miércoles, 22 de noviembre de 2017

Isaac Turienzo: “30 años de Jazz”



  Festival Jazz Gijón 2017.  Teatro Jovellanos, 9 de noviembre, 2017.

El Festival Jazz Gijón inauguró la temporada con el pianista más internacional y más respetado que tenemos en Asturias.  Isaac Turienzo, nacido en Gijón, cumple “30 años de Jazz” y quiso celebrarlo con sus paisanos en el Teatro Jovellanos. Dónde mejor. 

Con aire flamenco inició su primer tema, “Lush Life” de Billy Strayhorn, y lo transformó en bebop pasando por la bossa nova, estilos que fusiona habitualmente en su repertorio.  Todo un espectáculo de virtuosismo y de riqueza armónica en un tema de diez minutos, que supo  dulcificar por momentos  para que al público le diera tiempo a coger aire y exponer sus oídos al siguiente fraseo.  Pero no nos engañemos, Turienzo no se caracteriza por buscar sonoridades consonantes afines a un público mayoritario.  Y se lo agradecemos.  Para eso ya hay muchos otros.
 
Velada de homenajes, comenzando por el flautista Jorge Pardo, un habitual compañero de escenarios, y para ello Turienzo interpretó el precioso tema “De Picos Pardo”, con un estilo menos flamenco que el original y unas improvisaciones más cercanas al bop y al cool jazz.  Homenaje también para el gran Tete Montoliu -que siempre está en su memoria-, ya con Miguel Ángel Chastang (contrabajo) en el escenario, formando un dúo lleno de ricos matices.  El estilo inconfundible de  Thelonious Monk también estuvo presente para lucimiento de Turienzo y Chastang, cómplices de cada sonido y cada fraseo.

El trío al completo, tras la incorporación del batería Fernando Arias,  ofreció un recital  muy variopinto consiguiendo que el tiempo se detuviera para los presentes en el teatro:  la balada de Ivan Lins “Começar de novo”, con la que Turienzo acostumbra a abrir sus recitales, una versión muy especial de “Bésame mucho” a compás ternario o el estándar de origen francés “Autumn Leaves”, con aires renovados por el pianista, comenzando en tempo lento y alcanzando una velocidad vertiginosa donde captamos sonoridades originales.  A estas alturas es difícil escuchar alguna versión novedosa de este tema, pero ahí estaba.  

En los conciertos de Turienzo no puede faltar algún tema tradicional asturiano, y para la ocasión una magnífica versión jazz de “Santa Bárbara bendita”, que lleva con orgullo por los escenarios de todo el mundo. Para cerrar el recital, después de “Caravan” (Duke Ellington) en el que destacó el magnífico solo de batería,  “Balada para Tete”, una genial composición de Turienzo con la que disfruta y exhala admiración por todos los poros hacia el gran Tete Montoliu.

Un gustazo escuchar  la cantidad de registros que ofrece el trío, mostrando calidad técnica, empaste, virtuosismo y amor por lo que hacen.  El público supo recompensar el trabajo y la trayectoria de tres décadas con una gran ovación.



Crítica de Mar Norlander publicada en La Nueva España 

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