sábado, 6 de junio de 2015

Diego el Cigala, el duende estaba serio

Diego El Cigala. Concierto en el Teatro La Laboral de Gijón.
Sábado  30 de mayo, 2015.

Pasadas las ocho y media el cantaor se arrancó con “Las doce acaban de dar”, un martinete popularizado por Camarón de la Isla que Diego El Cigala dulcificó con su voz a capella. Digo que lo dulcificó porque en los melismas le faltaba un pellizquito de agudos y desgarre natural, pero le añadió sentimiento y profundidad a un precioso timbre cargado de armónicos.  Siguió con el cante de minas “Se me apagó el Candil”, acompañado a la guitarra por Diego del Morao, el hijo del consagrado Moraito Chico. Es increíble cómo toca este guitarrista y qué lujazo  escuchar a los dos Diegos mano a mano haciendo lo que mejor saben hacer. Puro arte. Las dos figuras estaban acompañadas por los palmeros Juan Grande y Ane Carrasco y por el compás de Sabu Porrina en el cajón. El cuadro flamenco se lució en pleno a ritmo de alegrías con su “tirititran tan tan”, que encendieron a un teatro casi lleno y con ganas de cantar, aunque se contuvieron. La noche pintaba flamenca como si de un tablao se tratara.

El Cigala vino para presentar “Vuelve el flamenco”, un álbum dedicado a Paco de Lucía y grabado  en el Palau de la Música en directo.  Pocos temas de su disco escuchamos en esta velada de hora y media, el cantaor optó  por escoger un repertorio más amplio rescatando temas de discos anteriores (tocados al más puro estilo flamenco) y temas muy populares de grandes del cante como Camarón o Enrique Morente.  
Una versión especial de  la soleá “Fuí piedra” sonó muy grande con la introducción complejísima y espectacular del guitarrista Diego del Morao, pero la euforia de los presentes la desató su interpretación personal del conocido tango “Nostalgias”, extraído de su disco “Cigala y Tango”. Precioso tema y preciosa versión.
Después de que el cuadro flamenco se desatara en un vertiginoso tema instrumental (talmente parecía que había tres guitarristas) volvió El Cigala al escenario para cantar el fandango “La fuente del querer”, tema que sí está en su último disco.  También rescató las canciones “Compromiso” y “Corazón loco” de su trabajo “Dos lágrimas” que cantó con mucho sentimiento, y terminó  por  bulerías con fragmentos de Camarón y aquel verso que dice “era tan grande mi dolor (...) por Dios llamarme a otro doctor”. Es una pena que El Cigala tenga esa costumbre de levantarse y alejarse del micrófono antes de concluir la última frase. Sólo le escuchan las primeras filas.
El público reclamó insistentemente más flamenco y Diego el Cigala volvió a salir junto con sus músicos para darnos pequeñísimas propinas.  Un par de versos cantados y tocados sin micrófonos fue todo. Los que estábamos de la mitad hacia atrás no le oímos.

Quizá, su voz no estuvo del todo afilá, quizá, la cejilla de Diego del Morao se bajó algún traste para comodidad del cantaor, quizá, alguna pena o nostalgia le corroía por dentro, quizá, estaba más serio de lo normal, quizá, las críticas hayan sido demasiado duras con Diego en las últimas semanas. Sin duda alguna, El Cigala es uno de los más grandes cantaores que hemos tenido y, sin duda alguna, aunque no fue su mejor noche, por los aplausos recibidos el cantaor sabe que siempre será respetado y bienvenido a Asturias. 
Crítica de Mar Norlander para el periódico La Nueva España


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