martes, 12 de junio de 2018

OSPA: Despedida de Calidad


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OSPA. Teatro Jovellanos. Jueves, 7 de junio.

Con un programa capaz de aunar  calidad a raudales y comercialidad, resulta inexplicable la poca afluencia de público al concierto de despedida de la temporada de la OSPA  en el Teatro Jovellanos.  Es cierto que el programa anunciaba el estreno  absoluto del “Concierto para violonchelo” de  Israel López Estelche  y que, por razones ajenas a la orquesta –según se informó-, el programa se cambió. Ahora bien, seguro que la obra del compositor cántabro hubiera sido un concierto de gran calidad pero las propuestas de sustitución son más que justificadas para llenar un auditorio:  “El Moldava” de Smetana  y la “Obertura- Fantasía” de Romeo y Julieta del compositor Chaikovsky. 

Para empezar la OSPA, como si de un Drone se tratara,  nos agarró por la nuca con suavidad y nos trasladó a la selva de Bohemia, para ver cómo nacen los dos afluentes del río Moldava, a través de unas serpenteantes melodías de las flautas por un lado y los clarinetes por otro, sostenidos por unas cuerdas juguetonas. Presenciamos el encuentro de los dos ríos a  través de una melodía reconfortante y difícil de olvidar.  Esta bella melodía se diluía por momentos: cuando nos alejamos un tanto del río para contemplar una escena de caza, con los metales a pleno rendimiento, o cuando presenciamos una boda campestre y nos apetecía sumarnos a la fiesta y ponernos a bailar. Después de pasar una noche jugando con las ninfas vivimos momentos intensos, con las percusiones a pleno rendimiento, en los rápidos cuando el agua choca con violencia  contra las rocas y cuando vuelve a aparecer el tema principal, un tanto modificado, para festejar la llegada del río a la ciudad de Praga.  Todas estas vivencias y otras más, fuimos capaces de imaginar,  gracias a una fantástica interpretación de la orquesta y una elegante dirección, como siempre, de Rossen Milanov. 


Tras los merecidos aplausos llegaba la segunda obra. No hay duda de que las tormentosas vivencias de Tchaikovsky dieron lugar a una intensa manera de comprender el drama de Shakespeare y de ahí surge esta Obertura- Fantasía. El amor, la muerte y las luchas de poder en torno a Romeo y Julieta son interiorizados por el compositor capaz de plasmar en la partitura toda esa intensidad en forma de desgarradoras melodías, que son ensombrecidas por momentos de tensión, que vaticinan poco a poco el drama final de la obra. De nuevo Rossen Milanov supo captar la esencia de la partitura de Tchaikovsky y plasmar toda la intensidad en su interpretación. 

Tras el descanso pudimos escuchar el carácter alegre y juguetón de la “Obertura op. 24” de  “Colas Breugnon”, cuyo compositor, Dimitri Kabalevsky, es uno de los inmerecidamente casi olvidados del siglo XX.  Una obra basada en la novela homónima de Romain Rolland, cuya Suite para Orquesta, -compuesta posteriormente a la ópera inicial- bien merece ser representada  en su totalidad. 

Para cerrar el concierto la “Sinfonía nº 6” de Shostakovich, una obra de estructura un tanto diferente y, quizás por ello, menos interpretada que otras del autor, como los “Cuartetos de Cuerda” o la emblemática “Sinfonía Leningrado” pero, sin duda,  de gran calidad artística.  El “Largo” del primer movimiento tiene una densidad armónica conmovedora, que contrasta con la riqueza rítmica del segundo movimiento, con pasajes de diálogo entre el viento-madera y la cuerda, y terminando de forma súbita. El último movimiento de carácter alegre y saltarín es un magnífico cierre de obra y también de temporada de OSPA, que se despide con la satisfacción de haber ofrecido un repertorio de gran altura a lo largo del año. Sin duda, quedamos ansiosos de conocer la programación de la próxima temporada.


Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España

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