jueves, 18 de abril de 2019

Rufus Wainwright: Más allá del pop

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Rufus Wainwright: Gijón Sound Festival. Teatro de la Laboral, domingo 7 de abril.

El Gijón Sound Festival clausura la presente edición con el cantante canadiense Rufus Wainwright, una de las figuras más carismáticas y sobresalientes del pop alejado del  mainstream, si es que podemos englobar dentro del género pop toda la música que hace Wainwright. Con unos cuantos álbumes que consolidan su larga trayectoria -entre los que figuran dos óperas y varias bandas sonoras-, celebra el vigésimo aniversario de su primer trabajo (1998) y arranca la gira en Gijón, presentando un concierto dividido en dos partes: la primera basada principalmente en temas de su primer disco y la segunda con canciones de “Poses” (2001), su segundo trabajo y responsable de su éxito.

Ataviado con impecable traje de rayas y un sombrero propio de los cuentos de Charles Dickens cantó “April Fools”, tal como hacía en sus primeros conciertos. Con una canción fue más que suficiente para comprobar que mantiene la voz en plena forma: su buena técnica vocal y la calidad de su  timbre es más notable en directo que en sus grabaciones. La vena folk está presente en sus melodías y en parte de sus arreglos,-es hijo del famoso cantante de folk Loudon Wainwright III y de la cantante canadiense Kate McGarrigle, de las legendarias hermanas McGarrigle-. La buena formación musical que ha tenido a lo largo de su vida es evidente y lo transmite en sus composiciones, como en “Foolish love” con arreglos propios del music-hall.

Aunque la primera parte del concierto languidecía por momentos, con demasiados temas lentos, siempre había algún t arreglo sorprendente que te sacaba del ensimismamiento, como “Blue” dedicado a Joni Mitchell por su reciente 75º Aniversario en el que Wainwright estuvo presente.

Después del breve descanso salió a escena con una colorida capa para interpretar el disco  “Poses”. Gran disco y curiosos arreglos en directo, con temas como “Greek Song”, cuya melodía está extraída de una ópera de Mascagni. Acompañado por buenos músicos durante toda la actuación sonaron brillantes interpretaciones, como en “Cigarettes and chocolate milk”, con pinceladas sonoras extravagantes y de gran calidad. Para cerrar el concierto una estupenda versión de Lennon y McCartney, “Nothing’s gonna change my world”, que puso al público en pie.

Rufus Wainwright tiene la capacidad de decorar una canción con armonías complejas, modulaciones y timbres sorpresivos más propios de otros géneros  y hacer que encajen en una melodía pop sin que suene a pastiche. Algunos de sus temas son óperas contemporáneas de tres o cuatro minutos de duración. Y es que con las composiciones de Wainwright el género pop amplía sus fronteras, por eso es tan diferente y por ello es tan respetado.

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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