jueves, 23 de abril de 2015

La sombra de Hendrix

Miércoles 1 de Abril.  Sala Acapulco

¿Fue la sombra de Jimi Hendrix la que planeó por Gijón  la noche del pasado miércoles 1 de abril, durante más de una hora? O era su sombra o su espíritu se apoderó del guitarrista Parker Griggs en algún momento de su vida, pues hubo instantes en que cerramos los ojos y sentimos su presencia.  Griggs es el creador de la banda americana Radio Moscow y llegan a la sala Acapulco de la mano de “The Promouters”. Abro paréntesis para resaltar la labor de estos promotores que se lo curran mucho y que gracias a ellos este año  hemos podido disfrutar de bandas como “Siena Root” o “Dewolff”. Cierro paréntesis y sigo con la estrella de la noche.
Radio Moscow es una banda de Iowa formada en el 2003 por Parker Griggs, cantante, guitarrista y compositor. Por esta formación han pasado numerosos músicos, hasta los actuales Paul Marrone (batería) y Anthony Meier (bajo) que, junto con Griggs presentan su disco “Magical Dirt” por varios países de Europa.  La actuación tuvo mucho de “magical” y también algo de “dirt-y”.  Vamos con lo mágico. Desde el primer tema “So Alone” hasta los bises, nos sumergimos en un sonido hipnótico de hard-rock setentero con psicodelia y blues, donde se evidencia el protagonismo de la guitarra, capaz de crear brutales riffs, de los que enganchan, y escupir solos vertiginosos y aullantes para impactar a un aforo bastante repleto. Pentatónicas menores, acordes de dominante con novenas aumentadas, bendings dobles al unísono, abuso de wah-wah y feedbacks, slides, peculiares delays setenteros…. y un sinfín de detalles técnicos son la justificación de porqué hablo de la sombra de Jimi Hendrix. En las composiciones de Griggs también hay influencias de Cream, Led Zeppelin, Blue Cheer  y un montón de bandas de primera línea que contribuyeron a crear uno de los estilos más increíbles del siglo XX.
Menos mágico fue la parte del sonido. Sabemos que un concierto de rock requiere grandes dosis de decibelios, pero fue excesivo, de hecho hizo recular a algunos asistentes que se habían apresurado a ocupar las primeras filas. Además del volumen se abusó de graves, creando por momentos una bola sin definición. Me consta que ellos lo quieren así, quizás buscando esa sonoridad retro, pero creo que es un error, ya que las posibilidades técnicas actuales permiten un sonido mucho más claro y definido sin perder la esencia. En su día lo pudimos comprobar con el concierto de Dewolff, en el mismo escenario y con el mismo equipo. En cuanto a la voz de Griggs, una leve ronquera acentuaba aún más su habitual timbre rajado. Sus melodías vocales son monótonas y repetitivas y sus letras no dicen nada interesante. ¿Qué importancia tiene? Está claro que Griggs canta para no convertir la banda en un trío instrumental.  Sabe que eso no vende por muy clon de Jimi Hendrix que sea.
En definitiva, probablemente debido al cansancio por haber actuado el día anterior en Madrid  Radio Moscow no tuvo su mejor noche en Gijón, de cualquier forma mereció la pena escuchar a una de las mejores bandas de rock actuales, cuyos  largos solos de Stratocaster son capaces de cortar la respiración por momentos.
Crítica de Mar Norlander para La Nueva España, publicado el 8 de abril. 

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