jueves, 14 de marzo de 2019

La fuerza de John Williams



Film Symphony Orchestra: Especial John Williams. Teatro de la Laboral,
viernes, 8 de marzo, 2019.

La propuesta de Constantino Martínez-Orts lleva meses agotando entradas por distintos escenarios españoles. El director de la “Film Symphony Orchestra” ha dado con la clave para conquistar a un público de lo más diverso y que todos los asistentes salgan satisfechos después de  escuchar a una orquesta sinfónica durante más de dos horas. Lo tenía fácil, tan sólo tuvo que formar una joven orquesta de buenos músicos e interpretar bandas sonoras de John Williams. Este formato funciona desde hace décadas en Estados Unidos y en otros países anglosajones, y el éxito se debe a que las piezas son cortas y están en nuestras cabezas. Quién no ha escuchado alguna vez la banda sonora o tan siquiera la melodía  de películas como Star Wars, Jurassic Park, JFK, Indiana Jones, Tintín, Memorias de una Geisha, La Terminal…Dieciocho películas sonaron en el Teatro de la Laboral y, además, hubo concurso online, personajes disfrazados y muchos detalles para convertir una noche sinfónica en un espectáculo de entretenimiento y diversión.


Impregnaron el auditorio de energía positiva interpretando  una de las especialidades de Williams: la fanfarria. “Olympic Fanfare and Theme”, creada para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), fue dirigida con ímpetu sin llegar a extraer toda la fuerza del viento-metal que requiere este tipo de piezas, sin embargo, destacó ampliamente la sección de viento-madera. La sutileza de la flauta solista y la cuerda grave fue lo más destacado durante la interpretación de “Dartmoor 1912” de la película “War Horse”, una partitura de estilo pastoral que rinde homenaje a grandes compositores británicos como Vaugham Williams, Eliot Gardiner o Edward Elgar. Muy destacable la interpretación de una pieza del final de “Encuentros en la tercera fase”: para ilustrar musicalmente la comunicación entre los humanos y los extraterrestres,  Williams se sirvió de un lenguaje textural complejo para sostener un leitmotiv de cinco notas.


Tras la pausa hubo concurso a través de una app: los espectadores tenían que adivinar diez fragmentos que sonaron durante diez segundos para ganar un viaje a Hollywood. Desconozco el resultado de los acertantes, pero melodías como Casablanca, La Pantera Rosa o Juego de Tronos, entre otras, rompieron la dinámica del concierto y dieron paso a la segunda parte.  Sonaron partituras muy interesantes como “Las Cenizas de Ángela”, con la que se rindió homenaje a las mujeres por ser 8 de marzo. El concertino Manuel Serrano se lució con la adaptación musical de “El violinista del tejado”, y la sección de percusión brilló con la marcha diabólica de “Las brujas de Eastwick”, una partitura muy del estilo de otro de los grandes de Hollywood: Danny Elfman.


Para finalizar una de las bandas sonoras más influyentes de la historia del cine, en la que cada personaje y cada objeto tenía su leitmotiv: Star Wars. La “fuerza” acompañó a la orquesta en una Interpretación magistral de la escena en la que la princesa Leia condecora a Han Solo y Luke Skywalker tras destruir la Estrella de La Muerte. Algunas espadas láser se encendieron entre las butacas y el público se entregó a un entusiasmado aplauso que tuvo su recompensa. La orquesta, en actitud divertida y con espadas láser en mano (los arcos de violines y chelos) volvió a escena para interpretar la solemne “Marcha imperial” y la divertida “Cantina Band”. Sin duda, un éxito que marcará tendencia.
Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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