miércoles, 28 de febrero de 2018

MANDO DIAO: Talento Sueco


MANDO DIAO. Sala Albéniz, 23 de febrero.
 
Cita ineludible con “Mando Diao” en la sala Albéniz para escuchar su último trabajo “Good Times”, noveno disco de la banda sueca que agota las entradas en cuanto asoma el cartel. Las críticas habían sido duras -conste que no comparto ese punto de vista-, con su anterior trabajo en inglés “Ælita', por haberse alejado de su esencia roquera y apostar por la proliferación de la electrónica y los sonidos de sintetizadores. Con otro disco posterior cantado en sueco y la fuga de un pilar de la banda, retoman ahora ese sonido de garaje sesentero más crudo y desenfadado con el que se consolidan como uno de los grupos más punteros del género. Y merecido lo tienen.

 De teloneros OBGMs: una banda de punk rock canadiense que aporta un timbre particular por la variedad de sonidos lead con el sintetizador  muy estilo Moog. Unos minutos para el cambio y suenan los redobles de “Il Mercenario” de Ennio Morricone mientras  “Mando Diao” se parapeta detrás de los instrumentos para asaltar nuestros oídos con las guitarras de “San Francisco Bay”, uno de sus grandes éxitos. Llegó “All the Things”, de su nuevo disco y el público ya se la sabía, aunque no tanto como  “White Wall”  y su estribillo  “La la teacher my, la la teacher for you”.  Y es que esta banda tiene un especial talento para componer melodías que suenan frescas  y pegadizas a más no poder.  Debe ser cosa de los suecos. 

La temperatura de la sala iba in crescendo en todos los sentidos a base de los nuevos temas de “Good Times” y de grandes canciones de la banda cantadas por un descamisado Björn Dixgard, con su peculiar timbre ronco a medio camino entre Rod Steward (me acuerdo de él cuando cantan “Shake”)  y Sergio Dalma (de este último me refiero al timbre no a su forma hortera de cantar). Hacía cada vez más calor y el público entregado coreaba  temas como “Mr Moon”, “Voices on the Radio” o la famosa “Gloria” dedicada a alguna Gloria gijonesa. Tema tras tema Björn acusaba más ronquera, si cabe.  Pero no por ello escatimó frase alguna y se entregó a tope hasta los bises. El primero “Shake” y para finalizar todos bailando al ritmo de “Dance with Somebody”, un temazo que desató la locura en la sala Albéniz.  Con la adrenalina por las nubes desalojamos la sala coreando en nuestras cabezas el estribillo, con la sensación de haber sido protagonistas de un gran concierto ofrecido por esta talentosa banda sueca.  Para repetir.

Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 





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