lunes, 21 de octubre de 2019

Rosa Torres Pardo mejor que Lang Lang




Rosa Torres Pardo. XX Edición del Festival Internacional de Piano de Gijón. Teatro de la Laboral, jueves, 22 de agosto. 

Me consta que hay muchos aficionados a la música pianística que pagarían cientos de euros por asistir a un concierto de Lang Lang, sin embargo han estado reacios a pagar unos pocos euros por escuchar a una eminencia del piano como Rosa Torres Pardo, a juzgar por las múltiples butacas vacías del Teatro de la Laboral. Allá ellos y su supina ignorancia o esnobismo. Sin desmerecer al chino que va sobrado de dedos, de inteligencia, de técnica, de ideas y de todo lo concerniente al piano, pero yo me quedo con Torres Pardo, y más si interpreta a Debussy y Granados, como es el caso de su visita a Gijón para el vigésimo cumpleaños del Festival Internacional de Piano.

Varias veces ha visitado estas tierras y sus conciertos siempre son más que gratificantes, porque es una pianista brillante y segura. Así lo demostró abordando la “Suite Bergamasque” de Debussy, inspirada en las Fiestas Galantes del poeta francés Paul Verlaine. Los contrastes del “Preludio” dieron paso al singular “Menuet”, que Torres Pardo interpretó con soltura y delicadeza. Con la interpretación del famoso “Claro de Luna”, originalmente titulado “Promenade Sentimentale”, y los arpegios picados del “Passepied” dejó claro que la pianista domina totalmente al compositor francés, cuya obra está sólo a la altura de los grandes. 

De Debussy aún faltaba “Estampes”, estrenada por el pianista catalán Ricardo Viñes en 1904, que consta de tres piezas cortas e incluye la maravillosa “La Soirée dans Grenade”, de la que Manuel de Falla comentaba: "No hay ni siquiera una nota de esta música prestada del folklore español, y sin embargo, toda la composición en sus más mínimos detalles, expresa admirablemente España". Con la magnífica interpretación podíamos sentir el ritmo de las castañuelas y el zapateado de los pies. ”Jardins sous la pluie” es la última de las tres piezas de “Estampes” y la más difícil técnicamente, pero para Torres Pardo parecía un juego de niños. 
Pausa necesaria para desconectar del universo debussiano y sumergirse en Granados que, aunque contemporáneo del francés nada tiene que ver. A la pianista no le cuesta conectar con Granados, se podría decir que ya lo lleva en su ADN porque son muchas las horas que ha dedicado a este compositor muerto en un naufragio junto a su esposa, al ser bombardeado por un torpedo alemán durante la Primera Guerra Mundial,

Tres piezas de la historia de amor, de celos y al final la muerte, presente en “Goyescas” fueron la elección de Torres Pardo para finalizar su recital. Esta obra, inspirada en el pintor aragonés y convertida más tarde en ópera, fue interpretada por la pianista con gran solvencia y unidad estilística, mostrando todo el universo rico y complejo que Granados escribió.  Y es que Torres Pardo domina el repertorio español como pocos. En mi opinión, la pianista madrileña interpretando a Granados está a la altura de la gran Alicia de Larrocha, desaparecida hace una década.

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España.

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