festival Metrópoli. Domingo 9 de julio
Metrópoli quiso despedir
esta edición, dejando el listón muy alto, con la mejor banda posible para el
escenario grande. Y nadie mejor que “Ilegales” para tal cometido. Con sonido
impecable, desde el primer bombo-caja de Jaime Belaústegui en “Los chicos desconfían”
hasta el más enérgico final de “Destruye”, todo estaba matizado: volúmenes,
frecuencias, timbres, potencia... De todas las bandas que desfilaron a lo largo
de la semana por este escenario “Ilegales” fue la que mejor sonó. Un aplauso
para los técnicos de sonido, imprescindibles y mencionados solamente cuando
algo va mal.
Varios temas de su
último álbum “La vida es fuego” y una selección de sus joyas más cañeras y
controvertidas formaron el amplio repertorio de la noche. Comenzaron con “Los
chicos desconfían”, destacando el potente sonido Hammond del teclado Nord
conseguido por el último fichaje de la banda, Miguel Vergara, que estuvo
saltando de la guitarra a los teclados durante todo el concierto. Muy fino con
ambos instrumentos, en especial con los teclados en “Hombre solitario” o “Suena
en los clubes un blues secreto”. Después de este tema Jorge Martínez agradece a
LA NUEVA ESPAÑA su distinción como “Asturiano del mes” y continúa con “Agotados
de esperar el fin”, con muchos efectos en la voz para dar un timbre singular y
característico en varios temas de “Ilegales”.
Veintitantos años
después vuelve a incorporarse a la banda el bajista Willy Vijande, en
sustitución del tristemente fallecido Alejandro Blanco. Resuelve su papel de
empaste de bajo y bombo con nota, destacando en canciones como “No me gusta el
trabajo” o “Enamorados de Varsovia”, uno de los más singulares cortes de
“Ilegales” que sonó potentísimo en este concierto.
Para regresar al “Sexo
químicamente puro” toca cambio de guitarra Stratocaster por una Gibson Les Paul
Supreme, “¡qué le vamos a hacer, tengo tantas!”, dijo Jorge en una de las pocas
frases que soltó durante toda la noche. También, con gran solemnidad y emulando
a Arias Navarro, pero sin titubeos, dijo “españoles, Europa ha muerto”, para
interpretar uno de los temas más conocidos de la banda y más aplaudidos de la
noche, junto con “Hola mamoncete”, “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” o “Soy un
macarra”.
Muchos asistentes
esperaban que Jorge Martínez tirara de más verborrea y más provocación para
soltar algún alarido contra lo políticamente correcto entre canción y canción,
pero el líder de “Ilegales” se mantuvo impávido y dejó sus mejores perlas para
el final del concierto. Un magnífico discurso en el que reivindica las “salidas
de tono” de los artistas para poder “ampliar las libertades individuales y
colectivas”, alude a las restricciones impuestas por la Ley Mordaza y,
por último, “en calidad de esperpento”, “como todo el mundo que se sube a
un escenario” nos ofrece su más sincera “bendición ilegal”. Un gran discurso
que puso el remate final a un concierto memorable en el que el público se lo
pasó en grande.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España
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