jueves, 6 de julio de 2017

Leiva, una bomba en directo



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Concierto de Leiva en el Festival Metrópoli. Viernes 30 de junio

Hay un grupo de artistas en los que no gastaría ni un euro en comprar sus discos, prefiero escucharlos en alguna plataforma de descarga gratuita y no muy a menudo, porque cansan. Leiva es uno de ellos. Su voz no me convence: un timbre sin cuerpo, sin resonancia, con una tesitura que se mueve en un registro limitado medio-agudo y falto de matices, con atisbos de desafinación -aunque eso está de moda- y una colocación de la voz en la garganta sin presión del diafragma. Particularmente me desagrada. Sus letras tampoco me convencen: casi todo gira en torno a amores, desamores, a lo que fuimos, a lo que nos quisimos y bla, bla, bla, demasiado manidas a estas alturas. En lo que concierne a la parte arquitectónica de las canciones sí que hay una buena construcción instrumental,  buenas ideas, buenos arreglos y una producción impecable que lleva el sello inconfundible  de Carlos Raya.

Pero me faltaba el directo.  Leiva llegó a Gijón de la mano de Metrópoli para presentar, su último y tercer trabajo en solitario desde que decidió disolver Pereza. Desató sus primeros “Monstruos” con “La lluvia en los zapatos”, la “Guerra Mundial” y también soltó sus “Animales”, un antiguo  éxito de su etapa con Rubén Pozo, el otro alma máter de Pereza. Para el tercero o cuarto tema de la noche mi opinión sobre Leiva había cambiado totalmente. Su voz, con un punto de ronquera, tenía cuerpo, fraseaba perfectamente empastando con los coros y dejaba de ser el típico cantante “popy” con toques roquerillos para convertirse en un vocalista de banda de  rock & roll auténtica. Toda una sorpresa para mí. 

Casi dos horas de concierto en el que el recinto abarrotado de público hasta las vallas disfrutó de sus  éxitos con “Pereza” y  en solitario, que ya suman unos cuantos. Sin pausa entre tema y tema se sucedían canciones arropadas por la “Leiband”, un pedazo de banda capaz de convertir  canciones insulsas y pensadas para lograr un rápido  éxito en el mainstream,  en grandes temas: “Estrella Polar”, “Princesas” o “Sincericidio” son buenos ejemplos de ello. Muy destacables los arreglos del Hammond en las manos de César Pop, así como la riqueza rítmica en el tándem formado por Luismi Huracán (percusión) y José Bruno (batería).  Buen sonido del bajo a cargo de Manolo Mejías y brillantes los metales de Tuli y Gato Charro. Los riffs de guitarra de Juancho Sidecars empastan perfectamente con la Telecaster de Leiva, destacando algunos temas como “Superman”, “Electricidad” o “Terriblemente Cruel”. 

Sin duda, lo mejor de Leiva es la piña que forma con sus músicos, se lo pasan bien encima del escenario y son capaces de transmitir esa complicidad que hay entre ellos en cada tema y en cada arreglo. Así que después de este concierto probablemente seguiré sin comprar sus discos, pero cuando tenga ganas de escuchar una buena banda de rock & roll  Leiva y su Leiband será una de mis opciones. En directo son un bombazo. 

Crítica de Mar Norlander para La Nueva España 

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