martes, 20 de junio de 2017

Aplausos que huelen a respeto



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Lazy Lester & His Lazy Boots.  Sala Acapulco del Casino de Asturias.  Sábado 17 de junio.
El ambiente que se respiraba en la sala Acapulco, en los minutos previos al concierto, presentaba ciertas diferencias respecto a otros eventos. Hablamos del gran Lazy Lester, toda una leyenda del swamp blues que permanece encima de los escenarios cuando está a punto de cumplir 84 años, nada menos. En el ambiente se palpaba la admiración y el respeto por lo que fue y por lo que es.
La banda que acompaña a Lester, Lazy Boots, abre el concierto con un blues bastante animado de estructura clásica. Al finalizar el segundo tema dan paso “al gran maestro Lazy Lester” y es recibido con una gran ovación. “No os veo pero sé que estáis ahí”, fueron sus primeras palabras con acento escocés y seguidamente pudimos disfrutar de un buen número de éxitos de blues y rock and roll, algunos con sesenta años de vida. Su edad no es impedimento para estar dos horas encima de un escenario, cantando y alternando solos de armónica y guitarra acústica y dejando claro que en el manejo de la armónica se mantiene en forma.
Nos llama la atención la falta de bajista, ya que el “walking bass” en el registro grave está presente y, además, los grupos de blues “siempre” llevan bajista. En este caso no. Las  funciones del bajo quedan resueltas por los dos guitarristas que se  intercambian el papel según les conviene. El resultado no está mal, de hecho en la primera mitad del concierto me convence la ausencia del bajo, aunque, quizás en la segunda parte mis oídos echan de menos las frecuencias más graves y el ataque que produce ese instrumento. También es significativo la diferencia de sonido de las dos guitarras: siendo las dos Stratocaster, las manos de César Crespo consiguen sacar un timbre más redondo y atractivo, sin embargo, la guitarra de Álvaro Bouso suena seca y nasal. Técnicamente los dos son bastante buenos. La batería de Carlos Arsuaga estuvo precisa, consiguiendo amarrar con firmeza algunos pequeños desajustes de tempo que se pudieron captar. La interpretación más brillante de la noche corre a cargo de Emilio Arsuaga: sus solos de armónica y sus contestaciones a la voz de Lester no pasaron desapercibidas para un público acostumbrado a escuchar buen blues.
Pero lo que más llama la atención son las muestras de  respeto y de admiración por parte de los músicos hacia el gran maestro, amoldándose en todo momento a sus necesidades, supliendo algunas carencias audibles y tomándose el tiempo necesario para cada tema. El mismo respeto y admiración que mostró el público con  intensos aplausos en cada intervención y manifestándose con una gran ovación final que fue agradecida por el gran Lazy Lester. Sin duda, un buen concierto. 
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España 

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